El atractivo nicho de la carne uruguaya en China

In by Simone

Las exportaciones desde América Latina hacia China son en su gran mayoría de materias primas, sobre todo de minerales, hidrocarburos y alimentos. No son muchas las excepciones a este dinámica, aunque las existentes -como los chips de Intel que exporta Costa Rica- constituyen casos de estudio interesantes en momentos en que la región reflexiona sobre cómo pasar de los commodities a los productos con valor agregado. Entre estos sobresale el de la carne vacuna de Uruguay, que ha multiplicado sus ventas de cortes vacunos de alto valor en China diez veces en los últimos tres años, permitiéndole hacerse un nicho propio en un mercado tradicionalmente dominado por Australia y Nueva Zelanda.
“El mercado era insignificante, con algunas ventas de menudencias. Hoy ya está en el 8 o 9 por ciento de nuestras exportaciones y es equivalente a Israel, uno de nuestros destinos tradicionales”, señaló Fernando Pérez Abella, vicepresidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), durante el primer evento promocional de carne uruguaya en Beijing. El año pasado Uruguay exportó 11.610 toneladas de carne por un valor de $43 millones de dólares, con lo que China se ha convertido ya en su séptimo mayor comprador en volumen y el doceavo en precio.

“Vemos que tiene un potencial enorme porque hay un paralelismo entre el ingreso per capita y el consumo de carne. Cada vez que aumenta el ingreso, aumenta el consumo. Y hoy esa ecuación se está dando en China”, señala Pérez Abella, añadiendo que su país escoge bien los mercados al tener una producción limitada -200.000 toneladas de carne para exportación- pero de muy alta calidad. Al fin y al cabo, la carne es el producto que genera mayores divisas para el país.

La estrategia uruguaya ha sido tan exitosa que el INAC estudia abrir una oficina de representación permanente en Asia, que podría ser en Pekín. “Estamos discutiendo si se pondrá en Corea del Sur, Japón, China o Hong Kong. Pero sí lo amerita por la importancia del mercado y sobre todo por la distancia”, señala Pérez Abella, subrayando que en los tres años en que llevan en China han aumentado no solo las ventas sino también los precios.

Un mercado de nicho pero lejos de casa

La distancia es efectivamente uno de los mayores problemas que enfrentan en China los productores uruguayos, que cifran parte de su éxito no sólo en la calidad de la carne sino en la atención personalizada que prestan. “Tenemos que distinguirnos por nuestra calidad, buena atención, profesionalismo y por estar en estos nichos. Si otros países son el motor del mundo, nosotros tenemos que hacer el trabajo de hormiguita”, señala Gastón Scayola, gerente general del Frigorífico San Jacinto.

Un ejemplo de su estrategia comercial es el servicio que prestan a los restaurantes de alto nivel de Sao Paulo -uno de los principales clientes del frigorífico-, que visitan cada tres meses con sus distribuidores para verificar la calidad del producto, explica Scayola. “Estamos dispuestos a hacer lo mismo acá”, añade.

En todo caso, los productores uruguayos cifran sus esperanzas en que el mercado chino crezca como lo hizo el ruso hace unos años. “Estamos creciendo de a poco. Los volúmenes son todavía pequeños, pero la diversificación es clave. Cuanto mercado esté abierto, lo trabajamos”, añadió Scayola.


Un futuro para la carne vacuna en China

El consumo de carne vacuna aún no es masivo en China, pero los cambios económicos del último decenio han transformado velozmente los hábitos alimenticios de su población. A medida que más chinos han accedido a la clase media, la carne se ha venido instalando como parte de su dieta. Y el consumo per capita -que actualmente ronda los 4,5 kilos anuales por persona- sigue creciendo, aunque todavía palidece con la demanda de que tiene la carne de cerdo, cuyo consumo ronda los 37 kilos al año por cabeza.

China se ha convertido en los últimos diez años en un país importador de alimentos. Y América Latina, que cuenta con una considerable producción de alimentos, está intentando posicionarse como uno de sus socios claves. Algunos países han optado por entrar al mercado de carnes de gran consumo entre la población china. Brasil y Argentina se han convertido en fuertes exportadores de pollo a China desde que un conflicto por prácticas anti dumping con Estados Unidos acabara con sus millonarias exportaciones avícolas al mercado chino. Asimismo, México y Brasil han logrado recientemente la apertura del apetecido mercado para la carne de cerdo, que representa el 50% del consumo cárnico en todo el país.

Otros están apuntando a los sectores de consumo más exclusivos, como ya lo ha hecho Uruguay. Argentina, que recibió finalmente la autorización para importar en julio pasado, aspira a hacerse un nicho como el que se ha labrado Uruguay. “Nuestro target es la hotelería y la restauración de primer nivel porque el chino no tiene el hábito de cocinar en su casa”, señaló Miguel Schiariti, vicepresidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) en noviembre, cuando entraron los primeros cargamentos provenientes de Argentina. Esos países -como la Argentina- siguen el caso uruguayo con interés.

"Nuestros productos de alto valor agregado en el sector de alimentos tienen mucho potencial. Diversificar los mercados es la garantía de nuestro crecimiento y de la calidad de nuestros productos", señaló la embajadora uruguaya Rosario Portell, quien ya había participado en el proceso de exploración de mercado que convirtió a Rusia en uno de los principales compradores de carne uruguaya.


[Foto cortesía de Gonzalo
 Useta]

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