Partiendo del supuesto de que lo único cierto en este mundo complejo es la incertidumbre, se ha llevado a cabo una de las reuniones más esperadas dentro de la política internacional. A pesar de que estamos hablando de un foro de índole económica, principalmente de temas financieros, en donde participan 19 países y la Unión Europea, en esta ocasión presenta una agenda más allá de sus temas ejes.
Como primer punto de qué tan interesante resultó esta reunión, es importante señalar el lugar sede y sus implicaciones. En esta ocasión los líderes de este foro estuvieron reunidos en Hangzhou, China. Un lugar y un país que en el contexto del presente año conlleva varios aspectos a rescatar del escenario y los temas tras bambalinas del rol que juega China dentro de esta complejidad de la realidad internacional.
Tal vez para muchas personas en el mundo la ciudad de Hangzhou sea un lugar desconocido o incluso exista una ignorancia total de su ubicación. Sin embargo, dentro de China esta ciudad cercana a Shanghái ha ganado importancia dentro de los últimos años. Ejemplo de esto es que en 2015 ocupó el lugar número 7 dentro del top 10 de ciudades con mayor crecimiento económico por el Brookings Institute.
Es posible identificar dos motores interesantes en esta ciudad: el primero es la Universidad de Zhejiang, que es una de las más prestigiosas dentro de China y que cuenta con aspectos interesantes en su historia, el segundo y más importante en la reciente historia económica de China es que Hangzhou es la sede de las oficinas centrales de Alibaba, lo que explica el 7% de crecimiento per cápita del año pasado.
Por lo tanto, una sede como ésta es parte de la prosperidad que el gobierno chino quiso enseñar al mundo dentro de esta importante reunión. Parte de este “esplendor” ha sido expuesto a lo largo de este par de días, empezando por la gala nocturna del Lago Oeste, que mostró la capacidad escénica y tecnológica para la exaltación de la cultura china y la interpretación de Zhang Yimou de la cultura occidental.
Otro aspecto importante fue mostrar a una China limpia, pues uno de los temas más sonados dentro de los medios de comunicación ha sido la decisión de vaciar la ciudad con vacaciones forzosas a su población bajo el justificante de tener un mayor control de la seguridad de los mandatarios. Con estos aspectos surge una pregunta importante, ¿por qué montar un escenario inmaculado? La respuesta a esta pregunta se relaciona con los temas tras bambalinas señalados al principio de esta colaboración.
Esta reunión del G20 podría ser llamada la cumbre de “las sonrisas de fotografía y los fríos apretones de mano”, pues la convergencia de los mandatarios de estas economías avanzadas y las llamadas emergentes ha motivado una agenda alterna sumergida en temas “delicados” dentro del contexto actual. Según Raymond Aron (1985), la diplomacia pura se ingenia por hacer creer al adversario y a los espectadores que quiere seducir o convencer, pero no coaccionar. El adversario debe tener el sentimiento de su libertad, aunque, en última instancia, ceda a la fuerza. Esto nos lleva a una segunda pregunta, ¿quiénes y sobre qué se trató de seducir o convencer? Aquí el listado:
1. Las disputas territoriales, no sólo en el Mar Meridional de China, sino también el tema de las islas Kuriles.
2. Los intereses americanos y rusos dentro del tema Turquía y Siria.
3. La resaca de algunos países ante los precios del petróleo.
4. El abandonado diálogo entre los BRICS ante las particularidades que cada una de las economías vive.
5. La incapacidad europea de solucionar el tema migratorio.
6. La falta de soluciones de las organizaciones internacionales para construir un futuro sustentable.
Debido a esta incertidumbre, el resultado fue pactar en temas de interés común que dieran muestra de buena fe, liderazgo y civilidad entre dos países clave dentro de la cumbre, como lo fue la entrega de la ratificación de la Cumbre del Clima de París (COP21) por parte de Estados Unidos y China al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. No obstante, pese a esto, el discurso final ante la prensa del presidente chino, Xi Jinping, mostró dos aspectos importantes. El primero fue la urgencia de gestar mecanismos pacíficos y estables que reduzcan la vulnerabilidad de la economía internacional.
Esta parte de la declaración final hace visible la complejidad y la interdependencia entre los países, en donde el riesgo no podrá ser solamente disminuido por las economías avanzadas y las economías emergentes de principios del siglo XXI. Entonces, ¿estarán listos el resto de los miembros del G20 para sacar a flote este barco?
Esto lleva al segundo punto importante de la declaración sobre la mejora de la gobernanza y reorientar hacia un largo plazo, pues ante el escenario actual es importante conocer hasta dónde podrá el discurso trascender en la práctica sobre el tema del impulso al libre comercio y el combate al proteccionismo, la experiencia indica que estos intentos se quedan en la retórica.
No obstante, pese a este conjunto de temas delicados y la evidencia de que existe un gran riesgo a nivel global, Narendra Modi puede ser identificado como el más beneficiado de esta reunión, pues llevó a la mesa el tema Paquistán y el terrorismo junto con la propuesta de una reestructuración financiera, y al mismo tiempo, aprovechó para reunirse con aquellos líderes que son vitales para el posicionamiento económico de India a nivel internacional.
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