Francisco no desvela a la prensa china

In by Andrea Pira

El humo blanco que anunció al primer papa latinoamericano de la historia, no ha provocado en China el despliegue noticioso habitual en Occidente. Esto no es nuevo, la pasada renuncia de Benedicto XVI tampoco causó revuelo en una nación donde la religión fue fuertemente perseguida durante los años de fundación de la Republica Popular, con una población minoritariamente cristiana y que no reconoce al Vaticano.

El ascenso del cardenal Jorge Bergoglio, el primer papa proveniente del continente americano, no ha acaparado los titulares ni las portadas de los más importantes medios chinos. La noticia ha sido transmitida principalmente por organizaciones católicas chinas que reproducen en inglés o mandarín las informaciones de agencias.

"El nuevo Papa es un sacerdote alejado de los círculos del poder y cercano a los más pobres”, anunció la agencia gubernamental china Xinhua, mediante un despacho producido en su oficina de Buenos Aires.

La cobertura se ha centrado principalmente en fotografías del Bergoglio en diferentes situaciones. Una de ellas, en las que aparece con niños argentinos, destaca que “el arzobispo Bergoglio tuvo fuertes enfrentamientos con el gobierno argentino, y desde siempre fue evitado tanto por el presidente Néstor Kirchner (2003-2007) como por su viuda y actual mandataria, Cristina Fernández”.

Otros medios, como Phoenix TV resaltaron su afición al fútbol, destacando que “es un fan del futbolista Messi y admirador del club San Lorenzo”.

A nivel oficial, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores Hua Chunying, felicitó al Vaticano, afirmando que la voluntad china de mejorar las relaciones es sincera. “El Vaticano debe dejar de intervenir en los asuntos internos de China” declaró tajantemente, y añadió que si buscan reafirmar las relaciones deben dejar de reconocer a Taiwán.

“La elección de este Papa es una buena noticia para China y para Latinoamérica. El sistema de la Iglesia católica aquí es diferente al de otros países y no tiene importancia a nivel nacional, pero sí lo tiene para los católicos chinos. Quizás, con el nuevo Papa puedan mejorar las relaciones”, declaró Wen Ya, una católica china residente de Pekín a China Files.

La tensión entre China y el Vaticano ha evitado la difusión del catolicismo en el país. “La mayoría de las iglesias católicas se encuentran en las grandes ciudades chinas y es muy difícil encontrarlas en las provincias”, añadió Wen Ya, originaria de la Provincia de Hunan.

“El nuevo papa es muy humilde a diferencia del anterior y no está acostumbrado a las cámaras, necesita tiempo para acostumbrarse a su cargo”, comentó Li26, en el microblog Weibo. El internauta Huo Yue dijo a su vez en la misma red: “El cardenal argentino de 76 años es el primer Papa latinoamericano. Con los años, la Iglesia católica se está expandiendo por Asia, África y América Latina. Este nuevo pontífice prueba que esta región juega un rol importante en el desarrollo de la institución romana”.


Una fe, dos iglesias

La escasa cobertura en China de los temas relacionados con el Vaticano por los medios oficiales tiene una explicación más de fondo: China no reconoce el Vaticano.

Después de la Segunda Guerra Mundial había alrededor de cuatro millones de católicos en China y ejercían unos 2.500 sacerdotes. Pero cuando se construyó la República Popular, la religión fue considerada una práctica burguesa y sus manifestaciones fueron desbandadas y expulsadas del país. Mao Zedong rechazó todas las formas de religión, en concordancia con su teoría marxista al considerarla “el opio de los pueblos".

En 1951, ambos países rompieron relaciones diplomáticas, cuando el Vaticano enfrentó a China al reconocer a Taiwán. Ese mismo año, el gobierno comunista expulsó al cardenal Antonio Riberi, acusándolo de espionaje luego de que éste se negara a apoyar la creación de una iglesia china independiente. Este proyecto continuaría su curso y más adelante se convertiría en la Iglesia Patriótica, reconocida por Pekín. La iglesia católica fue rechazada con más fuerza con el rechazo tajante de Juan Pablo II contra el comunismo, quien hizo esta lucha uno de sus pilares de su magisterio.

