La manifestación la semana pasada en la ciudad de Ningbo, donde miles de personas salieron a las calles a protestar en contra de la ampliación de una planta petroquímica, deja nuevamente al descubierto el lento despertar de una ciudadanía que hasta hace pocos años no se atrevía a opinar sobre los acontecimientos políticos o sociales que ocurrían en su entorno, y que ahora ha encontrado en espacios como Internet un canal perfecto para dar voz a esas preocupaciones. De esta manera, una sociedad que estaba más acostumbrada a ser pasiva, pasó a asumir el rol de vigilante del poder en un país que ha hecho todo lo posible por controlar la libre expresión de sus ciudadanos.
El deterioro medioambiental -resultado del rápido desarrollo económico- se ha convertido en una de las mayores fuentes de indignación de los ciudadanos chinos, que ven en éste una amenaza directa a su salud, su calidad de vida y a sus comunidades. Una indignación similar despiertan los casos de corrupción, que los ciudadanos ven como una amenaza igual de seria contra su bienestar. Debido al fuerte control del gobierno sobre cualquier acción ciudadana, los chinos han encontrado en la red un espacio idóneo para plasmar sus denuncias. La calle continúa siendo una vía para expresarse sobre asuntos que no afectan el ámbito político, pero para denunciar actos de corrupción, negligencia y otros abusos la web se ha convertido en la única vía.
Desde la creación hace cuatro años de Weibo, la mayor plataforma de mensajería o microblogging, y gracias al uso extendido de las redes sociales por parte de los jóvenes de la generación nacida después de los años ochenta, la web china inició un proceso de transformación donde -bajo la figura del anonimato cibernético y a pesar de la constante censura gubernamental- todos podían opinar de manera más o menos libre.
En la “Gran muralla de fuego” (“Great firewall”), China cuenta con uno de los sistemas de censura más sofisticados sobre la red, que le permite censurar páginas que en su criterio poseen contenido inadecuado para los curiosos cibernautas y seleccionar los temas que se pueden discutir sobre la realidad nacional.
Pero debido a la naturaleza porosa y permeable de la propia red, se han abierto muchas válvulas de escape que permiten canalizar el descontento hacia determinados acontecimientos del ámbito local. "A falta de un espacio público, los chinos toman Internet como su espacio de discusión, de opinión y como un medio para sentirse empoderados", afirma Glenn Mott, profesor Fulbright de periodismo en la Universidad de Tsinghua.
Funcionarios corruptos expuestos en la red
La destitución de Yang Dacai, un oficial de seguridad local, quedó sellada cuando los internautas indignados encontraron y expusieron una serie de fotografías en las que aparecía luciendo 11 costosos relojes de marca. Algo similar le sucedió a Cai Bin, un funcionario de la provincia de Guangdong popularmente llamado el “tío de los cuartos” (fangshu) desde que quedó al descubierto -de nuevo gracias a Internet- que poseía un total de 22 propiedades a su nombre.
Zhou Jiugeng, un alto oficial de Nanjing, también atrajo la atención de los cibernautas chinos. En unas fotos tomadas en una conferencia, resaltaba un reloj fino y un paquete de cigarrillos costoso. La búsqueda destapó casos de corrupción en torno a la oficina de Zhou, las alertas estatales se prendieron y el oficial terminó por recibir una pena de 11 años de cárcel.
Las investigaciones hechas por los internautas, corresponden a una práctica llamada renrousousuo (人肉搜索) o literalmente “búsqueda de carne humana". Esta consiste en coordinar los esfuerzos en línea de la ciudadanía para identificar a los responsables de una situación juzgada como injusta. La pesquisa no es coordinada, no está centralizada y parece no tener reglas precisas. Alguien descubre que una persona obró "mal", presenta el caso y solicita la respuesta de los buscadores. Cientos de personas acogen la petición e inician una búsqueda exhaustiva de teléfonos, direcciones reales, relaciones familiares, detalles del trabajo y hasta cuentas bancarias.
