Compone con agua. También con el sonido de piedras, de plantas y de papel, pero no es un músico new age ni un folklorista. Se ha convertido en una celebridad del cine de artes marciales de corte más artístico y sus bandas sonoras tienen legiones de devotos, aunque a él poco le importan el kung fu o las peleas. Se trata de Tan Dun, el compositor de música clásica que se ha convertido en uno de los músicos más innovadores y menos convencionales de China.
En medio de la Revolución Cultural, fue enviado a trabajar en los cultivos de arroz y mientras realizaba esta actividad, Tan Dun, aprovechaba el tiempo componiendo canciones e imaginándose temas musicales utilizando materiales como los woks, el papel, las plantas y todo lo que se cruzara a su alrededor durante las jornadas de trabajo. En ese entonces creó su propio grupo musical con los campesinos de la aldea y, aunque conocía los instrumentos musicales de cuerda, prefería usar objetos del común y corrientes para crear melodías.
De los campos de arroz a los principales escenarios de la música mundial llegó Tan Dun de la mano de una azarosa, y trágica, casualidad. Un día, un ferry que viajaba cerca de la aldea donde se encontraba, iba lleno de distintos artistas intérpretes chinos, el ferry, lastimosamente naufragó muy cerca de la aldea, y Tan Dun fue contratado por la Opera de Beijing para remplazar a algunos de los fallecidos, como violinista y arreglista de la compañía. Tan Dun había sido reconocido por ser el creador del grupo de músicos de la aldea donde el trabajaba como campesino. Su llegada a la capital china supuso el salto para integrarse al emblemático conservatorio de Beijing, en donde de una convocatoria de miles de aplicantes, fue escogido con 30 personas. Luego de un año y medio de intensos estudios en el conservatorio, inició su viaje alrededor del mundo y complementó sus estudios en la Universidad de Columbia en Nueva York. Y su huella es siempre la misma: compone las más hermosas sinfonías con agua, ollas, piedras, papel y otros materiales no convencionales en la música clásica (o la música en general).
Pero a Tan Dun se le conoce no sólo como el compositor de los materiales orgánicos, sino como el “pianista del kung fu”. Tan Dun se ha convertido en una referencia mundial por sus bandas sonoras -clásicas pero llenas de sus elementos naturales- para laureadas películas de artes marciales como El Tigre y el Dragón de Ang Lee y Hero, ambas del aclamado director chino, Zhang Yimou.
Muchas de las mayores figuras de música clásica en el mundo, han quedado cautivados por sus partituras para un género cinematográfico con el que difícilmente se sentirían identificados. “Realiza movimientos extremos con sus dedos e inclusive utiliza sus codos y las palmas de la mano para tocar. Es como ver a Jackie Chan pelear”, dijo el renombrado pianista chino Lang Lang en una entrevista a la revista Time.
Uno de sus reconocimientos más altos ha sido su selección por la Academia Internacional Bach de Stuttgart, para interpretar una de las cinco “pasiones” -grandes composiciones corales y orquestrales para la Semana Santa- que dejó Johann Sebastian Bach. Para hacer sus versiones de las cuatro pasiones, en conmemoración de los doscientos cincuenta años de la muerte del ilustre artista clásico, fueron escogidos varios compositores de renombre mundial: la rusa Sofia Gubaidúlina, conocida por la profundidad religiosa de su música, el argentino Osvaldo Golijov, probablemente el compositor latinoamericano más importante y compositor permanente de la Orquesta Sinfónica de Chicago, y el alemán Wolfgang Rihm, del cual sus obras son consideras por muchos expertos como una rebelión contra la generación vanguardista y asociado al movimiento de la nueva simplicidad.
La contribución de Tan Dun, “La pasión de agua según San Mateo”, fue muy propia de su estilo, al incluir el movimiento de distintos percusionistas dejando caer el líquido en diferentes envases, acompañados con sonidos de piedras, voces y el curioso kermanche, un violín de Mongolia con cuerdas de pelo de caballo.
Precisamente es su espíritu reflexivo, innovador y curioso el que lo ha convertido en un referente para muchos de sus compatriotas. “En cuanto a la ‘exploración incesante’, Tan Dun es el más valiente y el mejor dotado y es también el que ha obtenido mayores éxitos. Su experimentación, con sus éxitos y sus fracasos, ha influido mucho en nuestra generación”, señala el famoso compositor chino Chen Qigang. “Esa exploración se manifiesta no sólo en su forma de componer sino también en su espíritu. Sus obras, o la forma de algunas de ellas, pueden no gustar, pero hay que admitir que desde que hace cien años los chinos empezaron a aprender composición de los occidentales, Tan Dun ha sido el músico chino que ha cultivado un carácter más personal, el que se ha mostrado más audaz y el que está ejerciendo mayor influencia en los círculos musicales internacionales”.
"Está claro en la música de Tan Dun, que los sonidos son centrales a la naturaleza en la que vivimos, pero a la que por mucho tiempo no hemos escuchado" Palabras del compositor vanguardista estadounidense, John Cage.
Les dejamos algunos videos de Tan Dun, para que ustedes mismos se descresten.
Banda sonora El Tigre y el Dragón
Concierto de agua
Paper concertó
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[Foto de Internationale KunstCampus/Nana Watanabe y bigmovie.us]