En España, cuando a un presidente del gobierno las cosas no le salen bien, intenta aguantar la tormenta hasta que da comienzo la Liga de Fútbol, el Mundial, y en tiempos, la Vuelta a España. En Taiwán, como corresponde a otra esfera cultural, tienen que echar mano de otras estratagemas u otras fechas. Una de ellas es el Año Nuevo Lunar, cuando la clase media se va de vacaciones a Indonesia y el resto vuelve al pueblo para pasar estas entrañables fechas con la madre que los parió, varón mediante.
La tensión política se desactiva por dispersión y todo el mundo vuelca sus ansiedades en la comida. Ya no preocupa demasiado si tal diputado es un inútil, si tal funcionario es un corrupto o si el presidente no acaba de solucionar el futuro de las pensiones. No, en Año Nuevo toda la atención se vuelca sobre la comida, la limpieza y los programas de la tele. El país está tan delgado de noticias como la hacienda de Don Quijote.
Y es por ello que esta semana me cuesta contarles algo interesante que tenga que ver con la política o la economía, o con la Economía Política (que aquí en Taiwán también se ha traducido a Marx). Lo que suele ocurrir es que los principales diarios del país hacen balance del año y se reafirman en sus posiciones. Vienen a decir a los lectores algo así como: "No se preocupen. Cenen sin cuidado y sin preocupación. A la vuelta del año, los azules seguiremos siendo azules y los verdes, verdes; y todo este sistema termodinámico y armonioso que llamamos ‘arena política’ seguirá en su sitio". ¡Qué tranquilidad moral!
El United Evening News seguirá apoyando al Kuomintang. El Liberty Times seguirá siendo un feroz anti-chino. El China Times le bailará el agua a los comunistas de salón que viven en Pekín y el Apple Daily continuará descubriendo las manzanas con gusano que brotan como setas al calor del mercado pletórico de bienes. Los medios de comunicación en Taiwán no parecen estar viviendo ninguna crisis. La prueba es que los periódicos siguen siendo ridículamente baratos y se venden a buen ritmo, cada día se abren nuevos canales de televisión y hasta China Unicom ha decidido lanzar un garfio a la isla en forma de cable submarino para lucrarse ellos también en esta tierra de Jauja que es Taiwán.
El año más duro desde que comenzara la crisis mundial en 2008 parece haber pasado por fin, sin quedarse a descansar. El paro ha descendido, las exportaciones repuntan y la Liga Profesional de Béisbol (CPBL, siglas en inglés) se salvó de la desaparición gracias a que uno de los cuatro clubes que la forman, fue salvado de la quiebra por el E-United Group. Los aficionados a este deporte, tan incomprensible para un español, tendrán motivos de alegría, pues aunque el país vuelva al sendero de la crisis siempre podrán ver el partido de béisbol en su televisor marca Chimei, los mejores de la patria y parte del extranjero.
En estos días, Taipei se vacía y el campo taiwanés se llena. Es agradable pasear por las calles, poco cargadas de gente. Incluso las ambulancias circulan a toda velocidad sin ser demasiado impedidas en su trayecto. En esta época del año suelen tener trabajo. La gente come y bebe demasiado, hace frío y los entusiastas de la medianoche sufren accidentes con los petardos. Casi recuerdan en su melodía a las noches de Madrid, con esas sirenas de la policía sonando por el centro de la ciudad.
¡Oh sí! La política se toma un respiro y los ministros, e incluso el presidente, dan esa imagen familiar que gusta a todos los ciudadanos de la Tierra. Ma Ying-jeou acompañó a su madre el sábado por la tarde para comprar la cena de Año Nuevo, mientras que el ministro del Interior, Lee Hung-yuan explicaba a la prensa cómo los fideos de arroz frito que prepara gustan mucho a un amplio abanico de gente entre los que se incluyen unos cuantos enemigos políticos como Ma Ying-jeou, Lee Teng-hui y James Soong. El viejo dicho de Groucho Marx refutado por los fideos del ministro.
Por último, para terminar estas reflexiones a vuela pluma sobre el Año Nuevo Lunar en Taiwán, hay que decir quizás sea el último en que los locales comen cerdo sin ractopamina, aunque vacuno, pues los gringos negociarán el TIFA (Acuerdo Marco de Comercio e Inversión entre Taiwán y EEUU) con el cerdo inyectado como plato fuerte. Si el año del Dragón fue el año del vacuno con ractopamina, quizás este año de la Serpiente sea el del cerdo con ractopamina. Y gobierno y oposición discutirán sobre la adopción de los estándares europeos o estadounidenses.
Aquí sólo podemos hacer proyecciones, pero como decía Arthur C.Clarke sobre los extraterrestres, "la realidad será aún más extraordinaria".
¡Feliz Año Nuevo de la Serpiente!