Las víctimas más comunes de está práctica son oficiales corruptos, personas que han violado los códigos morales de la sociedad o personas que han cometido alguna forma de injusticia social. "Estos casos son formas de activismo social porque los que participan buscan exponer males sociales, desafiar las autoridades y producir un cambio social", afirma Guobing Yang, profesor de la Universidad de Columbia y autor del libro El poder de Internet, en China.
La difusión en la esfera pública de la creciente ola de casos de corrupción producto de la investigación y denuncia ciudadana, en un país con más de 500 millones de usuarios de internet, es la mayor amenaza que enfrenta el gobierno chino a la “estabilidad” y “armonía” a su socialismo con características chinas. "El sentido de falta de poder en las personas comunes y la falla del gobierno de lidiar con la injusticia social y la corrupción hacen que la ‘búsqueda de carne humana’ sea una acción colectiva que refleja resentimiento y frustraciones de la sociedad china", afirma Yang, lo que puede resultar muy peligroso para el mantenimiento del status quo, especialmente en una época de transición política como en la que se encuentra China.
A la cabeza de los escándalos denunciados en la web siempre se encuentran oficiales de segundo rango y a nivel local, pero raras veces un alto funcionario. La mayoría se mantiene en silencio ante las acusaciones, al tiempo que las autoridades locales emiten un comunicado reprochando la conducta y anuncian una investigación en su contra sin que en la mayoría de casos se sepa el resultado de la misma.
Es decir, no queda claro si el llamado gubernamental es erradicar tales conductas o llevar a cabo un “mejor manejo de la imagen”. “El gobierno tiene que tomar medidas para impartir un entrenamiento de comportamiento a los oficiales y dirigentes, para desarrollar sus habilidades de comunicación y prepararlos para reaccionar de la mejor manera bajo la creciente de presión”, indicaba un comunicado de la agencia estatal de noticias Xinhua. “El gobierno debe reducir la brecha entre las expectativas públicas y la imagen de los oficiales”, agregaba.
Muchos peces pequeños, pocos peces gordos
A pesar de que muchos ven en esta tendencia una forma de participación ciudadana que exige transparencia y puede generar cambios a largo plazo el sistema político chino, es una realidad que las denuncias nunca manchan a los grandes del gobierno central.
En general, las pesquisas sobre los altos funcionarios han visto la luz pública gracias a la intervención de medios internacionales. Gracias a Weibo y otras plataformas de la red china, han encontrado difusión en el país investigaciones como la que hizo el New York Times sobre la fortuna de la familia extendida del premier Wen Jiabao o la de Bloomberg sobre la familia de Xi Jinping, pese a que ambos sitios web quedaron bloqueados de inmediato. Pero su impacto es decididamente menor que el del “tío de los cuartos” y el “hermanos de los relojes”.
Además, el gobierno chino también comprende la manera cómo funciona la red e intenta moderar su uso según le conviene. Por ejemplo, en ciertos momentos hay evidencia de que se permitía la conversación sobre algunos temas relativamente sensibles, pero que no resultaban peligrosos o inconvenientes. Por esta razón, ni Wen ni Xi vieron su imagen tan afectada ante los ojos de sus ciudadanos, mientras que la caída de Bo rápidamente fue comidilla en la red gracias a la permisividad de los censores de la red.
“[Las autoridades] se están volviendo cada vez más sofisticadas en cómo manejan la disidencia,” dijo Phelim Kine, investigador de Asia para la Organización Human Rights Watch en declaraciones para The Guardian. “Ellos se han dado cuenta de que no necesitan rodear a todo el que hace bromas fuertes en la red sobre el hijo de alguien.”
E incluso están comenzando a dar señales de que quieren utilizar las redes sociales a su favor, como lo muestra el hecho de que el Diario del Pueblo -órgano oficial del Partido- abrió una ventana para seguir en vivo y en directo el Congreso del Partido en Weibo.
Por esta razón muchos analistas opinan que la limpieza genuina de algunos de los miembros del partido de bajo rango, en lugar de dañar la imagen del partido, la refuerzan debido a que se transmite la idea de que éste lucha contra la corrupción. Claro, mientras no se toque a los peces gordos.
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