La noche del 18 de marzo una turba compuesta principalmente por estudiantes universitarios tomó al asalto el edificio del Yuan Legislativo en Taipei para protestar contra el Acuerdo de Comercio y Servicios que Taiwán firmó con China Continental el año pasado y que lleva tramitándose en el cámara de representantes durante varios meses sin que haya avances sustantivos. La concentración fue convocada por las redes sociales y azuzada por los principales partidos de la oposición, el PDP y la UST (Unión Solidaria de Taiwán).
Lo que probablemente no se esperaban estos partidos es que los estudiantes consiguieran pasar la débil barrera policial y conquistaran efectivamente el Yuan Legislativo. Una vez dentro, los manifestantes colgaron pancartas contra el gobierno y contra China, derribaron mesas y sillas, y comenzaron a corear consignas. “No obedeceremos a China”, “El Kuomintang nos ha vendido a China”, “Protejamos la democracia taiwanesa”, “Ma Ying-jeou mentiroso”, eran varios de los eslóganes que podían verse entre los manifestantes, los cuales se niegan a abandonar el edificio. Su intención es ocuparlo para impedir la sesión parlamentaria del viernes, en la que se tenía previsto aprobar el Acuerdo de Comercio y Servicios, gracias a la mayoría de legisladores del Kuomintang.
El alboroto se ha producido principalmente por la resolución del grupo parlamentario del Kuomintang de no revisar el acuerdo punto por punto y someterlo al pleno del Legislativo en su conjunto. La oposición quería que se devolviese el texto al comité de revisión para que fuese votado artículo por artículo.
La decisión del KMT de no devolverlo al comité y hacer gala de su mayoría para aprobarlo de una vez por todas, soliviantó a la oposición y parte de la ciudadanía. El Acuerdo de Comercio y Servicios, que tanta polémica ha venido suscitando durante todo el año, prevé abrir determinadas áreas del sector servicios a la inversión china y viceversa.
Especialmente polémica es el área de medios de comunicación, pues los detractores suponen que la democracia taiwanesa se vería influida en su libertad por la presión de los medios chinos. Al principio de la protesta, los estudiantes simplemente exigían que se devolviese el texto al comité de revisión. No obstante, con la radicalización de la protesta durante el día 19, las reivindicaciones han ido a mayores y ahora exigen una retirada total del acuerdo.
Otros grupos piden la excarcelación del expresidente Chen Shui-bian, condenado a 17 años de cárcel por corrupción, y que supuestamente se encuentra en un estado de salud grave. La policía ha intentado reiteradas veces desalojar a los manifestantes pero han sido rechazados por la turba, con el resultado de 38 agentes heridos y 4 estudiantes detenidos y trasladados a dependencias policiales. La Agencia Central de Noticias informaba de que los agentes ni siquiera llevaban material antidisturbios.
Durante todo el día 19 fueron llegando a las inmediaciones del Yuan Legislativo más ciudadanos descontentos con el gobierno, a los que se unieron los principales mandamases del PDP: el presidente Su Tseng-chang, el exprimer ministro Frank Hsieh, y la excandidata presidencial Tsai Ing-wen, los cuales dijeron ayudar a los estudiantes a proteger la democracia taiwanesa y evitar que sufran daños. También apareció el catedrático de medicina de la Universidad Nacional de Taiwán y candidato independiente a la alcaldía de Taipei, Ko Wen-je, que es un habitual de estos saraos, y que al igual que el resto de políticos, han venido a buscar ganancia en río revuelto.
En su calidad de médico, Ko ha organizado a un grupo de enfermeras y médicos para ayudar a todos aquellos manifestantes que necesiten ayuda médica. Y de seguro que la necesitarán, pues muchos estudiantes, una vez tomado el edificio se dedicaron a beber cerveza (que suponemos ellos mismos habían traído de antemano) a raudales tal y como publicó el diario en mandarín China Times en su edición digital.
Además, los servicios han sido ya saturados y se ha empezado a perder toda higiene. Como toda revuelta que no tiene como objetivo la conquista del estado, al final se convierte en un puro problema de orden público, y es lo que ocurre ahora: con la insalubridad aparecen las hormigas y las cucarachas. El grave problema moral que se suscita con esta actuación es del ejemplo a seguir.
Ningún legislador, ni siquiera el primer ministro, tienen ahora autoridad moral para pedir a los estudiantes que desalojen el edificio. ¿Cómo van a tenerla si, día sí y día también, son los propios legisladores los que ocupan la tribuna de oradores con pancartas para impedir que un ministro o un legislador del otro bando haga sus propuestas o expongan informes?
¿Cómo desalojarlos si varios académicos de todas las ramas y artistas de la farándula (que son los verdaderos ídolos en las sociedades democráticas) los felicitan y animan a seguir protestando? De momento, los estudiantes siguen encerrados en el parlamento y dado el carácter blandito del presidente Ma Ying-jeou (que ya ha dicho que el acuerdo se aprobará sí o sí) no creo que ordene un desalojo expeditivo del edificio por medio de la policía.
Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei. Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".
También puedes leer:
– En los límites del imperio: el morbo del turista chino
– En los límites del imperio: ¿Es segura la industria alimentaria de Taiwán?
– En los límites del imperio: El otoño cae sobre Taiwán