El historiador Manuel Pérez García llegó hace tres años, invitado por la universidad de Tsinghua. Su centro de estudio es el consumo. ¿Cómo cambian a una sociedad los productos que se intercambian y viajan atravesando el mundo?
Consumidor Final
Comprar/ vender/intercambiar /consumir/ apropiar/ gastar el mercado como acelerador de partículas sociales. Eso es lo que vio el historiador Manuel Pérez García cuando empezó a estudiar como habían cambiado pautas de consumo en Europa, a finales del siglo XIX.
Poco después de haber terminado su tesis en Florencia sobre el tema. Recibió una invitación de la universidad de Tsinghua y después de dudarlo unos meses decidió aceptar la propuesta. Empezó a interesarse en la historia de chico, cuando figura la del Cid Campeador o Cristóbal Colon, empezaron a fascinarlo. Poco más tarde un tío historiador fue quien lo fue guiando hacia la historia como carrera profesional.
Sus investigaciónes de doctorado involucraba a China como un actor principal dado que su trabajo se centraba principalmente en el impacto que producían los bienes de consumo: productos exóticos que venían tanto del mercado atlántico, como del asiático. De este último la seda y la porcelana procedentes de China fueron nuevos elementos que penetran en la economía doméstica de las distintas naciones europeas del siglo XVIII y XIX. Estar en el país le permitía continuar sus investigaciones. Pero además, la universidad de Tsinghua le proponía un puesto que pocas universidades occidentales tienen vacantes para un joven que acaba de doctorarse.
China se presentaba, como para muchos hoy en día, como un inmejorable horizonte laboral. “Ahora mismo estamos en una época global que se debe renovar a partir de la crisis financiera y económica. Para renovar tanto el sistema del mercado laboral, como la economía de los países occidentales, son dos los conceptos fundamentales: la diversidad y la movilidad, conceptos ligados a la internacionalización de las distintas instituciones de cada país. Con lo cual, en mi campo, como investigador y como profesor universitario, el tener una experiencia internacional, ya no sólo en Europa, sino también en Asia o América, es fundamental viajar para enriquecer y complementar mi carrera”, dice.
Así es como después de haber estudiado en España, su tierra natal, en Florencia y en Estados Unidos decidió instalarse en China, en donde lleva ya dos años y medio y en donde continua sus investigaciones ligadas al consumo.
¿En qué momento te inclinaste por las familias, en especial, por las élites como centro de tu estudio?
Fue cuando ya empecé a desarrollar mis estudios universitarios, allí tuve la fortuna de conocer a los profesores que me han formado toda la vida, con quienes sigo compartiendo mis proyectos de investigación (Juan Hernández Franco y Francisco Chacón Jiménez), ellos tienen un grupo de investigación en Murcia sobre los grupos de familia y grupos de poder para casos de Europa y Latinoamérica. Yo entré a participar en este grupo de investigación, desde 1999, en seminarios, proyectos y grupos de debate.
La élite, grupo económico dirigente, no necesariamente pertenece a la aristocracia o grupos nobiliarios. Si bien en muchos casos coincide, también podemos hablar de una élite artesanal, campesina. Al fin y al cabo, la familia es el núcleo básico para poder investigar los distintos canales de cambio de consumo o políticos.
¿Cómo el consumo cambia una sociedad? Ahora el consumo es considerado como un nuevo valor en China.
El consumo tiene evidentemente un impacto vital en cualquier sociedad y en cualquier época. Está vinculado, por un lado, a la circulación del capital humano (los comerciantes como mediadores, canalizadores de las nuevas pautas de consumo) y por otro lado, la circulación de nuevos productos, sobre todo aquellos que circulan transcontinentalmente. Durante el sig loXVIII y principios del siglo XIX era mayor la circulación de los productos de Asia a Europa, que en el sentido contrario. Eso tenía que ver con la mentalidad de la cultura asiática, que buscaba preservar la antigua civilización china, que no se mezclara con elementos occidentales. Se trataba de dar mayor salida a los productos chinos al extranjero, pero no se recibían muchos. En el siglo XVI, XVII y XVIII con el surgir de nuevas compañías comerciales, y con el descubrimiento de América se abre un nuevo ámbito de mercado. Esta integración de mercado permite una salida de los productos chinos para occidente, lo cual tuvo el efecto de abrir nuevos gustos, nuevas modas. Ejerció una fascinación más fuerte en la sociedad occidental.
