Desde los límites del Imperio: Apertura oficial de la temporada política en Taiwán

In by Andrea Pira

Tras las vacaciones de Año Nuevo Lunar se abre la temporada política con la misma expectación, delectación y esperanzas vanas que despierta la liga profesional de béisbol cada año antes de que un escándalo de amaños de partidos vuelva a provocar la furia de los aficionados.

Al igual que la liga abre con incorporación de nuevos jugadores para intentar recuperar su buena estrella, la clase política hace sus correspondientes cambios de cara para mantener el interés de la ciudadanía y consolidar una incipiente recuperación económica. En la maltrecha España, a estos indicadores ligeramente positivos se les conoce con el infausto nombre de «brotes verdes».

Para que estos brotes den frutos jugosos y flores olorosas, el Yuan Ejecutivo dio la bienvenida al nuevo primer ministro Jiang Yi-hua, que tomó posesión de su cargo el pasado día 18 de febrero prometiendo el oro y el moro en sus relaciones con la oposición. Concretamente, Jiang dijo que se reuniría con los líderes de todos los grupos parlamentarios para tratar la tramitación de importantes proyectos de ley que necesitan ser aprobados durante este periodo de sesiones. Llegó a decir incluso que tanto el viceprimer ministro, Mao Chi-Kuo, como el secretario general del ejecutivo, irán todos los días al legislativo para asegurarse de que los reglamentos no se subvierten, ni se omiten cuestiones importantes que minen la credibilidad de los políticos ante la opinión pública. Parecería que Jiang, que es doctor en Ciencias Políticas, hiciese bueno aquel exabrupto del Conde de Romanones: «¡Hagan ustedes la ley que ya me ocuparé yo de los reglamentos!»

El último trimestre del año 2012 se cerró para Taiwán con una vuelta al 3% de crecimiento del PIB y los expertos auguran que este año se podría llegar a crecer incluso a un 4%. Algunos ya están contando los días que quedan para conocer las cifras del primer trimestre de este año para confirmar o descartar que «con el calor de la primavera vuelve la prosperidad», en palabras del presidente Ma Ying-jeou.

Lo cierto es que haga frío o haga calor, el gobierno de Jiang Yi-hua seguirá con las reformas que proyectó su antecesor en el cargo, Sean Chen, y que pasan por algunos temas espinosos como la reforma de la Ley para el Desarrollo de los Territorios Exteriores que permitirá la construcción de un casino en el archipiélago de Matsu, junto a la costa de Fujian. Otro de los temas importantes y que ya está calentando la temperatura política es el de la proyectada Central Nuclear Nº4 cuyo presupuesto de construcción está pendiente de ser aprobado. En la lista siguen el proyecto de una zona de libre comercio, la reapertura de las negociaciones del TIFA (Acuerdo Marco de Comercio e Inversión entre Taiwán y EEUU), la profundización de medidas atractoras de turismo del continente y por último, el asunto que más preocupa de lejos a la población: la reforma del sistema de pensiones, que pasa por un pagar más, trabajar más años y… por el amor de dios, tener más hijos.

Todos estos asuntos serán los que Jiang tendrá que tratar con una oposición famosa en el mundo entero por ser de todo menos «apática». Si el año pasado los diputados de la oposición fueron capaces de encerrarse en el parlamento y atrancar las puertas para que no se tramitase la reforma por la que se permitía la importación de carne de vacuno estadounidense, qué no serán capaces de hacer ante un tema como el de las pensiones. Porque la pensión es como la muerte en los grabados del s.XIV, que iguala a señores, vasallos, curas, papas y reyes.

En este sentido, Jiang Yi-hua quizás esté pecando de ingenuo, aunque cabe la posibilidad de que sus buenas intenciones formen parte de la ya asumida y digerida farsa de la política, que exige el eufemismo incluso ante la evidencia más inmediata. A pesar de ello, no descartamos que Jiang intente de hecho amansar a las fieras parlamentarias, pues al fin y al cabo no es un jurista, ni un ingeniero ni un economista, sino un señor con gafas y cara de intelectual suizo que ha estudiado Ciencias Políticas (¡Jesús! ¡Ciencias Políticas!), es decir, que sabe de qué va esto de la politica. No en vano se doctoró en Yale con una tesis sobre la presencia de la estética en el pensamiento político de Hannah Arendt, que es algo así como la banalidad del mal en un cuadro de Basquiat.

Estética y mucha paciencia necesitará Jiang para transitar por la política de un país democrático que haría los horrores de Platón, donde hasta el taxista o el jardinero opinan sobre la deuda soberana de Grecia o los niveles de ractopamina permitidos en la carne importada de los Estados Unidos del Norte de América, con mucha afectación y algunos hasta con donaire y retumbar de sus gargantas.

De momento, Jiang Yi-hua puede enfrentarse a su primera protesta masiva el próximo día 9 de marzo cuando grupos anti-nucleares lleven a cabo una manifestación anunciada por las calles de la capital para exigir el desmantelamiento de las tres centrales nucleares de la isla y el traslado de la planta de residuos de uranio de Lanyu. Es decir, que a Jiang no le conceden ni la gracia de los 100 días.



Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei. Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".