El número 8 es símbolo de suerte en China, porque su sonido fonético es similar al de la palabra “tesoro” y representa dinero y fortuna. Desde hace más de seis años, el gobierno chino afirmó que para que China fuera estable económicamente, debería crecer a un tasa mínima justamente del 8%. La cifra fue fácilmente alcanzada en años anteriores, superándola holgadamente a dos puntos. Pero esto cambiará el próximo año. Si el 2011 estuvo dedicado a combatir la inflación, este 2012 está consagrado a mantener la estabilidad económica y precisamente, a “proteger el 8”. (Esto a pesar de que en su discurso de inauguración de la Asamblea Nacional Popular, un cauto premier Wen Jiabao habló -por primera vez- de una meta prevista de crecimiento corregida al 7,5%.)
Este año no ha sido fácil para China, pero tampoco será el más grave. Varios líderes del gobierno y analistas económicos han afirmado que esta crisis no será peor que la de 2008. De todas formas, han prendido alertas, especialmente porque una considerable caída en el crecimiento nacional tendría efectos políticos y sociales. Y esto en China, tendría grandes consecuencias, especialmente en este 2012, año de cambio de gobierno.
China cerró el año pasado con cifras claras de desaceleración, con un crecimiento del 9.3% comparado con el 10.4% del año anterior. Si el panorama económico mundial del próximo año no sufre una reversa, como un debacle de la Unión Europea, las cifras chinas será alentadoras. Los más cautelosos, como el FMI, calculan un crecimiento del 8.4% anual y analistas del Banco de China, muy al estilo simbólico chino, lo ubica en un 8.8%.
Aunque situarse por debajo del 9% representa una caída que no se vivía desde 2001, comparativamente las cifras no resultan negativas, especialmente en un ambiente económico global “severo y complicado”, como fue catalogado por el vocero del Ministerio de Comercio, Shen Danyang.
Después de una reunión de tres días entre miembros del Politburó y líderes nacionales, se anunció que para 2012 el proceder económico se perfilará bajo una política monetaria prudente y una política fiscal proactiva. No hay grandes cambios: estas dos decisiones ya estaban delineadas en el doceavo plan quinquenal de China, puesto en marcha a inicios del 2011.
Con la crisis de deuda de Europa y el débil el gasto del consumidor en Estados Unidos, las exportaciones chinas se han reducido y en 2012 no se espera una mejoría. Este rubro se ha encogido en los últimos meses, ubicando a noviembre como con la baja más fuerte desde 2001, con un 13.8% comparado con la media de 17% vivida desde 2001.
Además de una desestabilización en los ingresos nacionales, esta reducción ha tenido una repercusión en el bienestar de la mediana y pequeña empresa china. A lo largo de todo el país, cientos de fábricas se han visto forzadas a cerrar al no poder sostenerse por los escasos pedidos. Se calcula que 80 millones de empleos dependen de este sector y ya han surgido brotes de protesta social ante los cambios económicos, tal y como ocurrió en la ciudad de Wenzhou, una de las mecas de las PYMES chinas.
Ese “noviembre negro” también marcó la más baja producción industrial de China en dos años, con un 12.4%. 2011 cierra con una tasa promedio de 13.4% y se calcula que para 2012, la cifra rondará el 11%. China necesita un crecimiento mínimo de 15% en las exportaciones para mantener una estabilidad interna, según Huo Jianguo, encargado de la unidad de investigación del Ministerio de Comercio. “Simplemente no podemos tolerar la caída simultánea en inversión, consumo y exportaciones", afirmó en una entrevista con el diario de seguridad de Shanghai. Huo espera que esta cifra se eleve al 22% este año, sin embargo para muchos esta cifra es bastante optimista.
Sin embargo, el panorama no resulta esperanzador. “Las empresas chinas que dependen de las exportaciones enfrentan su peor situación en años. No podemos descartar la posibilidad de un déficit comercial el próximo año”, declaró en diciembre el ex viceministro de Comercio y director del Centro Chino para los Intercambios Económicos Internacionales, Wei Jianguo. A esto se añade la declaración de el viceprimer ministro de Finanzas, Wang Qishan: "la grave y compleja situación de la economía mundial se traducirá inevitablemente en una insuficiente demanda mundial".
La Academia de Ciencias Sociales de China (ACCS), uno de los centros de investigación más importantes de China, afirmó que 2012 representará la expansión económica más débil en más de una década.
“China debe cambiar el modelo de desarrollo y debe prestar más atención a la calidad de crecimiento económico. Antes centraba la atención en las inversiones públicas, el comercio exterior. Hoy, debemos atender un tercer pilar que es nuestra demanda interna”, dijo a China Files el investigador de la ACCS, Wu Guoping.
La demanda interna se perfila como uno de los motores de la economía china para 2012. Y para esto, debe atacar dos problemas: el problema crediticio y la inflación.