¿Cómo empezó a investigar sobre el consumo?
Fue un tema al que no pensaba llegar, pues al principio, mi tema de investigación en la Universidad de Murcia (donde hice mi carrera) era el estudio de grupos familiares de la aristocracia, la nueva élite que se venía formando a fines del S. XVIII, principios del S. XIX, durante el reinado de la Corona de Castilla, con la renovación que se estaba produciendo tras la revolución francesa, la adaptación al nuevo sistema político liberal. Mi tema de estudio cambió cuando fui a Florencia. Mi tutor de tesis tuvo en mí una influencia muy importante, él fue quien me guio al tema del consumo. Me costó mucho adaptarme a la nueva temática. Pero de todas maneras, nunca dejé el tema de la familia. Los grupos familiares son el núcleo básico, motor de cambio social, político, económico en cualquier tipo de sociedad.
Lo que me dedique a estudiar fue la economía doméstica, por la vertiente de la cultura material, las pautas de consumo, que mueven a las familias a variar sus gustos hacia un nuevo tipo de moda. De alguna forma, este hecho se debió a la penetración de los productos exóticos que venían de Asia, específicamente de China en el siglo XVIII y XIX, lo cual tuvo una confrontación muy fuerte con las sociedades tradicionales que tenían su cultura muy arraigada. Es allí cuando se produce el choque, esa confrontación tradición-modernidad. No sólo hablamos de cambios en los gustos y las modas en el inmobiliario del espacio doméstico, sino también en la indumentaria, nuevas formas y usos de vestir.
¿Junto con los elementos de consumo, también llegaron libros desde Asia?
Además de los comerciantes, también las misiones jesuíticas juegan un papel importante como conductores del nuevo conocimiento, con los diálogos que se producían entre Oriente y occidente.
¿De qué manera el libro El sueño de la mansión roja se ve influenciado por todo este mercado?
En mi libro sobre los consumidores vicarios en Europa, llegué a descubrir que se estaba produciendo un consumo de este nuevo tipo de productos también en la clase ue se venía construyendo, a diferencia de El sueño de la mansión roja, que explica que este tipo de productos europeos solo vienen consumidos por la élite china. Sin embargo, el libro sirve como una fuente indirecta para comprobar esta tendencia a los nuevos productos, esta nueva sociedad que se viene construyendo con la circulación de nuevos productos, la integración de los mercados de oriente y occidente, la presencia de comunidades trasnacionales, como agentes dinamizadores de un nuevo tipo de consumo que va canalizando y penetrando en los distintos estratos sociales.
Vivir en China
¿Cómo ha sido tu experiencia aquí en China?
Cada día es un día nuevo de aprendizaje, sobre todo desde el punto de vista científico, académico. Para mí, la vida es un continuo aprendizaje, pero uno nunca debe olvidar ser humilde. El hecho de haber terminado una tesis doctoral o haber encontrado una buena posición universitaria, o de estar establecido en un buen trabajo no quiere decir que hayas dejado de aprender. Yo considero que China ahora se está abriendo más al exterior, en todos los aspectos. Los juegos olímpicos fueron un paso clave. La diferencia de tener una nueva experiencia en China, en vez de en algún país extranjero de Europa o América, es que en China hay una vinculación muy importante de la vida laboral con la vida personal, relacionadas en el sentido de que uno tiene que tener un flexibilidad a los nuevos retos que se abren, a las dificultades que presenta el sistema. Todavía estamos en un periodo transitorio, de adaptación al extranjero que viene a China.
¿Cuáles crees que son las diferencias en el mundo universitario y el sistema educativo que tienen Europa y América con el de Asia?
