En los límites del imperio: Nuestras cosas con Gambia

In by Andrea Pira

El taiwanés medio no gana para titulares de periódico provocadores de infartos. Mientras la caja de Pandora de la seguridad alimentaria sigue revelando empresas y productos adulteradores y adulterados, las relaciones internacionales de Taiwán, que parecía ser lo único inalterado en esta borrachera política que vive el país en los últimos dos años, sufrió el jueves día 14 un meneo de padre y muy señor mío con el anuncio por parte del presidente de Gambia, Yahya Jammeh, de cortar relaciones diplomáticas con Taiwán con efecto inmediato.
El anuncio fue tan imprevisto que pilló de sorpresa hasta al propio embajador gambio en Taipei, que convocado por el ministro de Exteriores, David Lin, confesó todo apurado, no saber de qué iba la fiesta. En un ataque de rabia, algún funcionario del ministerio retiró la bandera del país africano del salón de recepción, pero poco después fue repuesta.

La portavoz de Exteriores, Anna Kao, se apresuró a decir que todos los proyectos de cooperación con Gambia siguen su curso y que su ministerio estaba indagando en las razones de este anuncio y en la situación real del gobierno gambio, y puesto que no se precisó la apertura de relaciones con China, Exteriores dijo creer que aún había margen para restablecer la normalidad.

Los periódicos del viernes y del sábado abrieron con una noticia no relacionada con la seguridad alimentaria por primera vez en semanas. El opositor Liberty Times se apresuró a censurar la política exterior de Ma Ying-jeou y su estrategia de la diplomacia flexible, y en su editorial señalaba que la “tregua” en el Estrecho se había convertido en una “conmoción” para la soberanía, en un juego de palabras difícil de traducir al español (外交休兵成了主權休克).

Por su parte, los más pro-gubernamentales China Times y United Daily News alertaban al gobierno de no dejarse chantajear por Gambia, pues al parecer, todo se trataría de una cuestión de dinero, y a lo mejor a Taiwán no le interesa seguir gastando miles de millones en comprar la lealtad de un país sometido a las arbitrariedades de un dictador, pues una cesión a Gambia podría crear un efecto dominó en el resto de los 22 aliados.

Mientras Pekín anuncia que no tiene nada que ver en este asunto, el gobierno envió a algunos funcionarios de alto nivel al país africano para evaluar la situación y comprobar si este anuncio había sido una decisión unilateral del presidente, que al parecer no lo habría comunicado ni a su gobierno ni al embajador.

Por otra parte, los internautas y comentaristas de televisión hacen hincapié tanto en el posible chantaje como en una sutil maniobra de China para presionar al Yuan Legislativo, que a día de hoy mantiene en suspenso la aprobación del controvertido Acuerdo de Comercio y Servicios firmado hace pocos meses y que no gusta nada a las pequeñas y medianas empresas.

Sin embargo, varios analistas señalan que China no se atrevería a poner en riesgo las excelentes relaciones en el Estrecho y los avances realizados en los últimos 6 años por arrebatar un aliado a Taiwán con tan poco valor estratégico, pues China ya ha penetrado de lleno en la mayoría de países africanos con recursos minerales favorables a sus intereses.

Sea como fuere, el día 18 por la mañana, Exteriores anunciaba que por decisión personal del presidente Ma Ying-jeou, la República de China cortaba oficialmente sus relaciones diplomáticas con Gambia, ordenando el regreso de su funcionariado de la embajada, los cooperantes y cesando todos los proyectos de cooperación de manera inmediata. La decisión se tomó después de que los enviados especiales no pudieran siquiera ponerse en contacto con el presidente Jammeh.

Un revés para Ma Ying-jeou y su política exterior aunque muchos piensan que quizás ya no tenga demasiado sentido seguir manteniendo a los aliados diplomáticos, y sobre todo, los enormes costes que eso supone.

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[Crédito foto: inquirer.net]