Costa Rica, que hasta hace cinco años no tenía relaciones diplomáticas con la República Popular China, es hoy uno de los tres países latinoamericanos que han firmado tratados de libre comercio con Beijing y tal vez el único cuyas exportaciones al país asiático son mayoritariamente de productos con valor agregado. China Files conversó con el embajador y ex ministro de Comercio Exterior costarricense Marco Vinicio Ruiz al cumplirse los cinco años de relaciones bilaterales y acercarse el primer aniversario de la entrada en vigor del TLC.
¿Cuál es su balance al cumplirse los cinco años de relaciones diplomáticas entre China y Costa Rica?
En primer lugar, la relación con China fue sorpresiva para todos. No había realmente una relación fluida con China -por la situación muy particular de que estaba Taiwán- aunque sí había algún vínculo comercial por razones particulares, ya que Costa Rica es parte de las cadenas internacionales de suministros de componentes electrónicos.
Estos primeros cinco años han sido de mucho avance en las relaciones diplomáticas, de mucho conocimiento a nivel gubernamental e institucional. Hemos buscado áreas en las que se puedan conocer los pares para que luego, a través de esa relación, se puedan desarrollar programas de cooperación y de intercambios. Con esa base podemos proyectar una serie de retos hacia adelante.
Uno de los logros más visibles es tal vez el Estadio Nacional, un campo de primer mundo en el centro de San José que se ha convertido en un gran símbolo de nuestra amistad y ha cambiado la imagen que muchos costarricenses tenían de China.
En agosto se cumplirá el primer aniversario de la entrada en vigor del TLC entre Costa Rica y China. ¿Cómo ha sido ese primer año?
El tratado es una gran carretera que ya hemos logrado construir y en el que deben empezar a circular diversos actores. Automáticamente el TLC no genera negocios por sí solo: se requiere una estrategia de país y presentar al país como un destino importante en áreas en que se tiene interés. Creemos que el turismo es la mejor manera para presentar a empresarios y a posibles inversionistas, pues es difícil que se interesen en un negocio si no conocen el país.
El tratado busca diversificar el comercio en ambas vías porque ya hay una base importante, pero son pocas las empresas que participan en este mercado y la meta es acercarnos más. El TLC representa importantes oportunidades y estamos trabajando con empresarios para lograr que se concreten.
Muchísimos importadores costarricenses nos piden asesoría para escoger a la mejor empresa: nuestra función es dar seguridad en los negocios y asesorarlos bien. Para ello hemos fortalecido la capacitación, porque creemos firmemente que antes de venir a China un empresario debe saber con qué se puede encontrar: debe adelantar investigaciones de contactos y estudios de mercado. Así al final del día podemos asegurarnos bien de que quienes vengan tengan la capacidad de aprovechar esta infraestructura bilateral.
Tenemos un programa intensivo llamado “Inserción”, con el que ayudamos al empresario a prepararse. Se les capacita durante tres meses porque durante mucho tiempo veíamos que muchos empresarios venían venían a ver qué hay, pero no estaban listos para hacer negocios. Así que con ellos se hace un diagnóstico y se les trae acá, en grupos pequeños de entre cinco y diez empresas, con una agenda planeada y organizamos por tres o cuatro ciudades. Esta iniciativa, que nos permite darles una atención personalizada, nos ha venido funcionando muy bien.
¿Qué cambios anticipa en las relaciones económicas para los próximos cinco años?
Queremos enfocarnos no tanto en la cantidad, sino en la calidad del comercio y de las relaciones. Costa Rica no tiene un volumen de comercio enorme ni somos importantes en exportación de materias primas, de insumos ni de bienes producto de la industria extractiva. Para nosotros es fundamental el valor agregado, tener una calidad, y creemos que podemos cooperar bastante con China en esta dirección.
China, a pesar de tener un tratado de libre comercio vigente, exige una serie de trámites para que un producto pueda entrar. Estamos buscando maneras de que este proceso sea más expedito, porque que la cantidad de regulaciones que piden es grande y realmente se avanza muy lento. Nosotros rápidamente logramos la entrada del banano y el de la carne está prácticamente listo después de tres años. Nos faltan el cerdo, el pollo y los lácteos, que son productos que Costa Rica está en capacidad de exportar y que China está importando.
Debería existir una especie de "fast track" para países que han suscrito tratados de libre comercio porque de otra manera no tiene sentido. Yo le estoy abriendo a China mi mercado, pero mis productos deben esperar cinco años para entrar. Lo he conversado con muchos de los embajadores y creo que sería lógico buscar una manera de agilizar estos temas. No es que los chinos no quieran hacerlo, sino que tienen mucho trabajo y muchas de estas certificaciones -por ejemplo, para las carnes- implican enviar maquinarias y equipos para que inspeccionen el producto. Hay, sin embargo, una paradoja: China necesita todos estos productos, por lo que habría que buscar una mayor eficiencia.
