La gira suramericana de Wen Jiabao la semana pasada cerró con la firma de muchos acuerdos bilaterales en Uruguay, Argentina y Chile, además de algunos indicios del tipo de relación que Beijing quiere construir con América Latina, desde una posible "zona de libre comercio" con el bloque Mercosur hasta el anuncio de un fondo de financiación de US $10.000 millones para proyectos de infraestructura en todo el continente. ¿Pero cómo se vio la visita del premier chino en cada país? Una mirada local a la visita de Wen a Chile. Análisis del abogado chileno Ignacio Tornero Ochagavía.
La llegada de Wen Jiabao a Chile no fue un acontecimiento de conocimiento popular, sino uno que se quedó entre una pequeña élite política, económica, intelectual y de aquellas personas más informadas. En cambio, cuando el año pasado Barack Obama visitó nuestro país se produjo un verdadero fenómeno mediático y su gira fue cubierta por todos los medios de comunicación.
Esta realidad refleja el hecho de que el conocimiento de un chileno promedio en relación a China sigue siendo realmente superficial. No hay un manejo de mayores detalles de la relación de ambos países, ni tampoco una real comprensión de la cultura china.
Sin perjuicio de lo anterior, estas son algunas de las principales preocupaciones e impresiones que dejó la visita de uno de los hombres más importantes del gobierno chino a Chile.
Chile ha sido un país pionero en el establecimiento de relaciones formales con China, tanto en el ámbito político como económico. Fue el primero en Sudamérica en establecer relaciones diplomáticas con Beijing, el primero en apoyar su ingreso a la Organización Mundial de Comercio, y el primero del mundo en firmar un TLC con China. Actualmente, China es el principal socio comercial de Chile y Chile el segundo de China en América Latina, luego de Brasil.
Esto podría dejar perplejo a cualquiera. Sin embargo, y dejando de lado este discurso a veces bastante “propagandístico”, la verdadera preocupación que existe en Chile está relacionada con la ínfima inversión de capitales chinos en Chile. Mientras que los chilenos han invertido alrededor de $US 200 millones en China, los chinos sólo han invertido hasta ahora alrededor de $US 100 millones, tratándose de economías incomparables en cuanto a su tamaño.
El problema está íntimamente asociado a algo aún más profundo, relativo al modelo económico que ha permitido a Chile gozar de un gran bienestar económico y de estabilidad en los últimos años: la dependencia a la exportación de nuestros recursos naturaless, especialmente del cobre. ¿Qué garantía de desarrollo a largo plazo tiene este modelo si no es fuente de conocimiento y tecnología?
Por ello, la visita de Wen a Chile tuvo como centro de atención principal la discusión de cómo poder aumentar las inversiones de origen chino, encuentro del cual surgieron una serie de acuerdos bastante esperanzadores. Dentro de ellos, destacamos:
· Declaración conjunta sobre el término de las negociaciones del capítulo de inversiones del TLC.
· Plan de cooperación agrícola entre los ministerios respectivos de ambos países.
· Protocolos para facilitar la exportación de carne (bovina, ovina y caprina), tripas de cerdo, harina y aceite de pescado a China. · Acuerdos de entendimiento entre ZTE/Huawei con la Universidad de Chile.
Es decir, se materializaron una serie de instrumentos que eventualmente van a permitir a las partes seguir adelante en aquellos temas aún “pendientes”. Muestra del avance que ha habido en la materia, fue la reciente firma -la semana pasada- de un acuerdo entre la empresa china Sky Solar y la chilena Sigdo Koppers para invertir alrededor de $US 900 millones en la generación de energía fotovoltaica. Asimismo, el gobierno chileno invitó personalmente a China a participar en la licitación del puente colgante que se pretende construir en el Canal de Chacao, en el sur de Chile, que uniría la ciudad de Puerto Montt con la isla de Chiloé.
Si bien se han hecho enormes esfuerzos (signo de ello fue la fructífera visita de Wen Jiabao), es necesario enfatizar que Chile y China continúan separados por una enorme distancia, especialmente en lo que se refiere a la falta de comprensión cultural entre las partes. Muchos pueden ser los recursos que se destinen a proyectos de inversión, pero poco o nada se avanzará si no se tiene real conciencia de la necesidad de realizar el gasto correlativo en capacitación y educación de la sociedad chilena, con el objeto de comprender la importancia que jugará China en el desarrollo, no sólo económico del mundo del siglo XXI, sino cultural, político y científico.
Mientras la visita del presidente o primer ministro chino no genere la misma conmoción que la del de Estados Unidos es señal de que aún queda mucho por hacer.
Ignacio Tornero Ochagavía es egresado de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile y ex alumno de la Universidad de Nanjing en China.
[Foto de Xinhua]
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