La otra orilla: El parque de Lu Xun en Shanghái

In by Andrea Pira

Juan Manuel Arévalo, nuestro colaborador mensual, cuenta la historia de Lu Xun, que es considerado como el padre de la literatura moderna en China. Lu formó parte de la Liga de Escritores de Izquierdas, un grupo de intelectuales afines al Partido Comunista chino, y se destacó por sus ataques en contra de la cultura tradicional de su país. 

Quizás todavía hay niños que no han probado la carne humana. ¡Salven a los niños…! 
Diario de un loco, 2 de abril de 1918. (1)

Lu Xun

Es una larga tarde de verano en el viejo parque Hongkou de Shanghái, hoy llamado parque Lu Xun, al noroeste de la ciudad, en el distrito Hongkou. Entre el vaivén del canto de cigalas, niñas y niños revolotean persiguiendo libélulas para derribarlas con sus manos. El juego no deja de tener un trufado de violencia que, al parecer, pasa desapercibido por los adultos que observan. Decenas de libélulas rojas sobrevuelan un considerable jardín, frente a la altiva fachada, estilo Shaoxing, del museo a la vida y obra de Lu Xun o Lu Hsun (1881-1936), seudónimo de Zhou Shuren, el escritor chino más emblemático de la literatura a inicios del siglo XX y sin duda el alma de la literatura moderna de China.

Las familias disfrutan de un soleado día con baja contaminación a la sombra de altos platanus orientalis y magnoliaceae, los árboles que dominan estos cuidados jardines y lagos. El sopor de la tarde se ve en sus rostros. La gente conversa y descansa a lo largo del ameno laberinto por el que nos vamos mezclando turistas, vecinos y aficionados al fútbol. En uno de los costados del parque Lu Xun, frente a la estación Hongkou del metro, está el moderno estadio en el que juega el equipo de fútbol Shanghái Shenhua. Esta noche hay partido y jugará el capitán del equipo, el colombiano Giovanni Moreno. Un sin fin de atracciones naturales, mecánicas y deportivas que se encuentran aledañas al parque Lu Xun y rodean la tumba y el museo del escritor chino que fue considerado desde el día de su entierro en 1936, trece años antes de que de que se fundara la República Popular, como el alma del pueblo.

El narrador, ensayista, poeta, traductor y editor Lu Xun nació el 25 de septiembre de 1881 en Shaoxing, una pintoresca y apacible población de importante valor histórico y cultural, ubicada al sur de Shanghái. Shaoxing fue capital del imperio bajo la dinastía Zhou, entre los años 1045 y 256 antes de nuestra era común. La infancia de Lu Xun trascurrió bajo la tradición del último emperador Quin y, a pesar de que la vida le convirtió luego en un activista del cambio y la modernidad, toleró y llevó hasta su muerte algunas de las viejas tradiciones. Un matrimonio arreglado a ciegas por su madre con una tradicional mujer de pies vendados y socialmente aceptable o la presión social por llevar o no los cortes de pelo decididos bajo edictos imperiales son ejemplos de muchas de las situaciones sociales que vivió y luego reflejaría como telón de fondo en algunos de sus relatos cortos. Lu Xun vivió su joven adultez en los últimos coletazos del imperio Quin, y fue testigo de cómo su pueblo era sometido por el colonialismo, gracias a los embelecos de un capitalismo moderno que había sabido franquear las pesadas puertas y oídos de la herrumbrosa gobernabilidad de la última dinastía, pero que al mismo tiempo eran fuerza de cambio que inspiraba la aletargada modernidad para su pueblo.

Lu Xun fue el primogénito de una familia acomodada, cuyo abuelo paterno había logrado un relevante cargo oficial bajo nombramiento imperial. Sin embargo, el abuelo cayó en desgracia y fue destituido y embargado, suceso que marcó el destino del padre y del nieto. Poco después, su padre moriría a causa de una costosa enfermedad y Lu Xun, apenas adolescente, iniciaba sus estudios superiores en medio de la inestabilidad. La cultura extranjera era vista como la solución a la anhelada modernidad del país. Muchos estudiantes deciden salir para especializar sus estudios en el extranjero. Lu Xun se interesó por idiomas europeos y medicina en Japón. Luego de seis años, interrumpió su formación para regresar definitivamente al fragor del revoltoso movimiento de cambio que se gestaba. Faltaban sólo dos años para el derrocamiento final de la dinastía Quin y el advenimiento de la primera república de 1911. Al regresar, se dedicó a la educación y a la literatura.