Yo los veo muy diferentes. La diferencia básica es la vinculación personal con la profesional. En China, por ejemplo, la universidad te ofrece un apartamento. En un momento dado, no se puede hacer una desconexión del trabajo con la vida personal. Es tanta la carga productiva que tienes que ejercer en tu trabajo, que se cree que, mientras más cerca estés de tu espacio de trabajo, mayor será tu productividad. Pero yo tengo ciertas divergencias; que trabajes 24 horas, no quiere decir que seas más productivo; tal vez si existe un cierto tiempo de descanso, se es más productivo. Por eso, acá en china tienes que renunciar a ciertos estándares de confort que podrías tener en Europa o EEUU. Por esta razón, creo yo, que hay muchos profesores europeos que se resisten a estar en China por un largo período. Yo ya tengo dos años en China, este es el tercero. Mi contrato en Tsinghua University fue por 2 años y ahora acabo de hacer un contrato en Renmin University por 3 años.
¿Qué estudios estás haciendo en la actualidad? ¿También están relacionados con China?
Lo que estoy haciendo es viendo mi actual tema de investigación sobre la integración de mercados, como consecuencia de la llegada de nuevos productos, en un estudio comparativo, en un caso muy concreto: la ciudad de Macau (como clave importante en el Sudeste Asiático) y la ciudad de Marsella (clave fundamental en Europa), ambas en el S. XVIII. Elegí Marsella porque los comerciantes franceses son los predominantes en ese siglo, quienes vinculan con el comercio asiático. Además, en esa ciudad hay una fuerte comunidad transnacional, que hace de una forma más dinámica la llegada del nuevo producto. Macau vendría a ser la contraparte de Marsella en el Sudeste asiático, también trasnacional por la presencia portuguesa. Y como canalizador de los productos europeos hacia China, enlazando también con Filipinas, y Nagazaki (Japón). Viendo el circuito comercial en Macau, podemos entender cómo funciona todo el entramado en el Sudeste Asiático, las nuevas redes comerciales y los nuevos productos. Un ejemplo sobre la preferencia que existía hacia los productos de consumo, lo podemos ver en el libro que escribió Cao Xueqin en su libro “Dream of the Red Chamber”, donde se ve una nueva tendencia por las familias aristocráticas chinas del S. XVIII.
¿Cuál es el interés que tienen las universidades chinas en contratar a un profesor extranjero para investigar desde China?
Evidentemente, el interés principal es atraer a un profesorado extranjero para aumentar el nivel de internacionalización de la universidad. Además, según las distintas áreas de conocimiento e investigación, en unas se puede desempeñar la atracción de personal investigador extranjero más que en otras, dependiendo del nivel de financiación y la orientación académica que tenga la universidad.
En mi caso, cuando me contrataron en Tsinghua, yo era el único profesor extranjero en el Departamento de Historia y en el Área de Ciencias Sociales. Mi área de estudio (Historia Global) es un área muy nueva en China, no se conoce a profundidad la materia, pero si hay un interés muy grande en aprender cómo esta línea de investigación se viene realizando desde Occidente. Asimismo, un mayor grado de internacionalización, conlleva a un mayor prestigio de la universidad y a una ¿subida? en el puesto dentro del ranking mundial.
¿Cuáles son tus planes de investigación para el futuro?
Mi objetivo a medio plazo es la publicación de mi estudio comparativo de Marsella- Macau, que viene enmarcado en el contexto de estudios globales y poner nuevas cuestiones en el debate de la gran divergencia, que han venido desarrollando en la última década los investigadores de la Escuela de California. Se trata de explicar la cuestión principal de los distintos niveles de crecimiento económico China- Occidente.
Por qué China a finales del S. XVIII no alcanzó los niveles de industrialización que alcanzaron en Europa, Inglaterra y los países Bajos. Por qué Europa sobrepasa a China en el crecimiento económico.Lo que vienen sosteniendo los investigadores de la Escuela de California, es que el descubrimiento de América supuso un acceso a nuevas materia primas, nuevas fuentes naturales para las principales potencias de Europa, lo cual produjo un nuevo flujo económico que lo impulso a un desarrollo industrial más potente. Yo lo que vengo a sostener en este debate, para enriquecerlo, es que es preciso poner en el tapete estudios comparativos de casos concretos, una localidad en China y una en Europa, cómo se desarrolla cada territorio en una misma época.
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