La comunidad chino-estadounidense, especialmente la que emigró al otro lado del Pacífico en los últimos 20 años, ha mostrado cierto entusiasmo por la heterodoxia con la que Trump está llevando a cabo su campaña electoral, enfocada estrictamente en lo políticamente incorrecto.
Si bien las declaraciones sexistas realizadas por Donald Trump continúan dividiendo al partido y al electorado republicano, las provocaciones del magnate estadounidense están conquistando sorpresivamente a una parte de la población que normalmente se ha mostrado desinteresada en las elecciones estadounidenses: recientemente la comunidad chino-estadounidense, especialmente la que emigró al otro lado del Pacífico en los últimos 20 años, ha mostrado cierto entusiasmo por la heterodoxia con la que Trump está llevando a cabo su campaña electoral, enfocada estrictamente en lo políticamente incorrecto.
En contraste con las preferencias de los chinos que aún viven en su país, lo cuales son favorables a una victoria de Hillary Clinton, más de 200 grupos surgieron en la red social WeChat en apoyo al candidato republicano, algunos de los cuales están organizados sobre una base territorial (Estado o ciudad), es decir, dependiendo de la residencia de los usuarios.
Otras agrupaciones en la red surgieron sobre una base profesional. Con más de 1.000 miembros chino-estadounidenses apoyando de manera ardua la campaña de Trump, esta se ha impuesto como una de las plataformas preferidas entre los expatriados chinos, manteniendo un contacto constante con el personal del candidato y del partido.
Grace Su, una empresaria que emigró a hace doce años a EEUU y coordinadora del movimiento sino-estadounidense pro-Trump, dijo al diario South China Morning Post que la “pasión” de sus compatriotas por el magnate rubio es una cosa reciente.
De acuerdo con un informe del Centro de Investigaciones Pew, la mitad de los estadounidenses de origen asiático apoya al Partido Demócrata, mientras que solo el 28 por ciento se identifica con los republicanos, marcando un descenso del 50 por ciento con respecto a los que apoyaban a los conservadores en 1992.
Por otra parte, el candidato republicano ha tratado de impulsar su campaña con una retórica populista en la que promete cero tolerancia frente a las políticas monetarias y comerciales implementadas por Beijing, supuestamente a expensas de EEUU, aunque en el segundo debate presidencial realizado el pasado domingo solo mencionó a China cuatro veces, en contraste con el primero en el que la nombró 12 veces, especialmente para resaltar los efectos perjudiciales en el mercado laboral estadounidense ocasionados por el exceso de producción en las fábricas de acero chinas.
Ambos debates fueron censurados en China y los medios de comunicación estatales solo abren espacio para ironizar sobre los escándalos que han ocurrido en el último año entre los contendientes a la presidencia de los Estados Unidos.
Esta comunidad también ha mostrado su descontento y ha dado un brusco giro hacia los republicanos tras la imputación y reciente condena por homicidio al policía de origen chino Peter Liang, quien fue sentenciado por la muerte de un afroamericano en Nueva York durante un tiroteo en 2004.
Una condena que los chino-estadounidenses consideran que fue motivada por el creciente racismo contra la comunidad china, que en los últimos años también ha criticado la disminución en la cuota de acceso a las universidades por parte de los estadounidenses de origen asiático, los cuales ya superan el número de latinos en centros de educación superior.
“Estamos viendo un aumento de los delitos y la violencia cultural en contra de los estadounidenses de origen chino. Por esta razón, hicimos una protesta el 12 de octubre en Washington junto con otras comunidades, como la de los países africanos”, explicó Su.
El idioma y las barreras culturales han impedido históricamente la participación china en la dinámica local estadounidense. En 2012, los votos de los americanos de origen asiático sólo alcanzan el 2,9 por ciento del total, aunque es un aumento significativo con respecto al 1,7 por ciento de 1996.
Cliff Li, directora del Comité Nacional Republicano de Asiáticos Americanos, destacó que lo que le fascina a las nuevas generaciones de inmigrantes chinos es el estilo poco convencional de Trump, el cual puede atraer votantes para los republicanos.
De la misma opinión es Gal Luft, director del Instituto para el Análisis de la Seguridad Global en Potomac (Maryland): “la razón es que Trump encarna el éxito profesional en el que las personas trabajadoras y ambiciosas se puedan identificar”.