José Carlos Feliciano llegó a China hace más de cinco años, y uno de los primeros eventos culturales a los que asistió fue el Strawberry Music Festival. Además de la música, hay otro emocionante motivo por el cual vale la pena recordar aquel día.
Era mayo del 2010, tenía ya casi un año en la capital china y como todos los jóvenes, estaba entusiasmado con la primavera, con el nuevo aire (que ahora es el bien más preciado de China), con los rayos de sol, y con el amor que había tocado mi puerta, justo en el nacimiento de los primeros brotes de la flor del árbol del Cerezo a comienzo del año nuevo chino.
El invierno había congelado muchas de mis salidas a descubrir la ciudad, por lo que la primavera se presentaba como la oportunidad perfecta para pasear, salir con amigos, conocer los barrios tradicionales, explorar los parques de la ciudad y asistir a uno que otro concierto. En mi deseo de conocer más acerca de la movida musical rockera/indie/pop de Beijing, mi enamorada de aquel entonces y yo decidimos ir al Strawberry Music Festival, uno de los principales y más famosos Festivales de Música de Beijing, que se realiza todos los años en esas fechas.
Me acuerdo que era un domingo y, para variar, había mucha gente en el metro y en los buses (lo bueno de estar en China es que nunca te sientes solo….Siempre hay chinos alrededor). Luego de un viaje lento pero agradable, llegamos al parque Tongzhou, en los suburbios de la ciudad. El ambiente era muy diferente al centro de Beijing, se observaba en su mayoría edificios residenciales para trabajadores y empleados, que viven en estas zonas debido al menor costo de alquiler de los departamentos; no había mucho lujo, pero si muchas tiendas y comercio.
Caminamos del paradero a la entrada de la boletería y las grandes colas anunciaban otro periodo de espera, que de hecho fue más agradable dado que se podía escuchar la música y adquirir, sí lo deseabas, diversos discos o souveniers. Ingresamos al recinto y el camino parecía una procesión en la muralla china, juntos caminando al encuentro del escenario principal.
El Parque Tongzhou era inmenso, lleno de áreas verdes lo cual permitía que el evento de 3 días fuese una especie de Woodstock chino, con siete escenarios de todo tipo de música, stands de comida, miles de chinos descansando en el pasto, jóvenes vendiendo cosas, ropa, arte, juegos mecánicos, etc, algo como una Feria del Hogar Campestre y Asiática.
Luego de varios minutos de caminar, y cuando ya estábamos por llegar a la explanada principal, observamos a lo lejos una silueta blanquirroja que me causo mucha emoción. Era una persona que llevaba una casaca del Perú con el escudo nacional. Sin tiempo que perder, apuré a mi enamorada para poder darle el alcance y preguntarle el porque de la casaca. Mientras corríamos pensaba….¿Será posible encontrar un compatriota entre miles de chinos aquí?……¿Será un chino que ha estado en Perú?…¿Será un músico peruano?….¿Será un admirador de Claudio Pizarro?
Muchas teorías rondaban mi cabeza por lo que era necesario preguntarle y saber un poco más de él y su casaca. Cuando lo alcancé, comprobé que era un joven chino y le pregunté, primero, si hablaba español. Nos dijo que no. Y luego si había estado o conocía el Perú. Dijo que tampoco. Después le expliqué que era peruano y que me había emocionado con su casaca.
Amablemente, atinó a sonreír y a compartir conmigo la razón por la cual llevaba puesta una casaca peruana. Me dijo que no tenía ninguna relación con el Perú, solamente que un día vio la casaca en la tienda de Adidas y le pareció la más bonita de toda la tienda y de todos los países, por eso se animó a comprarla y a vestirla en el festival. Luego, se despidió de mi y se fue.
Nosotros proseguimos con nuestro día de concierto con la alegría de haber conocido a un chino con Muy Buen Gusto.
[Crédito foto: Cortesía de José Carlos Feliciano] También puedes leer:
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