En los límites del imperio: Energías nacionales

In by Andrea Pira

La cuestión de la energía nuclear comienza a capitalizar todo el debate político en Taiwán a menos de 10 días desde que el nuevo primer ministro, Jiang Yi-hua, accediese al cargo. En su comparecencia del día 26 de febrero en el Yuan Legislativo prometió dimitir si la construcción de la Central Nuclear Nº4 era rechazada en un futuro referéndum y a resultas de ello la empresa pública Taipower quebraba. Un órdago político de mucho calado para una cuestión que, en palabras del presidente Ma Ying-jeou, “lleva ‘hechizando’ a Taiwán desde hace dos décadas”.

Desconozco lo que quiere decir el presidente con el verbo “hechizar” pero lo cierto es que el problema de la Central Nuclear Nº4 o también llamada Central Nuclear de Lungmen, viene siendo un problema político desde que se aprobase su construcción en 1995. Casi dos décadas en que el proyecto se ha suspendido hasta en tres ocasiones y ha suscitado todo tipo de críticas, desde las que tienen que ver con su peligroso emplazamiento hasta las que lo acusan de ser un sumidero de recursos públicos, debido a las enormes partidas de presupuesto que distintos gobiernos han ido destinando a su construcción.

Ante el debate suscitado por esta central y por la energía nuclear en general, Jiang Yi-hua decidió que lo mejor para solucionar de una vez por todas este problema es el de celebrar un referéndum vinculante sobre la central y que el pueblo democrático decida lo mejor para el futuro de la nación. El presidente Ma Ying-jeou aprueba esta decisión aún manteniendo que la política del gobierno es la de utilizar la energía nuclear de manera transitoria y adoptando los más altos estándares de seguridad, hasta que el país pueda desarrollar energías verdes que hagan obsoleta la energía nuclear.

Sin embargo, los que no parecen estar de acuerdo en la solución del referéndum son tanto el principal partido de la oposición, PDP, y la Alianza Anti-nuclear de Taiwán, los cuales han pedido el cierre de todas las centrales nucleares y la cancelación de la construcción de la central de Lungmen. El lider del PDP, Su Tseng-chang dijo este fin de semana que el referéndum es una trampa política pues la pregunta se puede manipular a gusto del gobierno. También dijo que esta es una mera táctica política para ignorar lo evidente, a saber: que el pueblo está en contra de la energía nuclear.

Por su parte, los grupos anti-nucleares rechazan la solución del referéndum si antes no se rebaja el umbral de votos necesario para su aprobación. Según la ley taiwanesa de referéndums, una proposición sólo tiene validez cuando se emite al menos el 50% de los votos del cuerpo electoral, y la aprobación depende de que más de la mitad de esos votos sean favorables. En la historia de la democracia taiwanesa se han celebrado seis referéndums en los cuales ninguna de las propuestas sometidas ha sido aprobada debido a la falta de quorum.

De momento, el gobierno no se ha plegado a esta exigencia aduciendo el respeto a la ley y a las normas de proporcionalidad. Si la propuesta de referéndum es aprobada en este mes de marzo, la consulta podría realizarse en los meses de julio o agosto.

Taiwán es un país extremadamente dependiente del exterior para su consumo de energía. Según estadísticas del año 2010, alrededor de un 80% de su consumo proviene de combustibles fósiles, concretamente un 49% de petróleo y un 32% de carbón. El gas natural, que es nativo en forma líquida, supone alrededor de un 10 %, y las energías renovables no llegan ni al 1%. La energía nuclear supone el 8.3% del consumo energético y está generada por 6 reactores repartidos en tres centrales: Jinshan y Kuosheng en el norte de la isla (con tecnología General Electric BWR), y Maanshan en el extremo sur (Westinghouse PWR). Todas las plantas están administradas por la empresa pública Taiwan Power Corp. Los desechos nucleares generados se almacenan en Lanyu, un isla de 45 km cuadrados localizada al suroeste de Taiwán, en un almacén construido en 1982 y que ha sido objeto de múltiples protestas y fracasados planes de cierre.

Por su parte, la Central Nuclear Nº4 (Lungmen), localizada en la municipalidad de Gongliao, en el extremo oriental de Nueva Taipei, está siendo la planta que más controversia está causando. Su elevado coste, que se cifra en unos 333 mil millones de dólares taiwaneses invertidos desde 1995 es sólo uno de los problemas. Los continuos informes sobre la peligrosidad de su emplazamiento hicieron que su construcción se paralizase en el año 2000. Se retomó en 2007 anunciándose que el primer reactor entraría en funcionamiento en 2009 y el segundo en 2010. Sin embargo, en marzo de 2009, Taipower anunció el retraso de las operaciones por otros dos años debido a falta de presupuesto.

Pero una vez cumplido ese tiempo acaeció el accidente de Fukushima de marzo de 2011 que decidió a las autoridades a retrasar todas las operaciones por lo menos hasta el año 2016. Sin duda, Fukushima ha hecho más que todos los informes desfavorables sobre la planta para que el movimiento y el sentimiento anti-nuclear haya cobrado tamaña fuerza en la sociedad taiwanesa. Taiwán es una isla volcánica que sufre frecuentes movimientos sísmicos, lo que aumenta el riesgo de un desastre nuclear y unos gastos quizás excesivos en la construcción de las plantas destinadas a prevenir daños provocados por terremotos.

Mientras tanto, Taipower ya ha dicho que tanto si la planta se termina como si se decide su paralización definitiva, los precios de la electricidad serán igualmente ajustados al alza y advierte, por otra parte, de que un “no” en el referéndum podría suponer la quiebra de la empresa por la cantidad de indemnizaciones que se deberían a empresas extranjeras (estadounidenses y japonesas) que han invertido en la planta.

Mientras esperamos el informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica sobre las plantas nucleares de Taiwán debemos ir preparándonos para la campaña que sobre este asunto no es espera esta primavera. El primer asalto, el próximo día 9 con una manifestación anti-nuclear por las calles de Taipei, manifestódromo habitual de la isla Formosa.

Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei. Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".