La verdad sobre China: ¿Los chinos viven en apartamentos del tamaño de un cubículo?

In by Andrea Pira

Las imágenes de mareas de gente en el metro de Beijing ya no son una sorpresa, pero ¿se repite la misma historia de hacinamiento en los hogares chinos? Lo cierto es que los efectos de la burbuja inmobiliaria en el país afectan las condiciones de vida de sus habitantes, sobre todo en las grandes ciudades.
Mito

Los chinos viven en apartamentos de 30 metros cuadrados que incluyen baño, dormitorio, sala y comedor.

Realidad

Sí, es el país más poblado del mundo. En Internet son virales los videos del metro de Beijing en hora pico. Los chinos tienen un dicho para esto: ren shan, ren hai (una montaña de gente, un mar de gente).

Pero ¿qué tan cierto es que un fenómeno similar se repita en los hogares chinos? Ni todas las mujeres musulmanas usan velo ni todos los chinos viven hacinados en apartamentos diminutos.

Las zonas más densamente pobladas de China están en el este del país. En Shanghái viven 3,631 personas por kilómetro cuadrado, mientras que la tasa en Beijing es de 1,195. Sin embargo, ambas metrópolis chinas se quedas cortas frente a megaciudades como Tokio, la cual cuenta con 6,038 por kilómetro cuadrado. A nivel mundial, las ciudades con más hacinamiento son Calcuta, Bombay y Karachi.

Los trabajadores migrantes (quienes no tienen beneficios sociales en las ciudades) y los estudiantes universitarios son dos grupos sociales que viven en condiciones particulares de hacinamiento, si el estándar que tomamos es el de los países desarrollados. Los obreros de construcción viven casas prefabricadas adentro o muy cerca de su sitio de trabajo. Generalmente, cuatro o seis de ellos comparten una habitación. Los estudiantes chinos que viven en los campus universitarios también suelen ver su espacio privado reducido a una litera y un escritorio.

Si bien, el espacio es un problema para las congestionadas urbes chinas. Hay que tener en cuenta que los precios de la vivienda, en especial de cara a la burbuja inmobiliaria, juegan un rol importante en las decisiones que los chinos tienen que tomar a la hora de elegir dónde vivir.

De acuerdo con China.org.cn, un portal gubernamental autorizado por China que ofrece acceso a información básica sobre el país, en el 2014 Beijing tuvo el mayor precio medio de la vivienda en el país, con 37.439 yuanes (6.113 dólares) por metro cuadrado, Beijing fue la única ciudad con un precio medio de vivienda de más de 30.000 yuanes (4.898 dólares) por metro cuadrado, seguida de Shanghai y Shenzhen, con 29.974 yuanes (US $ 4.892) y 24.927 yuanes (US $ 4.068) por cada metro cuadrado respectivamente. En promedio, un residente de la capital deberá ahorrar casi todos sus ingresos durante al menos 30 años para así poder comprar un apartamento en este sector.

En Hong Kong, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, con 7 millones de personas que viven dentro de 423 kilómetros cuadrados, la escasez de espacio hace que las condiciones de vivienda sean más complicadas. Según la Sociedad para la Organización Comunitaria (SOCO), un grupo de derechos humanos, aproximadamente 10.000 hongkoneses viven en apartamentos divididos en ‘cubículos’ de 40 metros cuadrados.

Los altos precios también hacen que conseguir vivienda sea un desafío. Según el portal Global Property Guide, un metro cuadrado en Hong Kong cuesta en promedio 22.814 dólares, lo que la ubica en el tercer lugar de las ciudades más costosas para comprar bienes y raíces, después de Mónaco y Londres.

Shanghái ocupa el lugar número 20 de este escalafón, con el metro cuadrado a 6.932 dólares. Eso es más de la mitad de lo que cuesta en Sao Paulo, la más cara en América Latina, según el reporte de Global Property.

En la China continental el alza de precios del sector inmobiliario y la sobreoferta han generado el temor de que si el mercado de la vivienda colapsa, lo hagan también las perspectivas económicas de China. Según cálculos de CCN Money, el crecimiento económico del país, del año pasado, fue directamente proporcional al desarrollo inmobiliario, y fue cerca del 10%.

Según un reporte del portal Bussiness Insider, el costo de los inmuebles no ha dejado de crecer, pues entre el 2007 y el 2010 el precio de la vivienda creció un 140 por ciento y el ritmo no ha menguado.

Entre las medidas que el gobierno central ha tomado para enfrentar el riesgo de que la burbuja inmobiliaria reviente están: los requisitos de residencia para comprar las propiedades de las ciudades principales, nuevos impuestos a las propiedades de venta y la limitación de créditos a promotores inmobiliarios.

Cabe destacar que en China la tierra es propiedad del estado. Así que las constructoras compran el derecho a usar cierto terreno para el desarrollo inmobiliario, no el espacio en sí. Por ley, este derecho a uso residencial es válido durante 70 años. Luego de que ese plazo expira, se deben renovar los derechos sobre la propiedad.

El alto costo de la vivienda en las ciudades principales confina a los trabajadores migrantes a dos escenarios. El primero es un fenómeno llamado‘ola de retorno’, dejar atrás las mejores oportunidades en Beijing y mudarse a ciudades de secundarias.

La segunda opción es vivir en literas, habitaciones divididas, sótanos situados en las carreteras fuera del tercer anillo, o inclusive en los hutongs que aún no han sido reconstruidos como atracciones turísticas.

Para los estudiantes chinos o los recién graduados la mejor opción es arrendar habitaciones, algo que para muchos significa un cambio drástico de su estilo de vida. Según el censo nacional del 2010, el 32,7 por ciento de los residentes en Beijing arriendan un cuarto, es decir que 2,18 millones de hogares están viviendo del alquiler.

Veredicto: La mayoría de edificios en las principales ciudades chinas están ocupadas por la clase media, una población en ascenso que puede pagar una renta. Sin embargo, no es raro encontrar a residentes que no solo viven hacinados cerca al centro de ciudad, sino que han tenido que habitar en condiciones paupérrimas, obligados por el alto precio de la vivienda y las estrictas regulaciones gubernamentales que restringen la migración hacia las ciudades.

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