¿Pretendió Chen Shui-bian cambiar el statu quo en el estrecho de Taiwan? Xulio Ríos, Director del Instituto Gallego de Análisis y Documentación Internacional (IGADI) presenta en su texto la estrategia política durante la presidencia de Chen Shui-bia la cual proporcionó relativamente buenos resultados.
En uno de sus concurridos actos electorales previos a las elecciones legislativas del 11 de diciembre, el entonces presidente Chen Shui-bian hacía un llamamiento a los ciudadanos de Taiwan a “rescribir la historia”, una invitación a apoyar el proceso que lidera y que, en síntesis, aspira a reforzar la identidad política de Taiwan como una realidad irreversible-mente distinta a la representa-da por la República PopularChina. Mientras, en el continente, el nerviosismo en aumento procuraba disimularse,sin dejar de alertar sobre las graves consecuencias de eseproceso y señalando con el dedo la ambigüedad interesada de EEUU, el gran aliado de Taiwan.
Para abrir camino a su proyecto, Chen Shui-bian ha puesto en marcha una estrategia política arriesgada que ha vivido a lo largo de todo el año 2004 su momento más álgido y que, hasta los comicios legislativos, le ha venido proporcionando relativamente buenos resultados. La primera condición del éxito de su programa político es el incremento dela base socio-electoral del Partido Democrático Progresista(PDP) y de su aliado, la Unión de Solidaridad de Taiwan(UST), que lidera el ex presidente Lee Teng-hui; ambos integran la denominada alianza “pan-verde”. Por ese motivo,la batalla política interna ha estado en el epicentro detodas las tensiones que han zozobrado Taiwan en el último año, desarrolladas bajo la atenta y preocupada mirada del vecino continental. Las elecciones presidenciales de marzo,(con el añadido de un primer referéndum, objeto de controversia e inquietud), y las elecciones legislativas de diciembre, comicios desarrollados ambos en un contexto de dura confrontación que prácticamente ha dividido el país y hastiado a buena parte de la sociedad, han servido para medir la evolución de ese doble desafío: a las autoridades continentales y a los partidarios locales de la moderación con China.
En la primera contienda, las presidenciales del 20 de marzo,Chen Shui-bian, líder del PDP y candidato a la reelección,consiguió la victoria por un estrecho margen de votos, apenas treinta mil ). Esa circunstancia, el considerable volumen de votos anulados (diez veces más que en los comicios de 2000) y, sobre todo, un extraño atentado producido en Tainan contra él mismo y su vicepresidenta,Annette Lu, en la jornada previa a la votación, indignaron al candidato de la oposición, LienChan, cabeza visible del Kuomintang (KMT) y líder de la coalición “pan-azul”, que formaba con el Partido Pueblo Primero (PPP) de su ex compañero de filas, James Soong. La fractura entre los “azules” y los“verdes” se nutría de la des-confianza y la abierta sospecha de fraude y manipulación delas emociones e intenciones de voto del electorado, pero reflejaba igualmente la existencia de dos proyectos políticos y de futuro para el país, netamente diferenciados. Si unos ponen condiciones a una unificación con China que no desean descartar, los otros pretenden eliminar la unificación del calendario político.
En el referéndum, los ciudadanos de Taiwan tuvieron que pronunciarse sobre dos preguntas relacionadas con el inicio de las negociaciones con la China continental y sobre el refuerzo de la capacidad de autodefensa si Beijing no renunciaba al uso de la fuerza como instrumento de la unificación del país. Chen optó por simultanear la consulta con las elecciones presidenciales confiando en que la concentración del debate político podría favorecerle, ya que la campaña electoral sólo podía discurrir, esencialmente, por el camino que había preescrito. La reiterada denuncia de una amenaza desproporcionada por parte de China, con sus misiles instalados en las costas de Fujian, Guangdong,Jiangxi y Zhejian, cada vez en mayor número, servia también para descalificar a una oposición tibia ante tal intimidación,e incapaz por ello de asegurar la debida defensa de la isla.Pero los resultados fueron peores de lo esperado. A la primera pregunta respondieron el 45,17% de los electores, ya la segunda, el 45,12%. En ningún caso se superó el umbral mínimo del 50% exigible para su validación.
