El sábado pasado un hombre detonó una bomba en el aeropuerto de Beijing resultando el único herido. Llevaba un blog en el que se quejaba de que el gobierno no se ocupaba de su discapacidad y de que había sido golpeado brutalmente por la policía. A las 18:30 del sábado en la terminal 3 de Beijing un hombre identificado como Zhongxing Ji, nacido en 1979 y oriundo de Shandong, detonó un artefacto explosivo de su propia fabricación.
El hombre ingresó al aeropuerto en silla de ruedas y quiso repartir unos panfletos. Después de que le fuera denegado el permiso, accionó la bomba. La explosión tuvo lugar en el área de llegadas, en donde se puede ingresar sin controles, lo que explica la facilidad con la que Ji pudo detonar la bomba en uno de los aeropuertos con mayor seguridad del mundo.
De acuerdo a lo que hemos sido capaces de reconstruir a través de las noticias aparecidas en la red, incluyendo blogs y fotos del protagonista, Ji se habría visto obligado a utilizar una silla de ruedas después de sufrir una paliza por parte de la policía después de un control rutinario.
La atención médica que necesitó luego de esta reprimenda le causó una deuda de 100.000 RMB. Según esta información, el gesto sería una muestra de desesperación, sin ninguna connotación política, pero que dice mucho sobre el estado de la población obrera china. Aunque todavía no hay declaraciones oficiales, Zhongxing Ji deberá ser amputado de un brazo a consecuencias de la explosión.
Según un comunicado emitido por la policía de Heze, la ciudad natal de Ji Zhongxing, la familia desconocía sus planes. Su padre dijo haberlo visto en la casa familiar el viernes por la noche pero no a la mañana siguiente y agregó que cuando lo llamó por teléfono, Ji no le quiso decir dónde estaba. Justo esta semana en China ha habido mucha discusión en los medios de comunicación y en las redes sociales sobre la muerte de un vendedor ambulante en Linwu, en la provincia de Hunan, después de una fuerte reprimenda policial.
Los funcionarios policiales se declararon inocentes, pero la noticia se esparció rápidamente al ser tratada por Li Chengpeng, uno de los bloggers más famosos de China, con más de siete millones de seguidores en Weibo.
"Antes de empezar a hablar sobre el sueño chino, se debe proteger el sueño de un vendedor de sandías", escribió el blogger, quien invitó a los políticos locales a hacer discursos menos pomposos y grandes promesas y "más políticas que hagan nuestra vida mejor." Li cerró su mensaje con una referencia a la Constitución diciendo: "nuestra Constitución dice claramente que China es un Estado socialista bajo la dictadura democrática popular dirigida por la clase obrera y basado en la alianza de obreros y campesinos. Los trabajadores han perdido sus puestos de trabajo, los agricultores han perdido sus tierras. Y tratan de hacer frente a las dificultades de la vida, vendiendo sandías, para ser asesinados en las calles ".
Las protestas por malos tratos, por las malas condiciones de trabajo y por el bajo salario se han multiplicado en China a través de millones de personas que, como Zhongxing Ji, llegan a la desesperación.
Los obreros rurales, que antes llegaban desesperados a las ciudades buscando un salario mínimo, han comenzado a manifestarse. Las disputas laborales han crecido en China casi un 25% cada año en la última década y el ritmo ha aumentado desde 2008, cuando se aprobó la reforma laboral según la cual se exige a los empleadores otorgar contratos escritos de trabajo a sus empleados en un tiempo no superior a 30 días. En 2012 hubo más de un millón de conflictos laborales, la mayoría de ellos por pedido de aumento de salario.
En enero de este año el servicio del metro en Hangzhou, capital de la provincia de Zhejiang, este de China, debió ser suspendido durante 35 minutos porque trabajadores migrantes saltaron a las vías para protestar.
La explosión en el aeropuerto de Beijing deja al descubierto la parte oscura del sueño chino, más parecido a una pesadilla. La clase media china -clara expresión del “sueño”- se encuentra fuertemente disgustada por lo que sucede a los dos extremos de la sociedad: la clase baja con condiciones extremas, como la sufrida por Zhongxing Ji, y la clase alta con un lujo desmedido y muchas veces sospechada de corrupción.
Las fotos del manifestante circularon rápidamente por Weibo aunque varios mensajes con su nombre fueron eliminados, lo que contribuye al malestar general.
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