La China Nostra

In by Andrea Pira

La caída del magnate Liu Han llama la atención sobre la magnitud de las redes mafiosas en China. Muchos se preguntan cómo logró realizar estas actividades delictivas durante tanto tiempo.
En 2012, Liu Han estaba en la cima del mundo. Era el presidente de Sichuan Hanlong Group, un conglomerado minero que genera 2.600 millones de dólares en ganancias al año. Estaba en el puesto 148 de los hombres más ricos de China, según la revista Forbes, con una fortuna de 855 millones de dólares. También había recibido múltiples títulos honorarios y era un respetado miembro del Comité Permanente de la Conferencia Consultativa Política del Pueblo, un organismo que aconseja al gobierno.

Además, a pesar de andar en autos Ferrari y Rolls Royce, es como si el poder y el dinero nunca se le hubieran subido a la cabeza, y sus palabras siempre eran las de una persona sensata. “No hagas daño a nadie, o la vida te lo cobrará”, dijo Liu en alguna ocasión. Sin embargo, aparentemente Liu predicaba pero no aplicaba, y, en efecto, ahora está rindiendo cuentas ante la Justicia.

La semana anterior, el magnate fue acusado de homicidio, fraude, detención ilegal de personas, extorsión, corrupción, soborno y de realizar juegos de azar, prohibidos en China. El ejecutivo presuntamente lideraba una organización criminal junto a su hermano Liu Wei. Otras 33 personas fueron capturadas e identificadas como miembros de la mafia.

La investigación que llevó a las autoridades a acusar al chino tardó más de 10 meses e involucró a organismos de tres provincias e incluso al propio Ministerio de Seguridad. Entre lo encontrado por la Policía había 20 armas de fuego, más de 100 armas blancas y tres granadas, artefactos que vincularon al asesinato de 9 personas. Al mejor estilo de la Vito Corleone, Liu “estaba trazando un camino de sangre para hacerse rico”, dijo la agencia de noticias estatal Xinhua sobre el imperio criminal que estaría operando desde 1993.

Y es que, no solo los crímenes de los que se acusa a la banda son de poca monta, sino que la pregunta que se hacen todos los medios es cómo logró que esas actividades pasaran desapercibidas por tantos años. Sin duda, sus millones de yuanes fueron de gran ayuda para sobornar a los agentes y las autoridades locales. Es más, ya hay tres oficiales acusados de proteger a Liu y sus asociados. Pero estos solo hubieran podido brindarle resguardo local, así que los ciudadanos sospechan que políticos de alto nivel están involucrados.

Según reportes de Xinhua, los habitantes de Sichuan recibieron la noticia de la acusación a Liu con júbilo, pues les preocupaba que los involucrados en tan diversos crímenes salieran libres. Sin emabrgo, aún falta el trecho más largo y complejo: encontrar los lazos corruptos entre la banda y altos oficiales del Partido Comunista Chino. Como lo apuntó el diario China Daily: “Desmantelar la banda de Liu es fácil, pero si no se persigue a los verdaderos patrones, simplemente otro ocupará su lugar”.  

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[Foto The Wall Street Journal]