Preocupada por la crisis de la deuda pública que afecta a varios países europeos y por la posibilidad de un eventual desplome del euro, China ha aparecido como potencial salvadora de Europa. A cambio Beijing busca ser reconocida como una economía de mercado.
A China, cuyo PIB crecerá alrededor del 9% este año, le preocupa de sobremanera que la crisis europea tenga consecuencias que afecten su desempeño económico, ya que un gran porcentaje de sus exportaciones tienen como destino el Viejo Continente. Por este motivo, el gigante asiático está dispuesto a ayudar a países como Grecia, Portugal e Italia a salir de la crisis de deuda en que se encuentran mediante un incremento de sus inversiones en dichos países. Beijing podría aliviar la situación comprando bonos de deuda e incrementando su inversión en las grandes empresas locales.
La aparición de Beijing como salvadora es una prueba de su enorme fuerza económica –y de sus 3,2 billones de dólares en reservas internacionales-, pero también de su creciente presencia política. El gigante asiático podría ayudar a Europa a salir de la crisis, pero a cambio exige el reconocimiento de China como una economía de mercado. El primer ministro Wen Jiabao, que participó recientemente en el Foro Mundial Económico que tuvo lugar en la ciudad china de Dalian, fue tajante al afirmar que “Europa y Estados Unidos deben en primer lugar poner orden en su propia casa”.
El mensaje del primer ministro chino a la comunidad internacional fue claro: Beijing cuenta con considerables reservas internacionales, pero no tiene ninguna intención de comprometerlos en inversiones riesgosas. El mensaje entre líneas: Europa debe reconocer a China como una economía de mercado.
Dada la necesidad de fondos del Viejo Continente, Beijing puede dictar sus propias condiciones. Desde que fue admitida en la Organización Mundial de Comercio en 2001 tras arduas negociaciones China se había puesto la meta de obtener el estatus de “economía de mercado” antes del 2016. Al ayudar a los países europeos a salir de la crisis Beijing busca adelantar en cuatro años el reconocimiento, que Wen Jiabao calificó como “una señal de amistad y de sinceridad”.
En la práctica ese reconocimiento eliminaría algunas restricciones a las exportaciones y a la inversión china tanto en Europa como en Estados Unidos. “Ayudaría a los exportadores chinos a evitar disputas comerciales, como por ejemplo las acusaciones de dumping, pero hasta el momento ni los países de la Unión Europea ni Estados Unidos le han dado vía libre”, escribía el South China Morning Post, uno de los principales diarios en inglés del país.
Al final, todo parece indicar que China es la mejor alternativa para que una Europa endeudada y con necesidad de fuentes de financiación pueda salir de la crisis en que se encuentra. Pero a cambio tendrán que ofrecer algo al gigante asiático.