Transición de poder: nuevos nombres dentro del Ejército Popular de Liberación y expulsión parlamentaria para Bo Xilai

In by Simone

La transición de poder se ve también dentro de las líneas de mando del Ejército Popular de Liberación. A dos semanas del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunistas los nombres de los nuevos militares en la cúpula militar ya fueron presentados. Los nombres coinciden con el anuncio de la expulsión del Congreso, eliminando sus últimos chances de inmunidad.

Ma Xiaotian fue promovido a jefe comandante de la fuerza aérea, dejando su puesto como jefe del departamento de personal, el más importante dentro del ejército.

Los generales Fang Fenghui, Zhang Yang, Zhao Keshi y Zhang Youxia fueron llamados a liderar de los departamentos más importantes dentro del ejército: personal, político, logístico y armamentos respectivamente.

Estos nombres serán puestos sobre la mesa en el momento de escoger a los nuevos miembros de la Comisión Militar Central. Este órgano, actualmente comandado por el presidente Hu Jintao, está vinculado directamente al Comité Central del Partido Comunista Chino. Esta presidido por doce oficiales del Ejército, y junto al Presidente, deciden la estrategia militar.

Los cambios no afectará la actual estrategia de China, pues los nuevos cargos no son decididos por una persona sino por todo el grupo de líderes, afirmó el general retirado y ex jefe de Personal, Xiong Guangkai al China Daily.

Sin embargo, sí tienen un fuerte impacto político, especialmente en el caso del General Ma, pues tiene una cercanía especial con el posible futuro presidente Xi Jinping. En el caso de Zhang Yang la connotación es diferente. Según el Wall Street Journal, su ascenso sirve para “anular la posibilidad de promoción de dos generales cercanos a Bo Xilai a la Comisión Militar Central”. El Financial Times también lo confirma: dos generales “principitos” (hijos de generales que ocuparon altos mandos) vieron su futuro truncado. Se trata de Zhang Huyuan, jefe del segundo reparto de artillería –que concentra el arsenal nuclear de China- y de Liu Yuan, nacionalista maoísta veterano y alto funcionario del departamento de Logística.

Si bien esta teoría se basa en fuentes anónimas, es innegable que la transición viene en un momento crucial para los militares en Beijing. Los últimos meses fueron decisivos para la República Popular China, al ser protagonista de una carrera armamentista con sus vecinos India, Japón y Corea del sur; sin contar con los conflictos ideológicos y de dominación militar con Estados Unidos, país que también busca tener la hegemonía de toda la región Asia Pacífico.

Pero, así como ocurre con el corazón del Partido Comunista, aún no se sabe quien dirigirá la Comisión Militar Central. Es posible que el Presidente Hu Jintao mantenga el control por otros años, tal y como lo hizo su antecesor, el ex presidente Jiang Zemin en 2002.

En ese momento, la movida de Jian fue vista como una forma de limitar el alcance del poder del nuevo presidente, controlando su influencia frente a la estrategia militar. Pero no todos están de acuerdo con esta apreciación, pues en ocasiones anteriores Hu habría mencionado –en una frase muy reformista- que se retiraría de todas sus funciones luego del cambio de poder, para dar espacio a los nuevos líderes. 


Además hay otra situación que preocupa en los centros de poder de Beijing. Un ejército muy rico y potente, con alto poder y capacidad de influencia, puede convertirse a largo plazo un problema interno y una amenaza a la “armonía” del establecimiento comunista. Ya en marzo el problema fue evidente cuando el rumor de un golpe de estado circuló por las redes sociales. Se decía que habría sido organizado con el fin de atacar a Hu, coordinado por Zhou Yongkang, número nueve en el Comité Permanente del Politburó, jefe supremos del departamento de seguridad china y protector del caído líder Bo Xilai.

Precisamente el golpe de estado se había planeado para poner en jaque a los líderes que habían destapado el caso de Bo Xilai.

Bo Xilai pierde la inmunidad parlamentaria Coincidente al anuncio militar, se publicó la expulsión del Congreso de Bo Xilai, eliminando todas sus posibilidades de inmunidad legal y política. Bo deberá enfrentar los cargos que se le imputen por corrupción, abuso de poder y por su vinculación al asesinato del británico Neil Heywood.

La decisión viene después de una petición del mismo Bo de ser escuchado. El pasado lunes un grupo llamado “China Roja” hizo un llamado público en su defensa, solicitando la no expulsión de Bo del órgano legislativo de la República Popular. Pero el esfuerzo fue inútil, como se comprueba hoy y como lo anticipó un constitucionalista chino al South China Morning Post: “El Comité permanente de la ANP no es un órgano judicial. La declaración de Bo no es necesaria”. Y como muestra la decisión final, tampoco fue efectiva.