Lu Xun, junto a su hermano, él también talentoso escritor Zhou Zuoren y otros escritores de la época, traducía y editaba libros en un nuevo y abierto intercambio con las culturas extranjeras, al mismo tiempo que profundizaban sobre su propia historia y cultura. Llegaban ideas desde las revoluciones políticas y estéticas que se venían desatando en América y Europa, a partir de los cambios políticos gestados por los ajustes sociales que se daban entre el choque del tardío feudalismo económico y el capitalismo moderno. Sin el contexto apropiado, las formas literarias del expresionismo y modernismo eran impensables en la China imperial. La narrativa local tomó un camino crítico y realista con el que muchos escritores y escritoras encontraron y expresaron políticamente sus miradas. Sin embargo, Lu Xun logró que sus relatos cortos no sólo recayeran en esto. Logró en su relatos un expresionismo irónico para mezclarlo con la nostalgia, un difícil y sutil equilibrio capaz de expresar esa transición que rechazaba el enraizado pasado, pero del que era inevitable, al mismo tiempo, ser parte y juez. Sin duda, la modernidad de sus personajes abyectos es uno de sus logros más destacados.

Los movimientos de cambio venían gestándose entre las recientes generaciones de escritores que apoyaban la renovación de la literatura y la sociedad china, incluso buscaron la eliminación de los ideogramas a cambio del uso exclusivo del alfabeto latino, para hacer frente al analfabetismo, actos que los escritores ya impulsaban desde una generación anterior a Lu Xun. Técnicas experimentales que servían para rechazar viejas tradiciones e impulsar una cultura de masas. A este tipo de mentalidad, se sumaron innovaciones lingüísticas y narrativas, aunque siguieron siendo escritas en caracteres e ideogramas tradicionales, formas que no eran tan comunes en la tradición literaria imperial, en la que se empleaba tradicionalmente la narración en tercera persona. En la nueva literatura, a la que se sumó Lu Xun, se empleó sobre todo el narrador en primera persona y la focalización buscó acentuar la verosimilitud dando fuerza a la ficción testimonial. El resultado fue un éxito inusual de las publicaciones por entregas en los medios escritos de la época, ideas que encajaban perfectamente con el espíritu de cambio crítico y que ahora era posible trasmitir a la población que antes no podía leerlas. Escribir literatura en Baihua era renovador puesto que era un lenguaje exclusivamente oral, sin representación gráfica. La escritura de literatura o documentos oficiales era en Wenyanwen o chino clásico, muy diferente al habla popular y únicamente las elites tenían acceso a la escritura y la lectura en chino clásico.

Una de las más interesantes decisiones de Lu Xun fue crear sus relatos a partir de una mezcla de Wenyanwen y del nuevo y experimental Baihua, una paradójica y potente mezcla de nostalgia y rechazo. Sus relatos contienen personajes y situaciones con acentos románticos, que se convierten luego en irónicos símbolos expresionistas. El valor estético de algunos de sus cuentos se debe precisamente a que supera en ocasiones el pastoso y didáctico realismo social con el que se le emparenta comúnmente y del que quizás sean más culpables algunas de sus traducciones. Lu Xun logró una compleja descripción de situaciones y personajes que sirven sin duda para señalar ese complejo momento de cambio que vivió su sociedad, pero no es la motivación ideológica la que logró escribir algunos de los mejores relatos cortos de la literatura del siglo XX. En ellos consiguió un admirable coro de personajes que como el narrador vidente del Diario de un loco o los protagonistas de La extraordinaria historia de A Q o Kong Yiji son estupendos ejemplares chinos que recuerdan al mejor Falstaff y que son logrados a partir de su extraordinaria capacidad de observación humana y de precisión literaria. Relatos que sumergen al lector entre oscuros y risueños pozos de perplejidad humana.

Lu Xun fue vecino de este apacible y bello parque que hoy lleva su nombre en Shanghái y ni las sonrisas de los niños, ni los bellos jardines recuerdan las dificultades del contexto que vivieron él y su parque. Lu Xun vivió la quinta y última década de su vida entre este barrio. Los últimos tres años de su vida, los pasó en una moderna casa a pocas calles de acá, en el número 9 de Sichuan Road, casa que hoy puede ser visitada. Llegó a vivir a Shanghái huyendo de Pekín, puesto que acá era más fácil escapar a la persecución de intelectuales y escritores de izquierda. Shanghái era desde hacia décadas un puerto abierto y era una ciudad controlada en parte por gobiernos extranjeros.

