La semana pasada se llevaron a cabo manifestaciones en Maoming, en Guangzhou, contra la construcción de una planta petroquímica en esa ciudad. El gobierno local aceptó que la policía agredió “accidentalmente” a los manifestantes.
Las protestas del pasado fin de semana contra la construcción de una planta petroquímica en la ciudad de Maoming, en la provincia sureña de Cantón, se extendieron durante los últimos días a otras ciudades importantes de la zona como la ciudad industrial de Shenzhen.
En Shenzhen una manifestación de 30 personas llevaba paneles para protestar en contra del proyecto que prevé la ampliación con una planta de paraxileno de la actual fábrica petroquímica de la ciudad de Maoming, operada en conjunto por el Gobierno local y el gigante petrolero chino Sinopec.
El paraxileno es tóxico para el organismo humano y ha sido una de las mayores causas por las que han protestado los chinos estos últimos años. Se trata de un un compuesto químico esencial para el procesamiento de botellas de plástico y el poliéster. China es el mayor productor y consumidor de este químico desde el año 2010. Sin embargo Xinhua publicó el año pasado una editorial en la que indicaba que el paroxileno es tan tóxico como “una taza de café diario”.
El pasado fin de semana cerca de un millón de personas salieron a protestar en Maoming contra la ampliación de la planta petroquímica. El Gobierno de Maoming reconoció que las fuerzas de seguridad agredieron "accidentalmente" a algunos manifestantes. Mientras crecen los rumores de que quince personan han muerto como consecuencia de los enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Este tipo de altercados se conocen como " incidentes de masas" y el número de heridos es considerado secreto de estado.
La respuesta de la policía fue dura en Maoming. Circularon por weibo fotos de los heridos que no dejan dudas al respecto. En China, según ha confesado el mismo presidente Xi Jinping, el problema de la contaminación ambiental es uno de los mayores desafíos a venir. El gobierno ha tomado cartas en asunto como la restricción de algunas plantas en ciertas zonas, la limitación de las matrículas de automóviles en Beijing, Shanghai, Tianjin, Shenzhen, Hangzhou, Chengdu, Shijiazhuang, Chongqing, Qingdao y Wuhan.
Sin embargo una gran mayoría de los chinos considera que no se hace lo suficiente para prevenir la contaminación severa y es por ello que las manifestaciones se multiplican. A pesar de la dura represión el gobierno local de Maoming intentó poner paños fríos a la situación. “No hay un calendario establecido para el proyecto y no vamos a iniciar la construcción sin llegar a un consenso entre los residentes”, dijo el alcalde de la ciudad, Luo Yueliang, en una rueda de prensa el pasado tres de abril.
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