China está enfrentando una ola de suicidios entre sus ancianos, tanto de zonas rurales como urbanas. En una cultura donde tradicionalmente se ha valorado el rol social de los ancianos, por su experiencia y sabiduría acumulada, este fenómeno se ha convertido en una tragedia irónica.
"El respetar y cuidar a los ancianos que no pueden valerse por sí mismos es una de las tradiciones más importantes de China", dijo Baozhen Dai, PhD, profesora del Departamento de Políticas de Salud Pública de la Universidad de Jiangsu. "Durante las últimas décadas, esta importante tradición se ha visto afectada por el rápido desarrollo socioeconómico y una grave ausencia de instalaciones especializadas en el cuidado de los ancianos".
El promedio de suicidios para el 2013 fue de 44,3 por 100.000 personas mayores de 65 años; uno de los más altos del mundo. Representa un aumento ligero con respecto a las cifras de años anteriores y es más de cuatro veces el promedio nacional de 9,8 por 100.000 personas.
"Los suicidios se ven significativamente influidos por los contextos sociales, culturales y familiares donde el anciano vivía antes de cometer suicidio", escribieron en un estudio conjunto del Rush Institute for Healthy Aging de Chicago, el Hospital Médico Universitario de Pekín y la Escuela de Medicina de la Universidad Northwestern.
Luego de hacer un repaso preliminar a los estudios anteriores, el equipo de doctores halló que en los centros urbanos la depresión era un detonante protagónico. "La pérdida de la pareja y las emociones de desesperanza pueden aumentar la angustia, al punto que una persona mayor siente que la vida se ha hecho insufrible y por lo tanto busca el suicidio", se afirma en el estudio.
Sin embargo, el campo es donde se revela un panorama desolador para las personas de la tercera edad, con un registro mayor de suicidios.
"Durante los últimos años, el número de hijos adultos que migraron a las ciudades con sus esposas e hijos aumentó rápidamente. Más y más padres ancianos están solos en el campo y sufren de baja satisfacción vital, malas relaciones con sus hijos, menos apoyo social, más enfermedades crónicas, más soledad y mayores niveles de depresión", dijo la doctora Dai.
El tema del suicidio entre ancianos no es nuevo en China. Alrededor de 2007 la sociedad comenzó a ser consciente de este problema. Sin embargo, no había sido tema de gran atención hasta este año, cuando un suicidio colectivo de seis ancianos en Anqing, pueblo en la provincia oriental de Anhui, puso el tema de nuevo en relieve.
Según el testimonio de las familias de los seis ancianos, estos se habrían suicidado en mayo para que pudieran ser enterrados antes del 1 de junio, que iniciara una prohibición a los entierros en el cementerio local, para permitir más espacio de construcción.
En China, el entierro es fundamental para prolongar el culto a los ancestros, y por lo tanto la cremación impuesta por las autoridades locales no era una opción válida para estos ancianos.
Según los familiares, el temor se hizo tangible cuando las autoridades confiscaron de forma violenta los ataúdes que les tenían ya preparados y conllevó al suicidio. Algunos narraron incluso escenas donde habían cortado con un serrucho un ataúd delante del anciano propietario.
Sin embargo, los oficiales de Anqing afirmaron al diario ‘Beijing News’ que esto no era cierto. "China es muy grande. Es normal la muerte y la enfermedad de los ancianos", dijo un representante al diario pekinés, y añadió que ellos habían entregado sus ataúdes voluntariamente.
El fenómeno se ha repetido a lo largo de toda China. El artículo académico "Estudio sociológico del suicidio entre ancianos rurales" de Liu Yanwu, sociólogo de la Universidad de Wuhan recogió crudos testimonios que también sacudieron a los medios de comunicación chinos.
Uno de ellos es el caso de un hombre de mediana edad que trabajaba en la ciudad y cuyo padre se había enfermado en el campo. El hijo pidió siete días de vacaciones para visitar a su padre, y a los pocos días la salud del viejo se hizo estable. El hijo, entonces, le dijo al anciano: "¿Usted se va a morir o no? Sólo tengo siete días libres y eso incluye el tiempo que tome su entierro". El viejo se suicidó al día siguiente.
Las cifras de suicidios entre ancianos en China son ligeramente superiores a las de Estados Unidos, otro país que registra una de las tasas más altas de suicidio en el mundo. En el país americano, la cifra de suicidios entre los ancianos blancos -que representa la población étnica con más alta tasa de suicidios- es de 37,5 por 100.000, contrastada con el 44.3 por 100.000 ancianos de China.
"La solución está, primero, en establecer más centros de cuidado institucionales y darles más apoyo social a los ancianos. Segundo, en tener un equipo bien entrenado en estas instalaciones", dijo la doctora Dai. "Y tercero, en aumentar los ingresos de los ancianos y mejorar la seguridad social para que puedan pagar por estos cuidados".
Artículo producido para El Tiempo, Colombia
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