A pesar de este primer revés, Chen no ha dado síntomas de flaqueza ni tampoco el brazo atorcer. Cuando la oposición,enfurecida por una derrota con la que no contaba pues se veía espoleada por unas encuestas que siempre le habían situado por delante en las preferencias de los electores, apelaba a la movilización activa de sus partidarios para conseguir un nuevo recuento, la invalidación de las elecciones y la creación de una comisión de investigación del atentado, Chen optaba por combinar los mensa-jes de calma y unidad con algunas propuestas de modificación de la normativa electoral tendentes a dulcificar su derrota. Se trataba de gestos claramente insuficientes para contener las demandas de la oposición, pero que le permitían ganar tiempo confiando en que poco a poco se fueran desmovilizando las bases opositoras. La coalición “pan-azul” llegó a reunir a más de medio millón de personas en las calles de Taipei en apoyo de sus reivindicaciones. Pero el discutido triunfo de Chen estaba avalado por el millón y medio de votos más conseguidos en relación al 2000,pasando del 39% al 48,84%, con un nivel de participación superior al 80%. Respecto al referéndum, destacaba que en la primera pregunta obtuvo casi un millón de votos más que en la elección presidencial. Aun así, el 20 de mayo la oposición optó por boicotear la toma de posesión, y convocar nueva-mente a sus partidarios para reprobar la política “extremista” de Chen que acentuaba la división del país y amenazaba con conducirlo, aseguraban, al desastre.
En noviembre, el Tribunal Supremo de Taiwan confirmó, a todos los efectos, la victoria presidencial, rechazando la petición de Lien Chan y James Soong, de invalidar la reelección de Chen Shui-bian y Annette Lu. Después de siete meses de procedimiento, no se pudo demostrar que el recuento había sido incorrecto ni que hubiera impedimentos intencionados para evitar que determinados colectivos pudieran emitir su voto (en especial, las fuerzas armadas y policiales movilizadas a raíz del atentado). Tampoco halló pruebas fehacientes que vincularan aquella acción terrorista con una pérfida estrategia electoral del candidato del PDP. Aun así, atendiendo a los resultados del referéndum, parecía evidente que Chen pretendía ir más rápido en su proyecto de lo que la sociedad taiwanesa estaba en condiciones de asumir.
En las legislativas, el siguiente paso de este planteamiento en tres etapas que culminaría con la aprobación de la nueva Constitución, el objetivo consistía en alcanzar la mayoría absoluta, pues de esta forma Chen se garantizaba una capacidad de maniobra política más favorable a las tesis presidenciales, abriendo el camino a sus reformas con una legitimidad popular que nadie podría cuestionar. Pero en esta ocasión la estrategia no fructificó y el aviso del referéndum se convirtió en un revés difícilmente cuestionable. El KMT obtuvo una muy importante victoria,garantizando con su aliado del PPP que la mayoría de la Cámara estará los próximos cuatro años bajo control dela oposición. La hipótesis manejada por el PDP de llegar a acuerdos puntuales con candidatos independientes en caso de no alcanzar la mayoría suficiente, se ha visto impedida por los resultados. La oposición no solo ha ganado: ha incrementado su mayoría; y el presidente difícilmente podrá, en esas condiciones, llevar adelante sus propuestas más audaces.
Esta vez las encuestas engañaron a Chen, quien contaba con una mayoría absoluta prácticamente segura. Tanta, que fue pretenciosa y anticipada-mente anunciada por el secretario general del PDP, ChangChun-hsiung, citando los resultados de una prospección encargada por el propio partido. Al final, la oposición ha obtenido una mayoría holgada,pues a los 114 escaños quesuman KMT, PPP, PN, se pueden añadir dos independientes muy allegados, haciendo un total de 116 (la mayoría absoluta es de 113, el mismo número de diputados que conformarán el Parlamento a ele-gir en 2008). Porcentualmente, Chen ha perdido más de cuatro puntos respecto a las presidenciales de marzo, y laparticipación descendió hasta el 60%, frente al 80% de las presidenciales (Ver Tabla 2). Tales cifras parecen indicar una demostración de cierto cansancio social no solo por la reiteración de convocatorias a las urnas sino también por la estrategia de tensión que impulsa el presidente, difícilmente sostenible cuando se apoya en postulados relativamente ficticios.
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