La economía de China se encuentra en su más bajo desempeño en un cuarto de siglo, lo que el gobierno ha denominado como una "nueva normalidad". En su más reciente columna, César Ocampo analiza la situación tanto desde el punto de vista oficial, como desde las principales opiniones que se destacan entre los expertos.
La segunda economía más grande del mundo, al igual que otros países, ha vivido una situación complicada durante los últimos meses, y hoy está viviendo su más bajo crecimiento económico en los últimos 25 años. Después de haber alcanzado tasas de crecimiento de entre 9 y 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el nuevo plan quinquenal, aprobado por el parlamento chino, establece como objetivo prioritario un crecimiento anual del 6,5 por ciento entre 2016 y 2020.
Las caída en los precios internacionales del petróleo, la desaceleración de otras economías y la apreciación del dólar, son algunos de los factores que han provocado una menor demanda de bienes y servicios ofrecidos por el gigante asiático a nivel mundial, lo cual es pilar del crecimiento para la primera potencia exportadora del mundo.
El pasado 16 de marzo, en el Gran Palacio del Pueblo y ante medios de comunicación chinos y extranjeros, el primer ministro chino, Li Keqiang, habló del tema. El Sr. Li señaló que ante la débil recuperación económica mundial, China ha sido afectada ya que se encuentra altamente vinculada con todos los mercados alrededor del mundo, aunado a que la economía interna de la nación asiática se encuentra en una fase de transición.
Durante la conferencia de prensa, el primer ministro admitió que en estos momentos la economía china se encuentra rodeada de esperanzas y dificultades que coexisten en un mismo entorno, sin embargo, “si analizamos a plenitud la tendencia de los hechos, la esperanza es más grande que las dificultades”, sostuvo.
En cuanto a la nueva fase mencionada por el funcionario chino, se comentó sobre el desarrollo de reformas dirigidas a reducir la carga de las empresas con el fin de alcanzar un crecimiento sostenido y activar la vitalidad del mercado, esto, a través de la reducción de impuestos y la creación de empleos. Bajo esta línea, Li recalcó el incremento de nuevos empleos, alcanzando un aumento de 130 millones con respecto al año pasado.
A su vez, el Sr. Li habló sobre el avance del proceso de urbanización y la modernización industrial en el país, fenómeno que fomentará el surgimiento de nuevas ciudades, sobre todo en el oeste del país, creando nuevos empleos y focos de inversión. Esto haría parte de la nueva dinámica económica china, orientada a fortalecer tanto la economía interna como externa.
A pesar del discurso del mandatario chino, la realidad sobre el futuro del crecimiento de la economía del gigante asiático aún es difícil de predecir. No obstante, entre los expertos se destacan tres corrientes principales:
• El modelo chino ha dejado de funcionar, por lo cual es necesario que este se readapte al nuevo contexto económico internacional.
• La economía china se encuentra en una fase de transición orientada no solamente a crecer por medio de las exportaciones, sino a través de otros mecanismos como el mercado interno.
• La desaceleración del crecimiento de China responde a un fenómeno natural por el cual todas las economías están atravesando, ya que al crecer demasiado y de forma muy rápida, pueden surgir una serie de fenómenos como las burbujas especulativas.
Sin importar cuáles sean los métodos a implementar para la reactivación de la economía china, que como consecuencia afecta al mundo de los negocios e intercambios monetarios, este es -y seguirá siendo- un tema de análisis y discusión internacional dado el efecto dominó que conlleva en un futuro inmediato y lejano.
[Crédito foto: Xinhua] También puedes leer:
– Sinología: La nueva normalidad en China y en América Latina
– El desafío de la transición hacia una economía de consumo
– Tacos a la Panda: ¿Lo gasto o lo guardo?, el nuevo dilema de los chinos