Los recientes enfrentamientos en Guangzhou, llevados a cabo por la comunidad africana tras la muerte de un nigeriano poco después de su detención, han puesto en la agenda en China el problema de la gestión de la inmigración y la convivencia en el país. Detrás de las protestas está la misteriosa muerte en custodia policial de un joven empresario nigeriano.
Desde hace un mes está en marcha la Campaña de los Cien Días contra tres supuestas ilegalidades cometidas por un número de extranjeros en China: entrada, residencia y trabajo. La campaña ha dado paso a su vez a un proyecto de ley sobre la gestión de los flujos inmigratorios, que se estaría discutiendo en el Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular y cuya versión final debería ser divulgada a finales de junio.
El proyecto de ley también contempla que quienes proporcionan documentos o cartas de invitación ilegalmente a los extranjeros recibirán multas de entre 2.000 yuanes ($ 314.70) y 10 mil yuanes, y se confiscarán sus ingresos ilegales. Las empresas que se consideran ilegales, también deben cubrir el costo de reenviar a los extranjeros hacia su país de origen.
En medio de este clima tenso han ocurrido los sucesos en Guangzhou. La historia no es, lamentablemente, nueva en China: el nigeriano Celestine Elebechi quedó en custodia de la policía después de un altercado con un conductor de mototaxi local. El empresario nigeriano, de 27 años, habría entrado en coma una vez en la estación de policía y moriría poco después.
Cientos de africanos protestaron frente a una estación de policía local y reclamaron que la policía entregase el cuerpo del empresario fallecido, un acontecimiento que podría ser común en un país donde anualmente se registran miles de manifestaciones -“incidentes de masas” en la jerga china- por motivos como la expropiación de tierras o los conflictos laborales. Pero muy rara vez estas involucran a ciudadanos extranjeros.
Por lo pronto, funcionarios de la embajada nigeriana en Beijing han exigido al gobierno chino un “informe de autopsia independiente” y concluyente, que pueda arrojar pistas sobre las circunstancias en las que murió Elebechi. Las primeras declaraciones de la embajada buscaban establecer que el nigeriano era un empresario, posiblemente para salir al paso de cualquier intento por caracterizarlo como algo diferente aunque no estaban en capacidad de corroborar que tuviese un visado válido para trabajar.
Tampoco es la primera vez que Guangzhou se ve afectada por incidentes similares: en 2009 un centenar de inmigrantes asaltaron una comisaría de la policía local después de la muerte de un joven africano, que cayó desde un edificio de la policía local durante un "control" de pasaportes. Esto en una ciudad donde, según las estadísticas recientes, habría unos 20 mil africanos registrados y donde, según la creencia popular, podrían superar los cien mil. La mayoría provienen de África occidental y de la República Democrática del Congo.
Aunque no se puede definir a China como un país racista, el caso de Elebechi muestra que ciertamente no es demasiado amable con la inmigración africana. En 2010 hubo una fuerte campaña contra los inmigrantes africanos en la región cantonesa, por lo que Nigeria solicitó que se le permitiera gestionar la apertura de un consulado en Guangzhou que les permitiese defender y hacer un seguimiento eficaz de los problemas que afectaban a sus ciudadanos.
Si te interesó esta nota también te podría interesar: