Cientos de manifestantes se han congregado en Zhengai y Ningbo desde el viernes pasado para protestar ante la ampliación de la planta petroquímica de SINOPEC. La inversión, calculada en U$S 8.9 miles de millones de dólares enfureció a los residentes de Zhenhai, un distrito controlado por el gobierno de Ningbo y luego se transladaron hasta la ciudad para magnificar su protesta.
SINOPEC planeaba construir nuevas instalaciones para producir paraxyleno (PX), un químico con efectos peligrosos sobre la salud humana. El químico puede ser absorbido mediante la respiración o a través del contacto con la piel. Puede tener efectos directos en los riñones y el hígado, además de producir mareo, irritación de los ojos y de la piel, e incluso la muerte después de una exposición prolongada. Incide también en las mujeres embarazadas y los bebés en formación.
Ante esta amenaza, los habitantes se movilizaron para exigir una reevaluación del proyecto. Las protestas recrudecieron el sábado y el domingo, cuando miles de manifestantes se reunieron frente a las oficinas del gobierno local en Ningbo y las protestas se convirtieron en enfrentamientos con la policía antidisturbios. Mientras unos desplegaban banderas y lanzaron panfletos, los otros respondieron con gases lacrimógenos y arrestaron a 52 personas.
A pesar de la represión policial inicial, los manifestantes armados de sus smartphones inundaron el microblog Weibo con fotos e informaciones de primera mano de lo que ocurría. El domingo por la tarde, después de lo enfrentamientos, el Gobierno municipal usó ese mismo mecanismo para difundir la posición oficial: el proyecto no avanzaría y se realizaría una nueva evaluación científica.
Si bien la protesta física fue rápidamente controlada, la tensión continuó en la red donde las fotos y comentarios fueron rápidamente eliminadas, la conexión a Internet controlada y las palabras “gas lacrimógeno”, “Zhenhai” y “PX” fueron bloqueados.
El lunes cientos de manifestantes volvieron a congregarse para asegurarse de que el Gobierno cumpliera su promesa. Solicitaron además dos nuevas demandas: la liberación de todos los detenidos y la remoción de Liu Qi, alcalde de la ciudad. Hasta el momento, ninguna de estas dos peticiones ha sido cumplida.
Estas protestas son conocidas como “No en mi patio” (NIMB, por sus siglas en inglés): son de índole local, apuntan a problemas puntuales y están formadas en su mayoría por personas de clase media. Sus objetivos van desde pedir la remoción de un funcionario acusado de corrupción hasta criticar los efectos de una planta industrial, como en este caso. Son toleradas por el poder central, mientras sus críticas no busquen una reforma del sistema político en sí.
SINOPEC tiene la subsidiaria SIPC que opera en Ecuador, Colombia y Venezuela, entre otros países de América Latina. Se dedica principalmente al refinado de petróleo y comercialización de productos derivados y es la 5ta compañía a nivel mundial por facturación. Sus instalaciones en Zhenhai son una de las más grandes de China, con capacidad para refinar más de 23 millones de toneladas de crudo por año.
Ningbo, con 7,6 millones de habitantes, es una de las ciudades más industrializadas de la provincia de Zhejiang, ubicada 150 km al sur de Shanghai. Su desarrollo económico ha hecho florecer una clase media dinámica, consciente de sus necesidades, no sólo económicas sino también ambientales.
Este nuevo incidente de masa contra amenazas ambientales se alínea con otros similares ocurridos en diversas ciudades de China en el pasado año y medio. En Qidong, los habitantes invadieron el edificio del gobierno local para protestar por la construcción de un ducto para los desperdicios industriales de una papelera local; en Shifang, en julio de este año, miles de manifestantes detuvieron la instalación de una planta de molybdenum, y en Dalian, las manifestaciones lograron cerrar una planta de paraxyleno.
Las protestas por cuestiones ambientales y por confiscaciones de tierras son el principal motivo por el que la sociedad china tiende a manifestarse. A puertas del XVIII Congreso del Partido Comunista, que inicia el próximo 8 de noviembre, las autoridades están alerta para minimizar las expresiones de descontento, especialmente cuando se avecina una transición entre la vieja y la nueva generación de líderes y se busca mantener al máximo la armonía social.
[Foto: Caricatura publicada en Weibo]