Esto hizo que en China se crearan dos iglesias católicas, la clandestina, que corresponde a la seguidora del Vaticano y la oficial y aceptada por el gobierno, llamada la Iglesia Patriótica. Esta Iglesia es controlada por el gobierno, quien nombra obispos y da las reglas, de la misma forma como se comporta con líderes de otras religiones en el país.

10 millones de los 1200 millones de católicos en el mundo se encuentran en China. Una cifra que es relativamente pequeña para el tamaño poblacional de este país.

La relación china con los católicos está a cargo de la Asociación Patriótica Católica China y la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica, dos instituciones que son aprobadas por el gobierno, y que aunque reconocen la autoridad espiritual del Papa, no les es permitido nombrar obispos.

Desde la ruptura de las relaciones hasta hoy, se han visto fases de acercamiento y períodos de confrontación, especialmente con la negación de lado y lado frente a la ordenación de nuevos obispos.

Benedicto XVI intentó mejorar las relaciones con Beijing escribiendo una famosa carta en el 2007 en la que instaba a la unión de las iglesias divididas de China. Pero la carta no tuvo mucho éxito.

El retirado pontífice intentó también crear un acercamiento mediante Hong Kong, creando dos posiciones de obispos en Hong Kong -aprovechando la legislación independiente de la isla-. Sin embargo, el obispo John Tong Hon reclamó la liberación de Premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo y de la iglesia católica clandestina en su mensaje de navidad en 2010. De igual forma instó a luchar por la libertad religiosa en China, un mensaje que no gustó en Beijing. Para rematar, en 2012, Benedicto XVI lo elevó a cardenal, reafirmando el apoyo del Vaticano a sus palabras.

En la punta del iceberg de la moderna “querella de las investiduras”, se encuentra el caso de Thaddeus Ma Daqin, obispo auxiliar de Shanghai. Ma renunció a la Asociación Patriótica en Julio del año pasado y desde entonces se encuentra en arresto domiciliario en el Seminario Sheshan en Shanghai. Ma desafió abiertamente a las autoridades del Partido Comunista que legislan la Iglesia católica en China al decir que se dedicaría al servicio pastoral sin coacciones externas. En diciembre, su título de obispo aprobado por China fue revocado.

La Iglesia Patriótica suele nombrar obispos sin el visto bueno del Vaticano, lo que ha llevado a la excomulgación de varios sacerdotes. Y por su parte, tanto el Vaticano como seguidores de la “Iglesia Clandestina” han denunciado la desaparición y el arresto de varios sacerdotes que han expresado su apoyo al Vaticano.

“La reanudación de lazos diplomáticos entre China y el Vaticano es clave para mejorar las relaciones entre ambos”, declaró al South China Morning Post, John Fang Xingyao, presidente de la Asociación Patriótica Católica y quien goza de una posición privilegiada en China al ser aceptado tanto por el gobierno chino como el Vaticano. Fang añadió que sin relaciones diplomáticas la comunicación puede entorpecerse.

La noticia del encumbramiento de Francisco llega además en un momento importante para el gobierno chino, ocupado en finalizar su transición de poder político hacia la nueva generación de líderes. Sus páginas han sido dedicadas a la nueva posesión de Xi Jinping como presidente chino. En temas religiosos la prioridad está en controlar el aumento de conversos chinos al cristianismo, especialmente en iglesias de corte evangélico –muchas sin permiso oficial- y en las que el lucro a través de donaciones y diezmos se ha convertido una regla. Precisamente China lanzó una medida nacional el año pasado en el que es prohibido lucrarse con actividades religiosas.

Este artículo fue publicado en La Nación (Argentina)


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