Nos gustaría también contar con empresas chinas de servicios. Hemos tenido un crecimiento tremendo en telecomunicaciones y los chinos son muy buenos en suministros de equipos. Huawei, por ejemplo, está bien posicionada en el país. A mediano o largo plazo, estas empresas pueden usar a Costa Rica como base -como pasa con Procter and Gamble o Intel- aprovechando nuestra trayectoria de estabilidad económica y política, así como nuestro acceso a mercados claves en la región y nuestro sólido parque de empresas internacionales.
¿Qué productos se han visto beneficiados con el TLC?
No hay grandes volúmenes todavía. Han aumentado sustancialmente y algunos, una vez estén los permisos, van a ser importantes. Esta primera etapa ha sido muy positiva. Ya nos hemos posicionado con productos electrónicos porque hay empresas multinacionales que ya exportaban a China, y que han seguido invirtiendo. Desde hace años fomentamos los bosques sostenibles -es decir, la siembra de bosques manejados para la producción de madera- y en este campo también hay una importante demanda. Hemos empezado a exportar banano -algo que muchos creían no se podría- así como jugo de naranja, melón…
Este año tendremos la autorización para traer carne vacuna o de res: China tiene un gran apetito y nosotros tenemos un producto muy fuerte. Asimismo queremos explorar el tema del café. Costa Rica tiene un café muy especializado que viene aquí a través de cadenas internacionales. El próximo año tendremos ya nuestra marca país, que estamos desarrollando con asesoría internacional, y esperamos posicionarlo bien aquí. También queremos apoyar los productos lácteos con valor agregado, como leche de larga duración, empacada ya para consumo al publico.
¿Es entonces una política de Costa Rica impulsar productos de valor agregado en términos de alimentos?
Sí, para que sea sostenible. La piña costarricense se vende internacionalmente porque cumple con todos los convenios internacionales de no trabajo a mejores y tiene en muchas ocasiones la categoría de producto orgánico. Aunque eso las hace más caras, también es lo que la diferencia. Nosotros tenemos que traer aquí una diferenciación en materia de alimentos porque hay una enorme oportunidad.
Todos lo dicen: uno de los temas de los que más conciencia tiene el consumidor chino es la calidad de los alimentos. Por ejemplo, para 2020 China quiere importar 20.000 toneladas de “pollo seguro”. Son oportunidades importantes para los países que están certificados. El consumidor chino exige cada vez mejor calidad y está dispuesto a pagar más por comida segura. Nosotros podemos elaborar productos más industrializados y empacados, algo en lo que hasta ahora tienen más peso los europeos. Podría ser una buena estrategia.
¿Qué potencial tiene el área de servicios?
Servicios emerge como una oportunidad enorme, en sectores como el educativo. España es muy fuerte en el tema de la enseñanza del español, pero ¿por qué un país latinoamericano no puede hacerlo? Tenemos que abrir la mente: éste es un mercado de oportunidades y necesitamos recursos humanos. Por ejemplo, jóvenes que vengan a estudiar acá y que puedan hablar el idioma, porque nos confiamos mucho de los intérpretes. Necesitamos gente bicultural, que no sólo maneje los dos idiomas sino que entienda de la idiosincrasia de ambos países, pues las diferencias son muy grandes y necesitamos conocernos más.
¿Cómo va a ser el ciudadano de 2020? Cada vez más con características más asiáticas, porque aumenta la población de China, India, Indonesia… Antes no formaban parte de la economía de consumo: ahora la moda, los diseñadores, vienen acá a desarrollar. Hace poco oí a la diseñadora Diane von Furstenberg, que tiene una fábrica acá, decir que su idea en un comienzo era abrir tiendas para los extranjeros en China. Hoy en día, el 80% de sus clientes son chinos.
Lo peor que podemos hacer en América Latina es dormirnos en los laureles pensando que exportamos materias primas, cuando sabemos que esto tiene costos ambientales altos y que los países no pueden apostar al desarrollo sostenible. Tenemos que crear unas bases para una economía diferente y China es un lugar demasiado importante para solo pensar en centrarse en un producto. No, hay cosas que se pueden hacer coyunturales pero hay que venir acá a trabajar.
Tenemos que invertir. Por eso la idea de que varios países creemos un centro de capacitación, estudios y reflexión, para que analicemos que lo que esta pasando en el mercado. Es trascendental.
Usted señaló que el turismo es una manera idónea para que los empresarios chinos conozcan Costa Rica. ¿Qué otro potencial le ven al turismo en China?
El turismo es un reto importante para Costa Rica. Tan importante que no tenemos prisa, pero avanzamos sin pausa. El turismo para nosotros es la gran vía para que muchos conozcan nuestro país. En los años ochenta nuestra campaña llamada “Costa Rica, no artificial ingredients” pegó mucho y permitió que el ecoturismo despegara. Nosotros no buscamos un turismo masivo: somos un país pequeño, que busca identificar esos nichos.
