“América Latina debe integrarse para negociar en bloque frente a un país de las dimensiones de China”, fue el mensaje de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) durante la VI Cumbre de negocios China – América Latina. China Files siguió su encuentro con los medios y presentamos a continuación sus respuestas frente a las dinámicas de la relación de China con la región.
¿Cómo evalúa la presente relación entre China y América Latina?
Tiene varios aspectos. La cooperación sur-sur se vuelve cada vez más importante y América Latina tiene el gran desafío de pasar de una relación basada en materias primas a una basada en mayor concentración en conocimiento y tecnología.
En su reciente visita a la región, el primer ministro Wen Jiabao nos habló de otras áreas de coordinación que pueden ir más allá del comercio y que apuntan hacia la inversión. Para la próxima reunión en Costa Rica, los grandes temas podrían ser seguridad ambiental, eficiencia energética, edificios inteligentes, infraestructura y tecnologías de información.
Entre China y América Latina hay que tener paciencia y mirada de largo plazo. Yo creo que entre estos dos pueblos puede haber un gran intercambio de conocimiento y cooperación científica y tecnología, adaptado a diferentes niveles.
¿Cuáles son los focos de crecimiento de esta relación?
La relación va hacia infraestructura, energía renovable, agricultura y el tema alimentario, y sin duda seguirá hablando de minerales e hidrocarburos. Pero el tema es que, dada la distancia geográfica, haya más localización de empresas chinas en América Latina para la fabricación de insumos.
¿Latinoamérica está haciendo lo suficiente para evitar el riesgo de la primarización de su estructura exportadora?
América Latina y el Caribe tienen que hacer una tarea profunda de cambios estructurales. Nosotros creemos que en la región tiene que haber un regreso a políticas industriales explícitas que impulse la reindustrialización de América Latina y el Caribe, que no significa sólo manufactura sino desarrollar la capacidad de todos los sectores de absorber endógenamente el progreso técnico y el conocimiento.
La tarea pendiente de América Latina es decir qué sectores quiere desarrollar más allá de las materias primas. Hay que aprovechar el buen ciclo de precios para que, con esas ganancias extraordinarias de recursos naturales, se pueda invertir en otros sectores que tengan mayor ciencia y tecnología.
Wen Jiabao dijo que en el próximo lustro vamos a lograr 400.000 millones dólares en cooperación con América Latina. ¿Qué tenemos que hacer para lograr esta meta?
Cuando Wen Jiabao vino a la CEPAL planteó cinco acciones concretas. Primero, la duplicación del comercio de 200.000 a 400.000 millones de dólares; que es posible hacerlo con muchos bienes y servicios que pueden ser intercambiados.
Segundo, que las inversiones no sólo sean hacia sectores de industrias extractivas sino que debe haber una alianza más profunda en ciencia y tecnología. Tercero, planteó un fondo de 10.000 millones de dólares para inversiones en infraestructura, 5.000 millones para inversiones en cooperación. También habló del tema de seguridad alimentaria para crear una reserva de 500.000 toneladas de alimentos y en la que China ya está dispuesta a poner 250.
La gran alternativa institucional que tenemos ante nosotros es fortalecer la comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños, cuya troika será Costa Rica, Cuba y Chile, a partir de enero del próximo año.
Si la próxima Cumbre de negocios reunión va a ser hecha en Costa Rica el próximo año, la troika deberá tener un papel protagónico para que las tres subregiones de América Latina y el Caribe, UNASUR, Centro América y México y el Caribe tengan una presencia clara.
Wen Jiabao fue muy claro en su exposición en decir que él quería que la relación entre China y América Latina y el Caribe fuera más allá del comercio de bienes, y pasara a inversiones, a cooperación científica y técnica, a la cooperación cultural y al intercambio de jóvenes, ofreciendo 5.000 becas.
¿Podrá haber más tratados de libre comercio entre China y América Latina?
Definitivamente. Pero no sólo eso, sino que puede haber mecanismos de integración profunda, como por ejemplo con la Alianza del Pacífico, en donde México, Colombia, Perú y Chile están ya tratando de unificar algunos aspectos como sus bolsas de valores, sistemas financieros.
El comercio bilateral ha crecido rápidamente en los pasados años. Pero el gobierno chino está reestructurándose y aumentando la demanda interna, mientras el ambiente económico mundial está débil. ¿Usted cree que es un buen momento para acuerdos de libre comercio o de cooperación?
