El continuo proceso de urbanización que vive China se come parte del patrimonio cultural histórico. El Shili, en Nanchang, provincia de Jiangxi, es uno de los tantos ejemplos de lo que antes solía ser un templo de 600 años y del que ahora sólo pueden apreciarse sus restos.
Actualmente el templo Shili se encuentra rodeado de una nueva carretera y de altos edificios residenciales. El abad o maestro Kuangxing, vive solo en el salón de una aldea donde estaba ubicado el templo y dice sentirse realmente dolido por la destrucción del sitio. Kuangxing y otros de sus compañeros, serán reubicados en un templo que actualmente se encuentra en construcción. Este último combina los tres templos por ser demolidos, en uno solo llamado ‘Palacio Nanhai’, de 2,7 hectáreas.
El abad y el resto de integrantes como monjes y monjas se encuentran todos en contra del nuevo ‘complejo religioso’, pues dicen que no es posible vivir y conducir actividades religiosas todos en un mismo sitio. Antes de ser demolidos los templos, cada uno contaba con un patrimonio único y un nombre que los diferenciaba respectivamente. Sin embargo, el gobierno local se mantiene firme en su plan y no considera un problema el que todos convivan juntos en un mismo sitio.
La misma historia se repite con otras decenas de edificios con cientos de años de existencia que son fácilmente destruidos y sustituidos por otros nuevos. La Abadesa Huiren, cabecilla del convento budista Jingye, vive con otros cuatro maestros en una escuela primaria rodeada de edificios residenciales después de que su templo fue demolido.
El maestro Canci, abad del templo Xiguan, es el único de los tres templos que aún no ha sido destruido y quien insiste en hacer al gobierno entender que de acuerdo a la doctrina budista, monjes y monjas no deben vivir en el mismo templo, incluso si están separados por paredes.
De acuerdo con Li Yunfeng, líder del comité del Partido Comunista para el distrito de Xihu, dijo que la demolición busca avanzar con la construcción de un área totalmente nueva del distrito y donde los templos esparcidos en el lugar son un desperdicio de tierra y no se adaptan a los nuevos estándares del plan de urbanización. “Cualquier religión debe ser devota a su país y a las actividades dirigidas por su partido líder, lo cual pertenece a la noción que en un principio deben acordar todos los monjes”, dijo Li.
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