El fin de semana pasado China se despertó con una nueva estrella deportiva. Andy Zhang se convertía hace un par de semanas a sus 14 años, en el jugador más joven en la historia del Abierto de Estados Unidos. Aunque el talentoso adolescente no superó el corte, su aparición constituye una señal de la velocidad con la que gana terreno el golf en China. El país asiático, que hace 18 años contaba con menos de 170 campos, tiene hoy más de 600 incluyendo un complejo de 12 campos en Shenzhen que figura entre los más grandes del mundo. Y todo esto a pesar de una teórica prohibición en la construcción campos de golf, impuesta por el gobierno chino en 2003.
Todo un revolcón si se considera que Mao Zedong lo declaró un deporte “muy burgués” hace exactamente tres décadas y fue prohibido en toda China, sin embargo, cuatro años después, se abrió el primer campo de golf en el país, el Zhongshan Hot Springs Golf Club, situado en el sur del país. Hoy en día se estima que 300.000 nacionales practican el deporte y estadísticas anunciadas por la Asociación China de Golf añaden que para 2020, alrededor de 20 millones de chinos jugarían golf.
A pesar de la moratoria que el gobierno chino impuso para la construcción de nuevos campos de golf, en siete años el número se triplicó, hasta los 600 campos. El problema radica en que al gobierno chino le preocupa que se destinen terrenos fértiles para la agricultura a un deporte de élite, en el que además se requieren cantidades abundantes de agua por cuestiones de mantenimiento. “Vamos a realizar un serio control de la cantidad de tierras que se utilizan para la construcción. De manera particular, la tierra no podrá ser utilizada para construir casas independientes o campos de golf”, había declarado el primer ministro Wen Jiabao en 2007, añadiendo que esas tierras utilizadas para el golf le harían mayor servicio al país si fuesen utilizadas para la cosecha.
La mayoría de los campos de golf en China se encuentran ubicados en clubes sociales y hoteles de lujo, un hecho que le ha conferido al deporte un aire de exclusividad. Esa selectividad se refleja en los elevados precios que conlleva: el green fee para un día de juego puede costar más de 200 dólares diarios y el de un año los 1.800 dólares. Pese a ello, el número de jugadores crece de manera sostenida. Muchos chinos lo ven como una oportunidad inmejorable para los negocios, pues les garantiza un espacio tranquilo y largo para intimar con sus socios y prospectivos socios. El país tiene campos exclusivamente diseñados por Jack Nicklaus, el famoso golfista professional de Estados Unidos y reconocido mundialmente por sus diseños de prestigiosos campos de golf a nivel mundial. Entre ellos el llamado Pine Valley de Beijing, que cuenta con una vista privilegiada de la Gran Muralla China y un hotel de lujo.
“Los próximos diez a veinte años serán un gran período de crecimiento para el golf en China. La tasa de crecimiento en el número de jugadores en este momento es de 25 a 30 % al año. El gobierno dice que está en contra de este deporte, pero hay miles de millones de dólares en dinero privado invertido en este momento”, manifestó Ziding Han, director de la revista Golf Channel de Guandong en una entrevista para la revista Golf Digest. Hay, sin embargo, un obstáculo para Ziding: el impuesto del 24% que impuso el gobierno para todos los clubs de golf, un indicador de que muchos ven el deporte como símbolo de opulencia.
Pero China quiere más que un fuerte mercado local para el nuevo deporte. Quiere convertirse en un destino privilegiado dentro del mundo golfístico, por lo que ha invertido fuertemente en integrarse al circuito profesional de golf. El Torneo HSBC Champions, que disputan al final del año los mejores jugadores del PGA Tour se disputa en Shanghai y cuenta con una de las bolsas de premios más altas en los torneos de golf a nivel mundial, con US$7,000,000, entre sus ganadores figuran el estadounidense Phil Mickelson -dos veces-, el español Sergio García y el alemán Martin Kaymer, además de jugadores de la talla de Tiger Woods, Lee Westwood y Ernie Els.
China también se ha propuesto crear un destino golfístico por excelencia en la isla de Hainan, que ya cuenta con 30 campos de golf y no está cobijada por la moratoria oficial. Actualmente se construye allí el Mission Hills Golf Club de Haikou, que contará 22 campos y será uno de los complejos de golf más grandes del mundo, ocupando un área similar a la isla de Manhattan. Mediante el golf, Beijing busca convertir a la tropical isla en el Mar de China Meridional en “el Hawaii de Asia”, atrayendo a un turismo internacional con sus inmensos complejos de golf, llenos de spas, piscinas, playas y, sobre todo, muchos campos verdes para practicar este deporte.
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[Foto de drs2biz]