El último hallazgo de un fósil de teradópodo plantea preguntas a una de las teorías más sólidas entre la comunidad científica que propone que las aves evolucionaron a partir de dinosaurios del Cretácico inferior (un periodo de la era Cenozoica), hace alrededor de 120 millones de años.
Numerosos fósiles de teradópodos, también conocidos como los (dinosaurios ‘alados’, por poseer extremidades aptas para el vuelo) habían sido ubicados en el Cretácico inferior y sus relaciones taxonómicas parecían mostrar que las aves modernas eran sus descendientes. No obstante, el Eosinopteryx, un fósil de teradópodo mucho más antiguo, descubierto recientemente en la provincia de Liaoning en el Oeste de China, plantea una incongruencia en esta teoría aceptada sobre la evolución de las aves, pues se cree que el dinosaurio vivió 20 millones de años antes del Cretácico.
El Eosinopteryx, que se ha catalogado como una nueva "ave-dinosaurio" se estima que vivió en el Jurásico tardío, hace más de 150 millones de años. Esto demuestra que había animales con plumaje, una suerte de alas y quizá hasta la capacidad de volar antes del propuesto salto evolutivo del Cretácico inferior, en el que se sostiene que las aves descienden de una especie de dinosaurio.
"Este descubrimiento arroja dudas sobre la teoría de que el famoso fósil de Archaeopteryx – o ‘primer pájaro’, como se denomina a veces – fue fundamental en la evolución de las aves modernas", explicó el doctor Gareth Dyke, profesor titular de Paleontología de Vertebrados de la Universidad de Southampton. El Archaeopteryx se considera una especie vital en el estudio de la sepación evolutiva entre dinosarios y pájaros.
Dinosaurios alados
El Eosinopteryx, presentado a la comunidad científica esta semana en la revista Nature, pertenece a la categoría de los dinosaurios emplumados y posee pequeñas alas como algunas especies de aves modernas. Sin embargo, se ha establecido que tenía una capacidad nula o reducida para volar.
Esto reafirma la hipótesis de que tener alas y plumas no era una condición necesaria para el vuelo en los animales prehistóricos. "Nuestros hallazgos sugieren que el origen del vuelo fue mucho más complejo de lo que se pensaba", agregó el doctor Dyke.
El tamaño de las extremidades del Eosinopteryx con relación a su peso estimado hace pensar que no podía volar; pero sí correr, porque sus dedos estaban adecuados a caminar sobre la tierra a gran velocidad en carreras cortas. Además, se descubrió que el fósil poseía menos plumas en las patas y la cola (lo que permite correr más rápido). Esto parece adherir evidencia a que su desplazamiento era terrestre.
Anteriormente, el Anchiornis (otro fósil de ave descubierto en China) fue el primero en plantear dudas sobre la evolución del vuelo. Sus características eran similares a las del Eosinopteryx y se supone que habitaron la Tierra en la misma época geológica. Pero en este caso, los restos encontrados no fueron tan completos ni había otros fósiles para comparar el ecosistema de las aves pequeñas en el Jurásico tardío.
El Oeste de China ha proporcionado abundante material fosilizado para avanzar en el estudio de las aves prehistóricas. China es una zona de importantes hallazgos paleontológicos. Un ejemplo son los cientos de especímenes de Confuciusornis sanctus, un ave que vivió en el Cretásico inferior, encontrados en el noreste del país.