Este mismo parque y barrio hacían parte de la concesión internacional desde finales del siglo XIX, este terreno era usado como campo de prácticas por las milicias voluntarias del asentamiento internacional en Shanghái. Soldados japoneses e ingleses, entre otros, lo usaban como campo de práctica y recreación. Razón por la que algunos de los primeros testimonios de la época se refieren al parque como un lugar temible al que no se debía acercar la gente local. Posteriormente, el terreno fue ampliado, pues el gobierno municipal compró más hectáreas y construyó en 1905 el Hongkew Recreational Ground, siguiendo el modelo del Glasgow Sport Park de Gran Bretaña. En ese momento, fue el parque más moderno de China y en el que posteriormente se construyó la primera piscina pública y el primer estadio de fútbol que existió en Shanghái. A pesar de ser llamado parque público y construido por el gobierno municipal, era para uso exclusivo de los residentes extranjeros y los chinos tenían prohibida la entrada.

Desde antes del establecimiento de la república de 1911, la sociedad local era violentamente presionaba por algunas potencias extranjeras que venían negociando desde tiempo atrás con la desmoronada dinastía Quing. La vida social y el establecimiento cultural del país se polarizaba políticamente. La tensión hizo que las capas sociales se movilizaran y buscaran maneras de lograr cambios hacia la modernización de una China que había aparentemente dejado de ser un gran imperio feudal y se había convertido en una república, pero en la práctica continuaba con algunas dinámicas políticas, sociales y económicas que podían interpretarse como feudales.

El movimiento por la Nueva Cultura fue iniciado a partir de la publicación Xin qingnian (Nueva Juventud) en 1915. Este proyecto agrupó a diferentes escritores e intelectuales de diferentes ideologías en su inicio, muchos de los cuales se habían educado en el extranjero y en ese momento mantenían vínculos con la Universidad de Pekín. Ese era el caso del joven profesor Lu Xun quien hizo parte del proyecto, al igual que su hermano menor. La literatura europea fue uno de los iniciales proyectos editoriales de Lu Xun y su hermano Zhou Zuoren, quien también fue un talentoso ensayista y poeta, pero que a diferencia de su hermano continuó por el modernismo y se alejó de la literatura de fácil asimilación política. Zhou Zuoren murió hasta 1967, un año después de haber sido duramente tratado por la Revolución Cultural. Lu Xun durante su labor docente en la universidad de Pekín impartió una serie de conferencias que posteriormente fueron convertidas en el libro Breve historia de la novela china(2), uno de sus más famosos trabajos. Sólo hasta 1918, cuando publicó su primer cuento, Diario de un loco, se inició su reconocimiento como narrador. Sus cuentos publicados a lo largo de los años fueron posteriormente agrupados en sus dos únicas colecciones, tituladas Naham (3) (1923) que traduce Grito de combate y Panwang (4) (1926) que traduce Callejeo. Desde 1927, luego de la publicación de sus poemas en un libro titulado Yecao (Mala hierba), polarizó completamente su postura ideológica y no volvió a publicar narrativa. Debido a las circunstancias se fue a vivir a Shanghái. En 1931, fundó junto a cincuenta escritores la liga de escritores chinos de izquierda.

El movimiento por la Nueva Cultura bajo el que inicio su carrera de escritor profesional, pasó de pertenecer a pequeños grupos de intelectuales en Pekín a convertirse en un movimiento de masas a partir del famoso incidente del 4 de mayo de 1919. Lo que poco a poco convirtió a Lu Xun en un popular activista del movimiento del 4 de mayo. Este movimiento reivindicativo se originó gracias a la concentración estudiantil en la plaza Tian`anmen para protestar ante la debilidad del gobierno ante el resultado del Tratado de Versalles, con el que se dada fin a la primera guerra mundial.

La nueva sociedad china esperaba que el apoyo dado por China a los aliados, vencedores del conflicto, les permitiera recuperar los territorios colonizados injustamente por los alemanes. Estas llamadas concesiones territoriales habían sido conseguidas mediante forzosas ocupaciones que habían copiado el modelo inglés usado para quedarse con Hong Kong en arriendo durante un siglo. Sin embargo, la debilidad en la que se encontraba el gobierno Chino frente a los aliados fue tal, que en vez de devolver los territorios de colonias alemanas a China le fueron otorgadas a Japón. Ante este tipo de humillaciones internacionales la sociedad china bullía por recuperar el viejo y arraigado orgullo de ser un pueblo que se veía como el centro del mundo.