Hay una gran evolución del turismo chino. El turismo tradicional era de grandes grupos de turistas en buses, tomándose la foto frente a la Torre Eiffel. Ese turismo sigue existiendo, pero también hay ahora -producto del propio desarrollo económico- una clase muy rica también. Estas personas buscan un trato más personalizado y nos interesa esta segmentación de mercado. Ya existe en China una clase económica a la que puede interesarle ese tipo de turismo: hay un millón de jugadores de golf y 300 mil buzos. Es el tipo de personas a las que puede interesarle el turismo ecológico.
Queremos crear una infraestructura en materia de visas que vaya en esa dirección. Maldivas, que ya se convirtió en el tercer destino para chinos, les eliminó todas las visas. Un turista que tenga el visado de Estados Unidos, la zona Schengen o Corea del Sur puede ya entrar a nuestro país sin necesidad de visa y esto nos ha ayudado bastante. Hemos flexibilizado las visas para empresarios y ahora estamos trabajando en un plan piloto que busca facilitar las condiciones de visas para los residentes de Beijing y Shanghai, donde está la mayoría de personas de poder adquisitivo. Obviamente el tema de los vuelos sigue siendo problema, pues obliga a pasar por Estados Unidos o Europa.
El embajador de las islas Seychelles me contaba hace poco que al día siguiente de la luna de miel del príncipe Guillermo y su esposa Kate Middleton allí había ya cien solicitudes para quedarse en el mismo hotel, todas de chinos. A hoteles como el Four Seasons en Costa Rica llegan todo el tiempo figuras como Brad Pitt y estas visitas generan después un enorme interés por nuestro país. Si consiguiéramos llevar a alguna personalidad china -como el jugador de baloncesto Yao Ming- podría suceder lo mismo. ¡Ya lo invité para el próximo año!
A los chinos no les gusta la playa, pero eso no quiere decir que no vayan. Hay que ver los números que van a Maldivas, Filipinas o Indonesia y hay que ofrecerles opciones. Nosotros vamos a ir despacio. El chino es profundo en el turismo, ellos quieren ir a oír historias.
¿Cómo va la inversión china en Costa Rica?
Este es un reto bastante grande para nosotros. Las compañías chinas andan por todo el mundo buscando recursos minerales, energéticos, petróleo. Nosotros tenemos una gran restricción en este campo y no vemos bien a la minería, así que no hay interés en desarrollar este sector.
Pero tenemos otros sectores. Por ejemplo, en el energético ya tenemos un convenio con una empresa china para mejorar una refinería, que significará una inversión de US $1.500 millones. Costa Rica está abriéndose, porque era un país muy cerrado, a la inversión en otras tecnologías. Aunque es un país autosuficiente a nivel hidroeléctrico, la problemática del cambio climático hace necesario tener otras alternativas, como en el eólico. También estamos desarrollando un nuevo puerto y la compañía holandesa a la que se le otorgó la concesión contrató una empresa china para la construcción. En la construcción China tiene una oportunidad muy grande y ya hay una empresa china-costarricense que lo está haciendo.
Muchas de las empresas chinas tienen un esquema de trabajo muy particular. Ellos llaman préstamos concesionales a estos prestamos amarrados, que en Costa Rica no son muy bien vistos con experiencias pasadas con otros países. Favorecemos más las licitaciones internacionales: la mayoría de los proyectos que ha ganado los chinos ha sido porque primero otras empresas ganan la licitación y luego se vinculan los chinos, no porque los chinos participaron abiertamente en el proceso licitatorio. Pero hay esquemas que estamos analizando y cada vez hay más restricciones para que una sola empresa construya un proyecto. Mas bien son las empresas chinas las que tienen que adaptarse a esa realidad. Insisto que no va a ser tan rápido.
Yo soy optimista de que se va a dar, no es a la vuelta de la esquina, pero queremos y creemos que podremos identificar algunas áreas en las que podríamos canalizar las inversiones.
¿Cómo ve la posibilidad de trabajar junto con otros países latinoamericanos en China?
Nosotros apoyamos la Alianza del Pacífico que formaron Chile, Perú, México y Colombia, y en la que Costa Rica y Panamá están ya como observadores. Hemos suscrito el documento y debemos cerrar el tratado de libre comercio con Colombia para tener acceso pleno. Este es uno de nuestros temas prioritarios porque cuatro o cinco países se pueden coordinar bien y trabajar conjuntamente. Imagínese lo que sumaría una oficina comercial entre todos: podríamos coordinar esfuerzos y plataformas comerciales más amplias, ir a provincias chinas con una variedad de productos y ofertas…
Creo que sería importante también crear un centro de comercio especializado en capacitar y ayudar a los empresarios. Habría que verlo en términos de América Latina, porque por ahora el único país que podría trabajar de manera independiente es Brasil, por su tamaño. Todos tenemos un reto común: la diversificación del comercio. Es un tema al que tenemos que ponerle atención, pero que solos es muy difícil de realizar.
[Fotos cortesía de Acqua Immersion, Jota Solano, Jon Rawlinson y Pedro Nijenhuis]
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