En los límites del imperio: peligro, llega la hora de la política

In by Andrea Pira

El pasado fin de semana se celebró el Foro Boao para Asia, una especie de Davos semi-oculto que organiza China en su isla meridional de Hainan, todos los años desde 2001. A él acuden mandatarios de muchos países, grandes empresarios y académicos de toga, birrete y puros havanos.
Se estrenaba Xi Jinping como anfitrión de la edición de este año y tal y como se esperaba pasó desapercibido, que es lo que hace falta. Desde Deng Xiaoping se acabaron los liderazgos estridentes en China y el cepillo de dientes consigue imponerse en las sonrisas de Zhongnanhai. No ha sido tarea fácil, con lo sencillo que es usar el photoshop para ponerle a Mao una preciosa sonrisa blanca como el teclado de un piano.

Uno que disfrutó en persona de esta sonrisa fue el ex-vicepresidente de Taiwán, Vincent Siew, que acudió a la cita por séptima vez como presidente honorario de la Fundación para la Promoción del Mercado Conjunto Taiwán-China, aunque de facto representaba a Taiwán. El lunes día 8, en el tercer día del Foro, Vincent Siew se reunió con el nuevo mandatario chino y hablaron de sus cosas.

Xi Jinping se precia de ser uno de los mayores expertos en Taiwán ha parido el régimen comunista y ya en los días previos a su elección como secretario general del PCCh dejó claro que llevaría muy personalmente los asuntos con Taiwán. Sin embargo, su experiencia y conocimiento quizás no sean suficientes para la fase de relaciones en el Estrecho que puede avecinarse en un futuro no tan lejano.

La tarea de Hu Jintao en este sentido fue muy meritoria, ayudado sin duda por el resultado de las elecciones presidenciales de 2008 en Taiwán que dieron la victoria al Kuomintang, el cual traía un programa favorable al entendimiento en el Estrecho. Desde aquel año, China y Taiwán han firmado 18 acuerdos de carácter económico y comercial bajo el manto del ECFA (Economic Cooperation Framework Agreement). Esta política ha sido un éxito diplomático de Taiwán que ha visto como su presencia internacional se ha extendido fuertemente gracias a esta tregua diplomática. Pero muchos analistas se dan cuenta de que pocas son las áreas de tipo económico y comercial que quedan por tratar, y pronto esta vía quedará agotada. El próximo paso, si las conversaciones no se quieren estancar, es tratar los temas políticos.

Y es aquí donde Xi Jinping tendrá que demostrar su valía como estadista. En su entrevista con Vincent Siew se volvió a reiterar el compromiso con la paz y la cooperación económica pero ya todos saben que esta política tiene un recorrido finito. Pronto llegará la hora de las cuestiones políticas y la población taiwanesa no parece muy por la labor, pues hoy día la porción de población favorable a una unificación es realmente baja. La última encuesta que llevó a cabo el anti-independentista United Daily News mostraba como un 80% de la población taiwanesa rechaza una unificación a corto plazo. 117 años han pasado desde que Taiwán fue arrancada del continente y los 4 años en los que volvió a estar dirigida desde China no fueron precisamente de lo más memorable así que la percepción de la población sobre su identidad a este lado del Estrecho no es precisamente la de ser chinos. Incluso el votante del Kuomintang, un partido que desde Chiang Ching-kuo se taiwanizado como el que más, sigue diciendo que su país es Taiwán, no China.

El Foro Boao ha servido para evidenciar que se sigue navegando hacia un puerto al que no se tiene prisa en llegar pues todo el mundo sabe de las dificultades que se encontrarán al arribar al muelle.

Hay una posibilidad de que esta política de acercamiento y cooperación económica muera de éxito.

Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei. Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".