El partido nacionalista (KMT) fue desbordado por las consecuencias del crecimiento del colonialismo extranjero en el país. El control de Shanghái en concesiones extranjeras creaba un ambiente de crispación difícil de controlar. El 15 de mayo de 1925, la policía japonesa mató a un trabajador chino que participa en una manifestación en Shanghái. El incidente provocó una manifestación mucho más grande para el día 30 de mayo. Para disuadirla los soldados ingleses abrieron fuego contra los manifestantes. Murieron once personas y una docena quedaron heridas. Este punto de inflexión llevó a una breve alianza entre la izquierda y el gobierno nacionalista que duró sólo hasta 1927, cuando un grupo de comunistas fueron asesinados selectivamente por el KMT en Shanghái. Desde ese momento se radicalizó gran parte del mundo literario y Lu Xun asumió el riesgo. En el año de 1932, en este mismo parque, en una zona exclusiva de jardines japoneses, un joven coreano de 24 años llamado Yin Fengji, en rechazo al colonialismo japonés en Corea, realizó un atentado que dejó decenas de víctimas japonesas. Este joven apresado y llevado a Japón para ser torturado y ejecutado públicamente.

La literatura es un mecanismo social de interpretación y la obra de Lu Xun no buscó ser ajena a su contexto, sin embargo, uno de los principales problemas de la recepción de Lu Xun es que precisamente su obra fue posteriormente investida de una oficialidad ideológica, de la que sin duda se sentiría orgulloso de haber vivido para verla, pero que distrae su recepción crítica. Lu Xun fue convertido en el padre de la modernidad y su lectura canónica en el plan de estudios encajonó el valor de su obra. Sin embargo, su obra narrativa no es exclusivamente un producto de sus ideas políticas. Fue un escritor de izquierda, como fueron la inmensa mayoría de los escritores más talentosos del siglo XX, pero al igual que muchos, nunca militó en el partido comunista, ni se conoció personalmente nunca con Mao Zedong. Quizás la muerte prematura por tuberculosis, enfermedad misteriosamente protagonista en uno de sus cuentos más conocidos y traducido como La medicina, le evitó el difícil trance de enfrentarse a la Revolución Cultural, de la que su propio hermano constató la febrilidad de sus juicios.

Los personajes de Lu Xun, precisamente se enfrentan al mundo sabiendo que no hay nada tan humano como la falta de humanidad. Paradoja señalada en la introducción al único cuento suyo publicado en Colombia por los poetas Juan Manuel Roca y Santiago Mutis en el año 2009 en Bogotá y con el que buscaban reflexionar sobre el uso del miedo en las sociedades contemporáneas. El cuento fue una traducción obsequiada por el escritor mexicano Sergio Pitol, quien en 1971 tradujo tres de los veinticinco relatos cortos que publicó Lu Xun en vida. En la encantadora introducción que Sergio Pitol escribió entonces, se desvela de esta manera las relaciones que viven los personajes de Lu Xun: «El hombre es oprimido por sistemas en los que ha dejado de creer. El mundo entonces se convierte en una figuración de la locura.» Roca termina su introducción afirmando que la locura histórica no es más que la locura impuesta, mientras se trata como loco al personaje que intenta verbalizar los errores de su pueblo, que como la usura o el canibalismo, hacen de la sociedad una máquina que quiere hacerlo participe como comensal o como alimento a usted o a mí para la cena.
 

1) Lu, Xun: Diario demente y otros cuentos, Madrid, Ed. Popular, 2008, p. 31. (Traducidos desde el inglés).

2) Lu, Xun: Breve historia de la novela china, Barcelona, Ed. Azul, 2001. (Traducción del original chino por Rosario Blanco Facal).

3) Lu, Xun: Call to Arms & Wandering, Beijing, Ed Foreing Languages Press, 2014. (Traducción del original por Yang Xianyi).

4) Lu, Xun: Call to Arms & Wandering, Beijing, Ed Foreing Languages Press, 2014. (Traducción del original por Yang Xianyi).

[Fotos: Juan Manuel Arévalo]
También puedes leer:


La otra orilla: Trabajo Amargo

La otra orilla: Sutil violencia: entrevista al escritor Luis Fayad

La otra orilla: En busca del ‘Macondo’ de Jia Zhangke