Sinología: La diáspora china, un acercamiento a la migración china en Colombia

In by Andrea Pira

En esta Sinología, Friederike Fleischer, doctora en Antropología y Filosofía de la Universidad de Nueva York, y profesora asociada de Antropología en la Universidad de los Andes, hace un estudio sobre la migración china en Colombia.  
Hoy se estima que el número de emigrantes ha llegado a los 40 millones. Lejos de ser un grupo homogéneo, los miembros de la diáspora china tienen distintos antecedentes económicos, culturales, sociales, educativos y personales, así como historias de vida y emigración muy diferentes. A pesar del creciente interés académico en la cuenca del Pacífico y en la constante inmigración china hacia América en el siglo XX, casi no existe información sobre los chinos en Colombia. El presente artículo ofrece un acercamiento al tema desde el punto de vista histórico, con el fin de llenar el vacío existente, poniendo lo poco que se sabe del tema en el contexto de la discusión sobre la diáspora, para enfatizar la transnacionalidad y la multiplicidad de identidades de este grupo de migrantes. Por otra parte, el artículo analiza las diferencias y similitudes entre la inmigración china en Colombia y la de otros países de América Latina y de otros continentes, relacionando esas particularidades con el contexto local. 

La idea de migración está fuertemente ligada a las perspectivas basadas en la nacionalidad. Esto puede verse en el vocabulario utilizado en este contexto: dicotomías como inmigración y emigración, atracción y repulsión (push and pull), metáforas como arrancado y trasplantado, y procesos como asentamiento, asimilación y aculturación. Estos conceptos se combinan para concebir la migración como un proceso de reubicación monodireccional, caracterizado por un rompimiento con lo viejo y una acomodación en lo nuevo. El interés en la migración se justifica generalmente por la preocupación más amplia por la integración de los inmigrantes a la nación, o por saber hasta qué punto son el producto de los lugares que abandonaron y cómo contribuyen a esos lugares. La migración en dirección opuesta y las asociaciones que facilitan la circulación de bienes, dinero y personas son reconocidas e incluso investigadas por los historiadores de las migraciones, pero rara vez son incorporadas a la historia de una forma significativa. Los emigrantes que regresan a sus países son personas que desaparecen de una historia y reaparecen en la historia de la tierra que habían abandonado, y las redes de circulación son de interés sólo en la medida en que son las causas que empujaron a la gente a emigrar a su nueva nación.

En una manera similar, Wang Gungwu (1991) ha utilizado las siguientes patrones para categorizar la migración china: comerciante, culi, trabajador temporal (sojourners) y descendiente (huashang, huagong, hua-qiao y huayi). Estos patrones citados frecuentemente se complementan con su formulación de las categorías de identidad histórica: nacionalista china, comunal, local, cultural, étnica y de clase. Ambos conjuntos de patrones están basados, sin embargo, en la noción de identidad nacional. McKeown (1999) señala que Wang no le presta suficiente atención a la forma en que estas categorías de patrones de identidad y migración están inmersas en eventos históricos y políticos. Yo añadiría que la concepción de Wang también descuida el hecho de que los migrantes (pero no sólo ellos) desarrollan múltiples identidades a lo largo del tiempo, algunas en paralelo, y que adoptan alguna de ellas dependiendo de la situación. Estas identidades también se sobreponen y se mezclan. Del mismo modo, los patrones de migración pueden cambiar a lo largo del tiempo en una misma persona. Un trabajador temporal (sojourner) se puede convertir en comerciante y colono, por ejemplo.

Los movimientos de independencia, los refugiados y los exiliados son fenómenos globales que desafían la idea tradicional de identidades culturales enmarcadas o definidas geopolíticamente. La filiación de una nación con una cultura o una identidad es cuestionable. Como resultado, durante los últimos años se ha despertado un interés dentro de la sociología y la antropología sociocultural en estudiar la producción y reproducción de culturas definidas en términos distintos a su mera localización. Términos tales como transnacionalismo y globalización, así como el concepto de diáspora, han tomado un papel central como paradigmas para analizar temas de migración, así como aquellas organizaciones e identidades sociales que traspasan las fronteras nacionales y culturales. Estas aproximaciones se enfocan en la movilidad y la dispersión como base para el análisis, y no en el simple flujo de personas de una historia nacional a otra o como un fenómeno marginal de las identidades nacionales (Glick-Schiller et al. 1992; Ong 1999).

La palabra griega "diáspora"[1] ha sido aplicada siempre a grupos de personas que han experimentado un trauma colectivo y una expulsión, que viven en el exilio y que aspiran a regresar a un hogar. Los ejemplos típicos son los judíos y los armenios. Recientemente, dentro de la literatura en las ciencias sociales, el término ha sido empleado de manera más amplia para describir comunidades de migrantes disímiles, incluidos expatriados, expulsados, refugiados políticos, extranjeros y minorías étnicas (Safran 1991). Aunque todavía existe un debate considerable en las ciencias sociales acerca de la utilidad del concepto y de su aplicabilidad a grupos altamente disímiles de emigrantes (Ang 2003; Chan 1999; Li 2004; Mackie 2003), la ventaja de la perspectiva diaspórica es que complementa y expande la perspectiva basada en nacionalidades al dirigir nuestra mirada hacia las conexiones, redes, actividades y conciencias globales que crean puentes entre puntos de referencia más locales (McKeown 1999).

En lugar de analizar y entender la migración china en términos, por ejemplo, de asimilación -un paradigma basado en una concepción estática de cultura-, la perspectiva diaspórica hace énfasis en la conexión entre diferentes lugares, y el flujo, las interacciones y las transformaciones que ocurren a través de estas conexiones. De este modo, la perspectiva diaspórica evita algunas de las dicotomías que a menudo afectan negativamente las discusiones d}e la identidad de los emigrantes y hace visibles los supuestos y problemas subyacentes, en vez de darlos por sentados. Por lo tanto, en el contexto de este artículo, uso el concepto de diáspora para describir el grupo disperso de chinos que viven fuera de la China y que mantienen conexiones, relaciones y redes con su país de origen, su país de adopción y otras comunidades en diversos lugares del mundo.

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[Crédito foto: China Mike ]

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