Por primera vez en varios años, China no es el país con el mayor número de periodistas encarcelados. De hecho, ahora aparece en tercer lugar, pero no precisamente porque las cosas hayan mejorado en casa. El dudoso honor ahora corresponde a Irán, donde 42 periodistas -casi el doble que el año pasado- se encuentran privados de la libertad, según el informe anual de libertad de prensa del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ).
Fue sin duda un año muy movido políticamente, que vio la caída de regímenes autoritarios en Egipto, Libia, Túnez y Costa de Marfil. Por eso no resulta una sorpresa que la prensa, que desempeñó un papel fundamental documentando los movimientos ciudadanos que dieron forma a la “Primavera Árabe”, hubiese sido blanco de ataques por parte de gobiernos que intentaban detenerlos.
El número de periodistas encarcelados en todo el mundo aumentó en un 20%, alcanzando su nivel más alto en 15 años. El cargo más común: subversión del Estado. 65 de ellos, más de la tercera parte, se encuentran detenidos pese a que no se han formulado cargos en contra suyo.
El ‘censo’ que realiza cada año el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) estableció que hay actualmente 179 periodistas encarcelados. Irán ocupa el primer lugar con 42, tras añadir 23 a una lista que ya era extensa tras las polémicas elecciones presidenciales de 2009 ganadas de nuevo por Mahmud Ahmadineyad. Entre ellos aparece Mohammad Davari, galardonado con el premio internacional de CPJ a la libertad de prensa por sus denuncias sobre el maltrato de prisioneros en la cárcel, ya cerrada, de Kahrizak.
Eritrea, donde hay periodistas que ya llevan diez años detenidos sin cargos en su contra, ascendió al segundo lugar con 28. China, líder en años anteriores, es ahora tercera con 27. El top diez lo completan Birmania, Vietnam, Siria, Turquía, Etiopía, Uzbekistán, Sudán y Costa de Marfil.
En el caso chino, resulta notorio que más de la mitad de los periodistas detenidos son étnicamente tibetanos o uigures de Xinjiang. “En el caso de los periodistas pertenecientes a minorías étnicas, a policía china regularmente se salta las reglas del debido proceso que le obligan a dar cuenta de la ubicación de los detenidos”, escribe CPJ. “La mayoría de los procedimientos judiciales se llevan a cabo a puerta cerrada. Aún cuando la información es disponible, el acceso a medios en las regiones de Tibet y Xinjiang es rigurosamente controlada y las fuentes se exponen a procesos judiciales por conversar con periodistas extranjeros”, añade el informe.
En lo que ha corrido del año han sido detenidos dos periodistas freelance -Chen Wei y Choepa Lugyal (de pseudónimo Meycheh)- aunque el número podría ser mayor ya que muchas veces los casos no son documentados. Tampoco hay noticias de que los periodistas cuyas condenas vencían este año, como Mehbube Ablesh y Abdulghani Memetemin, hayan sido dejados en libertad.
La nota positiva: por primera vez desde 1990 no hay ningún periodista encarcelado por razones profesionales en todo el continente americano.