El espacio para el crecimiento de China es precisamente el desarrollo de su consumo doméstico. Uno de los mecanismos que hemos aprendido en América Latina y el Caribe es que la gente que está saliendo de la pobreza y entrando a la clase media se convierte en el motor de crecimiento, pues necesitan servicios que antes no tenían, y que en el proceso de urbanización se hacen necesarios.
En el caso de América Latina el crecimiento lo veo en la integración regional. Nuestro comercio intra-regional es aún muy bajo, con 19% contra un 66% que tenemos con Europa o un 40% con Asia Pacífico. Tenemos todavía espacio adentro de nuestra región, por ejemplo con Centro América, que es una de las regiones que más comercio intra-regional tiene.
Creo también que entre China y América Latina hay un gran espacio en el proceso de urbanización. En nuestra región estamos a 80% urbanizados mientras que China está 51% urbanizada.
En el caso de América Latina tenemos un alto déficit en infraestructura. Ustedes tienen un sobrecapacidad en infraestructura. Los inversionistas chinos deben buscar oportunidades afuera de China para inversión en ciudades sostenibles o energía renovable, con productos fabricados localmente. Lo mismo puede ser pensado para agricultura.
Usted ve más oportunidades que retos a pesar de que el momento actual es difícil…
El momento es difícil porque Europa y Estados Unidos están en una muy mala situación pero creo que el intercambio sur-sur pasará la cooperación norte-norte en 2017, y el crecimiento del PIB de las energías emergentes será más importante que el de las economías desarrolladas.
Hay un cambio en el paradigma mundial donde el centro de la economía se moverá hacia el sur. Y en el sur, creo que América Latina y el Caribe, y Asia Pacífico serán los socios principales y jugadores dentro de la cooperación sur-sur.
¿Y entonces cuáles son los retos?
Estamos enfrentando una de las partes más difíciles de la crisis, que es la desaceleración del comercio internacional que está cayendo a una rata preocupante. Sin embargo, creo que la inversión es la alternativa. En la región tenemos como reto el déficit en infraestructura, la integración y el comercio intra-regional y la innovación tecnológica.
Estas son áreas en las que China está teniendo un gran progreso y hay gran complementariedad. Por ejemplo, en la industria automotriz, que ya está bien establecida pero aún hay espacio de crecimiento. También en energías renovables, pues 30 millones de personas de América Latina no tienen acceso a electricidad y con tecnología china de empresas que inviertan localmente en América Latina, con inversión greenfield o en sociedad con empresas latinas, se podría suplir esta necesidad.
Pero para lograr esto y mucho más, necesitamos un mayor entendimiento frente a los marcos regulatorios, de las barreras –sean comerciales o de lenguaje-, y aprender a superarlas.
¿Cómo hacer para disminuir los conflictos comerciales y eliminar las barreras?
Uno de las formas es el diálogo. Por ejemplo, el sector textil se ha convertido en una de las fuentes de conflicto en México. Dialogando se puede entender si se puede tener empresas conjuntas en lugar de litigios.
China tiene mucha tecnología y conocimiento de cómo producir textiles a bajo costo. México tiene otros conocimientos que pueden ser interesantes. Si hay una combinación de la mutua capacidad de producción, se puede llegar más lejos. En lugar de pelear, tenemos que encontrar avenidas para la comprensión.
El mundo se hará más difícil y creo que las regiones como América Latina y el Caribe, que tiene una gran fuente de recursos naturales, y China, que tiene tantas necesidades, podrán crear una buena alianza.
¿Cómo podría América Latina insertarse en las cadenas de producción de China? Se habla de llevar empresas chinas a la región y cada país se presenta como el mejor en términos de ubicación y beneficios para abastecer el mercado latinoamericano, pero el proceso de transferencia de tecnología se ha quedado corto. ¿Falta una mayor preparación para el empresariado latinoamericano o una mayor coordinación oficial?
Las empresas translatina, que han logrado invertir en otros países, pueden ser las grandes dinamizadoras de una relación mucho más virtuosa entre países y empresas latinas. Ellas, junto a otras plataformas de exportación, podrían ser un importante motor que nos permita ver cuáles son nuestra complementariedades, cómo nos coordinamos para exportar, para invertir o atraer inversiones, y así crear cadenas intra-industriales. Tenemos que aprender a comerciar bienes intermedios, no sólo finales.
