El presente capítulo tiene como objetivo el servir como una guía para entender el papel que funge la República Popular de China durante esta primera mitad de siglo XXI. Mucho se especula sobre el llamado ascenso pacífico chino y sobre el posible liderazgo a nivel mundial; por lo que surgen varias preguntas sobre la manera en cómo se debe entender éste fenómeno; la una de ellas es ¿desde qué óptica debemos observarlo? ¿a través de la visión occidental o la oriental? Sin lugar a duda, el estudio de China tiene que realizarse a través de su cosmovisión, ya que de lo contrario estaríamos construyendo un conocimiento sesgado que en lugar de generar puentes entre la sinología y las relaciones internacionales, coadyuvaría al desconocimiento que se tiene del gigante asiático. A lo largo de la historia y de la construcción de la misma, encontramos la separación de occidente y oriente. Es a partir del siglo pasado que con las relaciones internacionales se ha buscado el darle una significación a lo qué es oriente, sin caer en universalismo y haciendo énfasis en sus particularidades.
Retomo a Jacinta O’Hagan (2002), quien menciona lo siguiente al respecto:
In the context of International Relations, this is represented in the question of whether there is or could be a universal human community or a plurality of communities (Walker, 1988; Linklater, 1990; Rengger, 1992). This tension is manifest in the debate between the cosmopolitan and communitarian traditions in normative International Relations theory. This debate is one concerned as much with the possibility for, and desirability of moral, as for political community. It addresses the question of whether a global moral community is evolving, as the cosmopolitan tradition suggests, or whether moral community will remain located and focused in the particular community in which individuals are engaged.
En el caso del capítulo retomaremos la idea de la pluralidad de comunidades para poder conceptualizar a China al interior y al exterior, y cómo el conjunto de “moralidad” china de antaño, nos llevan a la conformación de la actual política exterior de la República Popular de China. Grandes debates han surgido sobre la manera en la que se debe leer a China (como fenómeno internacional), por ello es importante no sólo retomar estas particularidades, sino también crear enlaces entre la cosmovisión china y las Relaciones Internacionales.
Hablar de China y su actuar dentro de la escena internacional conlleva la comprensión de un legado histórico, por ello la importancia del Sistema Tianxia como concepto de la China Milenaria que es retomado por los think tanks chinos, y además como parte de la estrategia a seguir por el Partido Comunista Chino. Así como el centralismo democrático chino funciona como modelo alternativo al interior de China, también podemos ubicar al Tianxia como una vertiente del sinocentrismo hacia las relaciones internacionales, pues éste modelo ha sido llamado una versión alternativa de cosmopolitismo. Ante ello surge el siguiente planteamiento: si los chinos han optado por la apertura hacia occidente (de manera parcial), ¿por qué buscan “proponer” un modelo oriental? Reitero que para poder responder dicho planteamiento es necesario comprender el fundamento político del ascenso pacífico.
El argumento de éste capítulo se basa en que el papel que desarrolla China es buscar sentar dentro de las relaciones internacionales un nuevo planteamiento sobre oriente y su aportación dentro del sistema, basado en tres puntos: conceptos de política exterior, filosofía oriental y sinocentrismo.
Durante el escrito se señalan los puntos básicos del Tianxia, y se generan diálogos entre el sistema y algunas de las teorías de Relaciones Internacionales. Para nombrar a la construcción teórica de oriente sobre la sociedad, es importante señalar los puntos de enlace que tiene con las teorías que dominan el bagaje occidental. Dentro de los párrafos, se mencionan el alejamiento del Realismo con el Tianxia, sin embargo, en el espectro del Liberalismo y el Marxismo encontramos una convergencia. En resumen, se observan los siguientes puntos:
• La clara vinculación entre el Confucianismo y el Tianxia, como una reinterpretación del mismo.
• Las divergencias entre el Marxismo y el Tianxia se enfatizan en la ausencia del conflicto, debido a la manera en que se percibe al ser humano.
• La principal diferencia entre el Liberalismo y el Tianxia radica en que uno pone al centro al ser humano como individuo, mientras que el otro sitúa al ser humano como parte de una comunidad.
• Otro punto importante es la “universalidad” con la que se ha construido la manera en la que tenemos estudiar y explicar los fenómenos sociales. Situación que será abordada a continuación.
En la parte final, se lleva a cabo la aplicación de los conceptos del Tianxia dentro del actuar chino al exterior. Resaltando la importancia del relacionalismo (término introducido por Zhao) como eje de gobernanza global. El término de relacionalismo se presenta como una nueva visión de generar una armonía a nivel global. Dejando de lado las limitaciones universalistas de los constructos sociales actuales, que a su vez oprimen el espíritu democrático de los ciudadanos del mundo. Ante esta necesidad, Zhao (2012) señala lo siguiente:
“Relationology, or the ontology of coexistence, establishes the universal foundation for ethical values, that is, relational values defined in terms of universally acceptable and consensual relation instead of individuals. Relational values are universal because they always coincide with the conditions of mutual benefit and reciprocal acceptance.”
Desde mi perspectiva, éste concepto es rescatable para poder promover una regeneración de la sociedad global; ya que al ser considerada puede desencadenar una reconciliación entre los ciudadanos y el gobierno. Hago mención de reconciliar a causa de la falta de legitimidad de las instituciones, situación que ha llevado a crear vías alternas a la participación del pueblo como lo son las organizaciones no gubernamentales y la empresa multinacional (como actores transnacionales). El modelo circular jerarquizado de dos vías que propone Zhao muestra una mayor eficiencia en la interacción del sistema; ya que la estabilidad actual del sistema se encuentra en función de la violencia y regida bajo una falsa universalidad. Ambos aspectos se perfilan como bombas de tiempo, que pueden ser palpables al hablar hoy en día de crímenes trasnacionales y conflictos étnicos.
Por último, si bien es cierto que hace falta una mayor estructuración en la propuesta de Zhao para determinar de qué manera se puede llegar a la materialización del Tianxia a nivel global y la manera en la que el propio gobierno chino daría la transición; se puede hacer hincapié en que los elementos del Sistema Tianxia son una herramienta para dar lectura a los movimientos que realiza Beijing con respecto a su interacción con el exterior.
Crédito foto [monkeyabroad.com]
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