En menos de tres semanas, Shanghai Shenhua se ha convertido en el “dream team” del fútbol asiático. Hace apenas seis meses su fichaje del francés Nicolas Anelka copó los titulares deportivos, pero tras 14 fechas el equipo del millonario Zhu Jun languidece en el doceavo puesto, a dos puntos de la zona de descenso y a 17 del líder. ¿El triple remedio? Un delantero de lujo, el marfileño y recientemente campeón europeo Didier Drogba. Un prometedor volante, el colombiano Giovanni Moreno. Y un entrenador internacional, el argentino Sergio “Checho” Batista.
Las cosas no han ido como esperaban en Shanghai. Su equipo estelar, el Shenhua, no logra recuperar el nivel de los últimos años, en los que ha sumado dos campeonatos y ocho subtítulos en los últimos 15 años. Su fichaje estrella, no ha producido los goles prometidos. Y su entrenador, el veterano francés Jean Tigana, fue despedido de manera fulminante en abril tras dos meses en el cargo. El resultado: tres victorias en 14 partidos.
Así que el magnate Zhu Jun tomó decisiones radicales. La llegada de Drogba lo confirma. Si bien Anelka había sido un fichaje estelar, también es cierto que se trataba de un jugador conocido por su difícil temperamento, recordado por su tormentoso paso por la selección francesa en el Mundial de Sudáfrica y con pocas ofertas de alto nivel en Europa.
En cambio, el delantero marfileño -pese a sus 34 años- llega todavía en un punto muy alto de su carrera. El año pasado se coronó campeón de la Champions League con el Chelsea, anotando el gol decisivo que -en el minuto 88- llevó el partido con el Bayern Munich a tiempo extra. Luego, marcaría el penalti decisivo que entregó a Roman Abramovich el título que le había sido tan esquivo desde su llegada -y la de su chequera- al club. Fue un final dorado para una temporada en la que Drogba marcó su gol 100 en la Premier League, marcó el gol de la victoria en la final de la FA Cup contra el Liverpool y el gol que en últimas eliminaría al Barcelona en las semifinales de la Champions. Nada mal para un jugador al que muchos acusaban de viejo y acabado.
Drogba asegura que busca nuevos retos, no sólo una jubilación dorada. “Quiero nuevos desafíos, experimentar una cultura nueva y estoy muy emocionado por los desarrollos en la liga china. Espero promover el fútbol chino alrededor del mundo y contribuir a mejorar aún más las relaciones entre China y África”, señaló en una rueda de prensa a su llegada.
Y comparó su aventura con la del célebre David Beckham. “De pronto es un poco ambicioso tomar a Beckham como referencia, pero mucha gente le dijo cuando fue a jugar a Estados Unidos que no era una decisión sabia. Lo que ha hecho por la MLS, la publicidad, no tiene precio. Así que por eso voy a China. Quiero hacer algo bueno por el fútbol chino, ayudarle a crecer y desarrollarse”, añadió.
Los latinos de Shanghai
A su lado habrá dos latinoamericanos de primer nivel. El colombiano Gio Moreno, el talentoso centrocampista de 25 años que jugaba en el Racing argentino y tenía ofertas en Europa, se les sumará ahora después de que si fichaje se cerrara la semana pasada. “Hay oportunidades que se presentan yque hay que aprovechar”, dijo a la cadena televisiva argentuna TyC antes de partir. Puede haber ayudado un fichaje que rondaría, según los reportes de prensa, los 7,5 millones de euros.
Al frente del equipo estará ahora Sergio “Checho” Batista, el entrenador argentino que se hizo famoso como volante en el equipo liderado por Diego Maradona que ganó Mundial de México 1986. Batista, que entrenó a varios equipos menores de Uruguay y Argentina y luego a las selecciones sub-20 y sub-23 de su país, volvió al centro de la atención pública cuando fue escogido para suceder a Maradona al frente de la selección nacional. Esa designación le costó la amistad con el controversial astro, que le tachó de traidor. Una derrota con Uruguay en los cuartos de final de la Copa América el año pasado selló el final de su etapa como entrenador albiceleste y no había dirigido desde entonces.
¿Por qué fue escogido por Shanghai? Puede que haya jugado a su favor el hecho de que hace tres años guió al equipo argentino sub-23 -uno en el que jugaban unos tales Messi, Agüero, Di María y Lavezzi- a la medalla de oro en los Juegos Olímpicos en Beijing.
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