China se ha convertido en uno de los principales protagonistas en el mercado mundial de energías renovables. Sólo en 2011 invirtió más de 45.000 millones de dólares en este sector, un incremento del 37% en cinco años. Pero ese rápido desarrollo ha colocado a Pekín en pie de guerra con Estados Unidos, su principal competidor, que lo acusa de vender productos a precios irrisorios gracias al apoyo del gobierno chino con el objetivo de adueñarse del mercado.
En los últimos cinco años China se ha consolidado como el principal exportador de paneles solares, produciendo la mitad del total mundial pese a que su uso a nivel local era hasta hace poco aún muy bajo. Sólo el año pasado las importaciones de paneles chinos se duplicaron en Estados Unidos, alcanzando los 3.100 millones de dólares. Y pese a que el número de paneles instalados creció, las empresas locales han visto sus números disminuir considerablemente.
Por esta razón, la filial de la alemana SolarWorld y otras seis empresas se unieron para pedir al Departamento de Comercio estadounidense una revisión de las importaciones chinas. Como resultado de la investigación, Washington impuso aranceles de hasta un 31% a las exportaciones de 60 empresas chinas, incluyendo a la líder mundial Suntech Power y a la cuarta, Trina Solar. Otros productores enfrentarían aranceles de hasta un 250%. Las empresas demandantes esperan llevar su caso ahora ante la Unión Europea, donde los paneles chinos también dominan el mercado.
La acusación es, prácticamente, la misma de siempre. Las autoridades chinas ofrecen generosos incentivos a las empresas que producen energías renovables, ofreciéndoles acceso a préstamos a tasas preferenciales a través de sus bancos estatales, prestándoles incluso instalaciones para montar sus fábricas y otorgándoles una ventaja que sus competidores consideran injusta. Esto les permite vender sus paneles fotovoltaicos a un bajo costo, que las compañías estadounidenses insisten es menor al de producción y envío y contrario a las reglas internacionales de dumping.
La cuestión es que China goza de beneficios adicionales gracias al Protocolo de Kioto, que reconoce un valor económico a la reducción de gases de efecto invernadero. A las subvenciones chinas se suman los incentivos de la Unión Europea, que premian el uso de combustibles no fósiles y que han contribuido a mayores ventas de paneles chinos. En efecto, China es uno de los mayores beneficiarios del Mecanismo.
En los últimos años los precios de los paneles han caído casi un 50%, gracias a una competencia más intensa y a una sobreoferta. Y a medida que los precios han caído, la demanda en la instalación de equipos ha crecido en muchos países. Un informe de la Asociación de Industrias de Energía Solar había previsto poco antes del caso de dumping que Estados Unidos se convertiría en el cuarto mayor productor de energía solar en el mundo este año. Apenas se conoció la decisión del gobierno estadounidense el organismo gremial cambió sus perspectivas de crecimiento del sector.
Paradójicamente los consumidores estadounidenses serán algunos de los más perjudicados. Al elevarse los costos como resultado del fallo del Departamento de Comercio, Washington podría conseguir proteger a sus empresas, pero difícilmente podrá evitar el bajón en el sector que producirán los nuevos precios.
Los senadores demócratas Chuck Schumer y Sherrod Brown, que han llevado una investigación sobre el tema, incluso quieren que los paneles chinos sean excluidos por completo de los subsidios que otorga el gobierno de Barack Obama a los hogares que opten por la energía solar. “La elegibilidad de los paneles producidos por China perjudica a las empresas y los empleos estadounidenses”, argumentan, sin ver el impulso que el auge en las ventas ha dado a la instalación de nuevos equipos.
Colombia como indicador manufacturero chino
Antiguamente el Departamento de Comercio de Estados Unidos solía calcular los precios de manufactura en China utilizando los costes de mano de obra, materias primas y espacios físicos en India, un país de tamaño similar pero mucho más pobre. Hace un mes, a raíz de una caso diferente en torno a un químico, el gobierno de Obama modificó la manera de evaluar los costes de producción en China. A partir de mayo, los países que servirán de punto de comparación son Colombia, Sudáfrica, Filipinas, Tailandia, Indonesia y Ucrania.
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Artículo publicado en Portafolio Colombia
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