A mediados de diciembre fue anunciado un corte en las reservas obligatorias para los bancos, en 50 puntos básicos, al 21% para los grandes bancos y en un 17.5% para los medianos y pequeños, según la Agencia oficial Xinhua. La última vez que se tomó esta medida fue en 2008, pero este año apunta a sostener los sectores más vulnerables, como el agrícola, la construcción de viviendas asequibles y el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.
La inflación por su parte, que alcanzó su punto más alto de 6.5% en julio de 2011, debe centrarse en un promedio del 4% el próximo año. La medida, además de fomentar el consumo, busca tranquilizar a la población que sufrió un aumento considerable en los precios de alimentos.
Se espera que con el fin de estabilizar el IPC y mejorar el clima global, el Banco central libere el yuan. Y aunque la tasa debería ser de un 6%, los líderes la han ubicado en un 3%, cifra cautelosa para proteger la ya delicada tasa de exportaciones.
El objetivo de 2012 es impulsar el crecimiento, estabilizando primero factores internos y aliviando –levemente- el desempeño de sus socios comerciales con un aumento en las importaciones. Sin embargo, hay alertas frente a esta decisión. “La situación es incierta y me atrevo a decir que el gobierno está tomando una decisión equivocada, pues una política fiscal proactiva, significa una expansión estatal, contra una política monetaria estable, que indica una reducción en las reservas” dijo a China Files Feng Xingyuan, investigador de la ACCS.
Cómo la política económica china afectaría a América Latina
América Latina se vería fuertemente afectada por cambios en el comportamiento de la economía del país asiático, debido a su estrecha relación comercial con China –que lo dejan como primer y segundo socio comercial de muchos países en la región. Sin embargo, 2012 no será uno de grandes cambios. La relación económica entre China y la región seguirá creciendo de forma estable, aunque más lentamente.
Materias primas
Debido a la dependencia de las exportaciones de materias primas, cualquier cambio en el mercado chino golpearía el desempeño de las economías latinoamericanas. Una reducción sustancial en las inversiones de infraestructura de China significaría un cambio inminente en la demanda de estos productos. Y si bien, durante esta década se espera que China reduzca su inversión pública en activos, no será efectiva en los próximos años. “La economía china es enorme y cualquier política tiene efecto después de mucho tiempo” dijo el académico Jiang Shixue, vicepresidente de la asociación de estudios latinoamericanos de la ACCS.
“Al menos en los próximos 3 o 5 años, la demanda de materia prima latinoamericana permanecerá fuerte” afirmó Matt Ferchen, investigador en temas latinoamericanos de la Universidad Tsinghua.
Ferchen resalta que hay que tener en cuenta que el comportamiento del mercado de commodities durante este año no dependerá solo de China y la región, sino de otros agentes mundiales. Cualquier aumento en la producción podría tener efectos igualmente negativos que la reducción de la demanda.
Diversificación de exportaciones latinas
“Se lamentan de que dependen de las ventas de commodities al mundo. En este sentido, la región debería estar feliz cuando China corte su demanda”, dijo Jiang. Analistas chinos coinciden que este posible panorama debería ser visto como una oportunidad para América Latina.
"China tiene que diversificar los productos de importación así como América Latina tiene que hacer un esfuerzo en exportar otros productos”, afirmó el profesor Wu. Con un enfoque a su mercado interno, China abre una posibilidad aún mayor al ingreso de productos latinoamericanos, especialmente en el sector alimenticio. Wu resaltó los casos de Chile, que ha buscado exportar, además del cobre, vinos y frutas; y el de Argentina, que depende en un 75% de las exportaciones de soja, según datos de la CEPAL.
Además, debido al aumento de costos en China, se llegará a un punto donde el sistema actual de producción no se sostendrá. “China tiene que cambiar su estructura de exportación. No puede seguir exportando productos manufacturados de bajo valor agregado, como vestidos o zapatos, sino comenzar con productos de alto valor agregado” declaró el profesor Wu. La región podría comenzar a abrir fábricas de producción, en joint ventures con China, especialmente en aquellos países que tienen tratados de libre comercio con EEUU o la UE.
Una opción que propone el profesor Jiang es pensar en una alianza estratégica entre Europa, China y América Latina: “La triangulación entre Europa, China y América Latina debe ser construida sobre relaciones económicas, y una de las grandes posibilidades puede ser la creación de un fondo común para facilitar la inversión europea y china en América Latina”.
Así como varios análisis oficiales de fin de año chinos, el profesor Jiang resalta que lo más importante es que el mundo entero dejar de pensar en la “amenaza china”. Wu coincide: “es el momento de comenzar alianzas”.
Artículo publicado en la edición de marzo de la revista América Economía (Chile)
[Foto cortesía de CN Battson]