Mientras el número de usuarios de Wechat, la aplicación más utilizada en China, se multiplica en los mercados de América Latina; aún hay un tema que preocupa al gobierno chino: los llamados “círculos de amigos” de la popular aplicación.
La comercialización de igual-a-igual en WeChat ha proliferado ampliamente. Este tipo de comercio electrónico, también llamado P2P por sus siglas en inglés “peer-to-peer”, gira en torno a pequeños grupos de personas invitadas por un usuario, que busca vender sus productos a sus contactos.
El pasado 21 de mayo, el gigante del Internet chino Tencent, compañía matriz de la plataforma de mensajería con más de 800 millones de usuarios activos, anunció nuevas regulaciones poniendo límites a la capacidad de los usuarios para vender sus productos a través de sus redes de amigos.
El último anuncio de Tencent remarcó que los círculos de amigos deben de ser "redes basadas en relaciones de conocidos" y no "plataformas para negocios". Pero esta medida, y la cobertura negativa por parte de los medios del estado que la precedió, apuntan a una invasión creciente de las autoridades para reprimir la esfera activa en línea de China.
Las plataformas de medios sociales chinos están constantemente bajo el ojo de las autoridades, y WeChat no es ajeno a la represión. Si bien el gobierno ve a los medios sociales como una ventana útil para supervisar la opinión pública, al mismo tiempo teme el poder que puedan tener estos medios para difundir información políticamente sensible o para movilizar a los opositores en movimientos de masas organizados.
Hace dos semanas, el gobierno chino inició una campaña de un mes para eliminar las malas prácticas en los servicios de mensajería instantánea como WeChat. La campaña combatirá a quienes propaguen rumores e información relacionada con la violencia, el terrorismo y la pornografía, así como a quienes usen los mensajes instantáneos para cometer fraudes.
El 16 de abril, el Diario del Pueblo escribió una aguda crítica a la plataforma, reclamando que el "discurso incorrecto y los rumores sociales" en WeChat hacen difícil a los usuarios "juzgar entre lo verdadero y lo falso." El artículo se quejó de los círculos de amigos proporcionados por la aplicación móvil.
A mediados del año pasado, China lanzó una campaña "anti-rumor", que prohíbe publicar contenido políticamente indeseable que sea compartido más de 500 veces.
"Supongamos que cada círculo de amigos WeChat tiene 100 personas", fue el argumento. "Si cada uno de estos 100 personas reenvía un mensaje sólo una vez, el número de hacia delante puede llegar a 10.000." Al parecer, ese es el poder inherente de las redes sociales, y es lo que parece desconcertar tanto a las autoridades chinas: no poder dominar en su totalidad la comunicación de masas.
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