China es cada vez más presente en China. En el siguiente artículo, se estudia el caso de Sudán, Angola y Nigeria,intentando analizar desde la perspectiva realista el avance chino en estos países. En su manera de relacionarse con los países africanos, la potencia asiática se diferencia del modelo occidental. Por un lado, no impone barreras arancelarias ni tampoco condiciona la inversión con el cumplimiento del respeto de los derechos humanos.
Desde el desmantelamiento de la URSS, se ha podido observar cómo se iba configurando un nuevo sistema internacional donde se ubicaba a los EEUU como el actor hegemónico. Sinlugar a dudas, esta premisa ha sido puesta en vilo con el pasar de la década de los años 90 yante la aparición de poderes anti-hegemónicos, entre los que se encuentra la RepúblicaPopular China.Esta potencia a partir de la década del sesenta ha tratado de ir modificando su perfil, para insertarse de la mejor manera posible en el sistema internacional.
Ya en el año 2000, siguiendo este proceso no sólo de convertirse en una potencia regional sino de llegar a ser una potencia mundial, ha tenido que ampliar su esfera de influencia, saliendo de su entorno natural o regional, hacia otras regiones como América Latina y África. Este documento se centrará en lapresencia de China en África desde una mirada realista. En este sentido, es necesario aclararque para el realismo clásico el poder jamás estará dividido equitativamente, con lo cual,siempre habrá potencias mayores que predominen y sometan al resto de los Estados a suinfluencia (Morgenthau H. 1986: 43).
Con ello, la presencia de China en el continente africanore percute directamente en el sistema internacional.Siguiendo esta perspectiva, los Estados van a coexistir en el sistema internacional en unestado constante de problemas y choques de intereses. Para el realismo, los conflictos delmundo no son un mal que se pueda erradicar, sino más bien son meros resultados de las fuerzas inherentes de la naturaleza humana; los conflictos nacen a raíz del continuo choque que experimentan los Estados debido a sus intenciones de sobrevivir, prevalecer, dominar ypropagarse.
El poder va a determinar quién va a sobresalir por sobre los demás y satisfacer elmayor número de sus deseos e intenciones (Sullivan Michael 1976: 156).Para la perspectiva elegida, el poder desempeña un rol central. Por tal motivo, es preciso definirlo como el control del hombre sobre las mentes y las acciones de otros hombres y, deesta manera, debido a que los Estados están guiados por hombres que lo conforman, también se puede interpretar al poder de un Estado como la capacidad de controlar las políticas y las acciones de otros Estados, es decir la influencia que tiene un país sobre el otro (Hernández2003:11).
Por otro lado desde esta visión, para asegurar la presencia de China fuera de su entorno natural, es decir, la premisa de no sólo ser una potencia regional sino proyectar alcance global;es necesario en primer lugar, garantizar la supervivencia y el resguardo de sus interesesnacionales (Hernandez Rubio 2010:1). En este contexto, cabe aclarar, no se tomarían medidaso acciones en otros continentes que afectasen de alguna manera tanto la seguridad como losintereses del Estado. Ahora bien, una mayor presencia puede llegar a ser conflictiva debido aque si China va ganado espacio, Estados Unidos lo va perdiendo y, en este marco, ningúnEstado quiere o acepta una disminución de poder. Pues bien, desde el realismo clásico, lapolítica que debería adoptar China en este nuevo escenario, debería ser una Política ExteriorRacional, es decir, que sea moralmente prudente y políticamente exitosa (Morgenthau1986:12-26).
Para Beijing esto significa que la política a adoptar en África, debe tener en cuenta la presencia de los EEUU, ya que al quitarle “espacio” en el continente genera una situación conflictiva, pudiendo afectar la seguridad del país asiático. Mientras más se posicione China enÁfrica, mayormente repercutirá en los intereses norteamericanos en particular, como tambiénen los intereses de los demás países que están posicionados en dicha región.Por otro lado, para África también cambia su perspectiva internacional.
La aparición deeste nuevo actor comercial o de estas nuevas relaciones internacionales con China, le permiten al continente africano tener una menor dependencia de los países occidentales. Sibien las relaciones entre ambos se remontan a la década del 50´, desde el año 2000 se puedeobservar cómo estas empiezan a tener una mayor incidencia en el sistema internacional. Laentrada del dragón chino en el continente se realiza por el afianzamiento de los lazosdiplomáticos, la expansión comercial y las inversiones en grandes proyectos.Al mismo tiempo, Beijing ha elaborado cinco principios en los cuales deben fundamentarse las relaciones entre ambos.
Estos son, el respeto de la soberanía e integridad territorial, la no agresión, no interferencia en asuntos internos, igualdad y beneficio mutuo y lacoexistencia pacífica. Hay un gran cambio respecto al modelo occidental de desarrollo, debidoa que no impone barreras comerciales o arancelarias (como UE y EEUU), ni tampococondiciona la inversión al respeto de los Derechos Humanos (Muñoz, 2010:2). Esta políticallevada por China plantea una dicotomía entre una oportunidad para el desarrollo de los países
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