China puede ser más que un comprador de puerco y tequila para México

In by Andrea Pira

Xi Jinping ya había llegado a China, después de pasar por Trinidad y Tobago, Costa Rica, México y Estados Unidos, cuando al prominente académico Xu Shicheng, miembro del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales (ILAS), le pareció sin sentido hablar de este segundo viaje del presidente chino a América. Era inútil analizarlo una semana después, dijo. Muchas de las cosas que ocurren en China son así. Suceden de forma rápida y pasan con facilidad a segundo plano cuando otro tema de relevancia mundial salta al ruedo.

Sin embargo, nunca ocurren en vano, pues cada acción del gobierno chino tiene un objetivo ulterior y abre puertas, aprovechadas grandiosamente sólo por aquellos que saben descifrar los mensajes detrás de los discursos propagandísticos chinos. A nivel diplomático, la visita de Xi Jinping a México se puede resumir en un concepto de altísimo valor para la interpretación china de las relaciones internacionales: Alianza Estratégica Integral.

China cataloga a los países según su nivel de relación: amistad, cooperación, estrategia o estrategia integral. Las categorías dependen de la importancia del país, la cooperación bilateral y el interés de China frente al tipo de sociedad que quiere tener con cada nación.

México se convierte en el segundo país en la región, después de Brasil, en ser considerado “socio estratégico integral”, una categoría que comparte con Francia, Reino Unido, Sudáfrica o la Unión Europea.

Si bien Brasil y México son los dos principales clientes de China en América Latina, no es el volumen comercial lo que da la pauta. Chile, con el que China tiene un intercambio comercial de 33,240 millones de dólares, tan sólo recibió el grado de socio estratégico hasta 2012. México ya lo era desde 2003.

Tampoco es crucial la posición geográfica. Colombia, estratégicamente ubicado como entrada a Sudamérica, no supera el grado de socio de cooperación.

Con este nuevo estatus, México comprueba que tampoco se trata de la calidad de las relaciones, pues la historia reciente de la amistad sino-mexicana ha sido más bien voluble. Basta recordar el recibimiento de Felipe Calderón al Dalai Lama, el conflicto comercial y diplomático durante la gripa a1h1 o las denuncias por dumping impuestas por México contra China ante la Organización Mundial del Comercio.

La razón china va más allá de pasar una página, como muchos expertos han dicho, aprovechando que ambos países tienen nuevos presidentes y nuevos gobiernos. En China, nada se realiza de forma improvisada, sino que todo se pauta detenidamente en planes y proyectos decididos con años de antelación. “La visita tiene que ver con la estrategia de diplomacia”, explica Wu Guoping, investigador del ILAS y director del Centro de Investigación sobre América Latina y el Caribe de la Universidad de Ciencias y Tecnologías del Suroeste de China. “China quiere relaciones más equilibradas con países grandes como Rusia, con emergentes como Brasil o India, con pequeños como Costa Rica”.

Con excepción de Rusia y Estados Unidos, amigos y enemigos tradicionales de China, Xi eligió países clave para sus visitas de Estado: Sudáfrica, Tanzania, República del Congo, los BRICS y países caribeños, Costa Rica y México. “Claramente ejemplifica la iniciativa diplomática del nuevo liderazgo chino para fortalecer relaciones con países en desarrollo bajo el marco de cooperación sur-sur”, dijo Wu Changsheng, director del Centro de Investigación de América Latina de la Fundación China para Estudios Internacionales, a la agencia Xinhua, un vocero mediático del gobierno chino.

Es parte de una señal, a nivel mundial, de que China tiene relaciones ‘importantes’ con países estratégicos en la economía mundial y no con las tradicionales potencias. Es también un guiño para el resto de los países latinos, a los que China busca extender confianza, amistad y, sobre todo, dejar claro su deseo de tener relaciones basadas en la cooperación más que en la rivalidad. China ya no tiene como objetivo central competir por mercados de otros países del mundo, sino interactuar con los demás como la segunda economía del planeta.

Las relaciones sino-mexicanas han sido truncadas por una percepción de competencia, empeoradas por la relación comercial negativa para México. Por esto, no es gratuito que Xi Jinping haya repetido incansablemente, tanto en su discurso en el Senado como en la declaración conjunta con el presidente Enrique Peña Nieto, que no es del interés chino tener una balanza desequilibrada sino crear una situación benéfica para todos. Para mostrar su compromiso, el gobierno chino aceleró —después de cinco años de dilación— la futura entrada de dos productos clave de la economía mexicana: la carne de puerco y el tequila 100% agave. Se espera que otros productos, como el limón, la pera o el mango, pronto sean también liberalizados. “Hay que aprovechar estas condiciones inéditas.