Una revista alemana recientemente publicó un estudio que dice que ya no se debe ver a los BRICS sino mirar a países emergentes como México, Corea del sur, Indonesia o Nigeria. ¿Qué opina?
Brasil ha tenido una desaceleración este año y va a crecer al ritmo del 1.6%. Pero el próximo año volverá a recuperarse al 4% porque realmente esa desaceleración se debió a las políticas monetarias aplicadas. Pero la estructura productiva de un país como Brasil sigue siendo una de las más dinámicas en cuanto a la absorción de progreso técnico y a la diversificación productiva.
México efectivamente tiene grandes potencialidades especialmente por su ubicación geográfica, pero tiene que aprovecharlas mejor. México tiene que mirar más hacia Suramérica, fortalecer su regionalismo y operar en bloque con los otros.
¿Eso implica ver menos hacia Estados Unidos?
No necesariamente ver menos sino recuperar la política dual que México siempre tuvo. No puedes ver menos a un vecino que tienes encima, pero lo que es importante es que un país que tiene esa proximidad geográfica tenga capacidades para ser un interlocutor mucho más fuerte para América Latina. La alianza Brasil-México puede ser una alianza muy potente para dialogar con China y puede acercar a todos los países para dar una verdadera alianza regional.
Veo también otros liderazgos en la región que tienen la misión de acercarse más a Asia como Santos o Correa. Tenemos una oportunidad única y ojalá la sepamos aprovechar.
¿Cómo ve la CEPAL que América Latina esté viendo a China como el prestamista número 1, desplazando a los tradicionales Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial?
Yo lo veo muy interesante. Para nuestros países el acceso al financiamiento es vital y el que la banca china esté ofreciendo con mejores beneficios, sin tanta condicionalidad y mayores facilidades, será un gran motor para América Latina que tiene tantas dificultades al acceso a crédito.
¿Qué tan efectivo y necesario es que América Latina negocie en bloque para mejorar las relaciones con China, no sólo a nivel comercial, sino a nivel político para tener a futuro un foro como éste pero de más alto nivel, y que cuente con la presencia de altos líderes y representantes industriales de ambas partes?
Este es uno de los temas centrales para la CEPAL. No puede ser que nuestros países negocien individualmente con un país de las dimensiones de China. Por eso creemos en el regionalismo abierto. Nuestros países se tienen que organizar entre sí para poder articular una mejor postura intrarregional y generar mecanismos intrarregionales vía UNASUR, vía la Alianza del Pacífico, vía el Sistema de la Integración Centroamericana, para integrar entre otras cosas nuestras bolsas de valores o servicios financieros. En bloque vamos a ganar mucho más.
En la CEPAL estamos trabajando con UNASUR en un sistema de seguridad financiera, coordinada por los doce países de UNASUR. Ya 12 países de UNASUR pesan mucho para China. América Latina y China son los segundos tenedores de reservas de bonos del tesoro de Estados Unidos…
La clave está en la integración inteligente para poder negociar mucho mejor con países de esta dimensión.
¿Pero que ha faltado para que esto se logre?
Ya llevamos varios años hablando de esta necesidad pero aún no se ha logrado. Hace falta una visión pragmática. Creo que va a haber una evolución necesaria y cada país de forma individual no va a tener éxito. El comercio mundial está en problemas y vamos a tener que optar por una plataforma integrada de inversiones, comercio y cooperación.
Este país tiene grandes capacidades pero también muchas necesidades que América Latina ha sabido sortear, quizá a otra escala. Por ejemplo, China necesita moverse de la costa al centro y del sur al norte. América Latina tiene experiencia en esos procesos de transición y tenemos lecciones que podemos compartir. Pero esto debe ser integrado.
Confío que CELAC y las alianzas actuales pueden ser buenos mecanismos. En la CEPAL estamos trabajando con UNASUR en un inventario de recursos naturales de la región, para conocer la dotación exacta que hay, los marcos regulatorios que los cubren, y cuáles son las regalías que cada país cobra, para así ver si puede haber un mayor acuerdo. No puede ser que, por ejemplo, Chile cobre muy caro y Perú muy barato. No podemos tener una competencia entre nosotros que no va a ser útil para las generaciones futuras. Y esta información se pondrá de frente a los gobiernos para que haya un mayor acuerdo entre ellos.
Creo que se puede dar y hay mayor madurez. América Latina ya pasó por crisis demasiado fuertes como para no entender que ahora lo que prima es el regionalismo.
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