"En tan poco tiempo hemos podido destrabar tantos temas que obstaculizaban el comercio de México y China. Y hemos visto un gran cambio: en dos días vimos a tres ministros y dos subsecretarios chinos, todos con una actividad positiva”, me dijo el secretario de Agricultura Enrique Martínez y Martínez en Beijing, justo una semana después de la visita de Xi. Sin embargo, si de balancear el comercio se trata, el camino aún es muy largo. Especialmente si se habla de productos agrícolas. Así lo afirmó Wu Guoping, quien invita al empresariado mexicano a buscar nuevos productos para exportar a China, porque con el tequila y la carne de cerdo mexicana, no bastará para equilibrar la balanza.

Existe el problema adicional de que son pocos los chinos que conocen qué es el tequila. Cuando el portal chino sobre alcohol Wine World anunció el “acuerdo del tequila” firmado entre Xi y Peña Nieto, tuvo que explicar, desde el segundo párrafo, de qué se trataba esta “nueva bebida”.

La prensa china dio más atención a los acuerdos sobre el petróleo mexicano, los proyectos de inversión entre Pemex y la estatal, experta en ductos, Xinxing Cathay y el préstamo de 1,000 millones de dólares del Ex-Im Bank a Pemex. Resaltaron, además, que se abría una nueva posibilidad para China de tener acceso a un crudo que México había protegido celosamente.

Xu, el académico del ILAS, resaltó al periódico Jinghua —de corte muy político— que el que México accediera a vender el crudo a China era de suma importancia, pues demuestra un interés en balancear el comercio por parte de México, llevando a ambas partes a una situación ganar-ganar.

Pero donde más creen los chinos que se puede balancear la economía es en el campo de la inversión, pues las empresas chinas están ávidas de entrar en la región con proyectos de infraestructura en transporte o energía.

México sólo tiene 1% de toda la inversión china en América Latina, según Wang Jifei, presidente de la CCPIT (Cámara china de promoción del comercio). Wang solicitó al gobierno mexicano flexibilizar el ingreso de empresas de su país, casi como un compromiso paritario al asumido por China de comprar más productos mexicanos.

Wang identifica que México es sumamente atractivo para los chinos por su numerosa población, su creciente clase media, su posición geográfica y su bajo costo de mano de obra. Fueron 74 empresas las que viajaron junto al presidente, de sectores tan diversos como el textil o de la tecnología.

“Hay un cambio en el modelo de crecimiento económico chino. Empresas pequeñas van a usar a México como una prueba para entrar al mercado americano”, explica Wu Guoping.

Visión confirmada por el portal Sina, que resalta que, según empresarios entrevistados, los principales objetivos de su viaje a México fueron: “Hacer negocios, hacer investigación, aprender de las empresas grandes chinas, promoverse con el apoyo del líder y tomarse fotos con el líder”.

“México también tiene que hacer inversiones en China, como ya lo hizo Bimbo en el sector de servicios. La urbanización va a aumentar las oportunidades”, añade Wu.

Pero lo importante es que ser un socio estratégico integral de China es tener realmente una relación holística, saliéndose de lo comercial y lo político para establecer cooperaciones en lo cultural, científico o académico, entre muchas otras áreas.

“El gobierno mexicano todavía no ha visto la importancia del intercambio cultural China-México”, expresó Zhou Lingyan, directora del Instituto Confucio en el DF en una nota de Xinhua publicada únicamente en mandarín. La frase toma más contexto cuando se tiene en cuenta que Zhou dirige el primer centro de promoción de cultura y lengua china abierto en toda América Latina.

Éste es un error que se repite a lo largo del continente americano, que suele ver a China en términos económicos. México debe mirar esta nueva opción con atención, pues es un área que le puede resultar de gran provecho. Xi ya puso la primera piedra: pasó de 40 becas académicas a 300 en los próximos tres años. En tanto, las becas mexicanas para estudiantes chinos, si bien aumentaron a 100, son vistas como “reducidas y poco atractivas”, según decía hace poco un comentarista en un foro de becas para chinos: “En Suiza, nos dan 2,000 dólares y en México, sólo 400”.


Publicado en la revista Expansión de México, en la sección "Reflexión".
[Foto: Cortesía Presidencia de México]

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