“Estoy furioso y en estado de shock”, escribió Jackie Chan en su cuenta en el microblog chino Weibo, luego de que se hizo pública la captura de su hijo por posesión y consumo de marihuana. Sus palabras rápidamente se suavizaron mientras agachó públicamente la cabeza ante un arsenal de comentarios negativos: “Fallé en educar a mi hijo y tengo que aceptar también mi responsabilidad. Jaycee y yo ofrecemos unas sinceras disculpas a la sociedad”.
Jaycee Chan, de 31 años, es una de las últimas estrellas que han sido capturadas en China por consumo de estupefacientes, algo que el Gobierno de Xi Jinping no está dispuesto a perdonarle a nadie, ni siquiera al hijo de la estrella asiática más popular del planeta.
Luego de ser avisada por los vecinos, la Policía detuvo a Jaycee Chan y a su amigo Kai Ko, actor taiwanés de 23 años, aparentemente en un sauna, en el centro de Pekín. Al dar positivo en una prueba instantánea de orina, las autoridades inspeccionaron la residencia de Chan y encontraron 100 gramos de marihuana distribuidos en pequeños contenedores, según la agencia oficial Xinhua.
Chan padre, exembajador de la lucha contra las drogas en el 2009 para la República Popular China y ciudadano hongkonés, está hoy en Pekín buscando una solución para su hijo, que se enfrenta a una condena que va desde seis meses hasta tres años de cárcel por “albergar y fomentar el consumo de drogas”. Kai, por su parte, cumplirá 15 días en prisión, después de haber confesado entre lágrimas y pedido disculpas públicas en televisión.
En lo que va del año, nueve actores de cine y televisión china han estado vinculados en casos de posesión, consumo, o por “albergar fiestas exclusivas” donde hay droga. En su mayoría han sido encontrados con marihuana y metanfetaminas, especialmente con crystal meth, una droga cuyo uso se ha disparado en los últimos años en China, compitiéndole a la heroína, la más consumida en este país.
Las celebridades no solo tienen que pasar temporadas en prisión y pagar multas, sino expresar públicamente su arrepentimiento ante la sociedad y solicitar a sus fanáticos no seguir sus pasos.
‘Los males de la sociedad’
La lucha frontal contra las drogas es una de las grandes batallas que ha emprendido el presidente Xi contra los llamados “males de la sociedad”: que van desde la prostitución hasta la corrupción. De hecho, en aras de erradicar la última, ha tumbado a prominentes figuras dentro del Partido Comunista, como el exministro de seguridad Zhou Yongkang.
Y por esto está atacando a cabezas visibles y reconocidas, sean estrellas o altos funcionarios; de esta forma, Xi busca mostrar que su fuerza en todos los campos es inclemente ante cualquier guanxi, es decir ante cualquier buena conexión o relación que tenga alguien, porque la ley aplica igual para todos. Y el mensaje ha quedado claro: “El gran Xi es increíble. Miren cómo maneja de bien Pekín. Incluso tener al padre más cool (Jackie Chan) es inútil”, escribió, complacido, un usuario en Weibo después de que se publicó la noticia de Jaycee Chan.
Las presiones de las autoridades han llegado hasta tal punto que más de 40 organizaciones dedicadas al arte y al espectáculo han firmado acuerdos con la Policía Municipal de Pekín en los que se comprometen a no contratar artistas que estén vinculados con drogas, por su “mala influencia en la sociedad”.
Pero el ataque en las altas esferas es solo la punta del iceberg. Desde enero hasta hoy, las autoridades chinas han detenido a más de 7.800 sospechosos de crímenes relacionados con drogas, un 72 por ciento más que el año anterior, y en todas las redadas hechas se han decomisado más de 120 kilos de drogas, 42 por ciento más que el año pasado, según Xinhua.
Para combatir de frente el consumo –que es prohibido en todo el territorio chino–, la Policía de Pekín anunció en abril pasado que iba a iniciar una campaña de pruebas aleatorias de orina. Si bien se habían difundido noticias de redadas en hogares y recintos privados, y se rumoraba de algunas batidas en bares, la medida se confirmó el 9 de agosto, cuando las autoridades acordonaron 2 Kolegas, un famoso bar de la capital. Solicitaron a los presentes alinearse para las pruebas, monitoreadas por los oficiales. El resultado: la detención de nueve personas, cinco de ellas extranjeras.
“Un policía tenía una bolsa llena de pequeños contenedores. Nos ordenaron a todos en el bar hacer una prueba en el acto –escribió Stephen McDonell, corresponsal de la televisión australiana en Pekín–. Tan pronto entregábamos las pruebas, las miraban en contraluz. En algunos casos, había una reacción. Los que ‘perdieron’ la prueba fueron llevados afuera del bar, y sentados en el piso con las manos amarradas atrás y la cabeza agachada”.
De los extranjeros arrestados hay una italiana que se encontraba de vacaciones y que no llevaba más de 24 horas en la capital china. “El consumo no es castigado de forma tan severa en otros países, e incluso si consumiste en un lugar donde es legal y te atrapan, estás sometido a las leyes chinas”, dice un extranjero que prefiere mantenerse en el anonimato.
McDonell precisa que no fueron capturadas personas en posesión de narcóticos o que estuvieran consumiendo en el establecimiento. Su crimen, dice, fue que su cuerpo contenía rastros de THC –sustancia activa de la marihuana– o de otras drogas en su cuerpo. Los chinos arrestados pagarán una condena de 15 días, pero para los extranjeros el castigo es más drástico: no solo estarán en la cárcel por dos semanas, sino que serán deportados y no podrán volver a China durante cinco años.
Recompensa por delatar
En busca de más casos, la Policía de Pekín instauró un sistema de recompensas para aquellos que delaten o den aviso de crímenes relacionados con drogas, sea por teléfono o mediante la cuenta en el microblog Weibo o la aplicación de mensajería Wechat. La medida se ha demostrado exitosa, pues la Policía afirma que gracias a las pistas ya se han detenido a 285 sospechosos.
El ataque tan directo al consumo es algo reciente en China. Los extranjeros usualmente han sido vinculados a casos de narcotráfico, cada vez más comunes debido al aumento en el consumo en el país. El crimen es considerado una gran ofensa por su impacto en la sociedad –en palabras de Xi Jinping es “un problema para el bienestar del pueblo y para la armonía y estabilidad social”–. Y como tal, es castigado: el tráfico de más de 50 gramos de estupefacientes da pie a condenas que van desde los 15 años a cadena perpetua o a pena de muerte.
Tan solo el año pasado fueron arrestados 1.963 extranjeros, 17 por ciento más que en el 2012, según cifras del Ministerio de Seguridad Pública. La mayoría son africanos que intentan ingresar heroína y que pertenecen a grandes mafias, encabezadas por chinos y gestionadas en las calles especialmente por nigerianos.
Pero cada vez más se registran casos de cocaína desde Suramérica. Colombia es el país latinoamericano que más presos tiene en China y los casos de mulas colombianas van en ascenso. Entre 2012 y 2013 fueron arrestados más colombianos que el número total registrado en años anteriores, y se teme que este año el número sea mayor que el del 2013.
Según las últimas cifras entregadas por la Cancillería –en febrero de este año–, hay 84 colombianos condenados por narcotráfico, tres de ellos a muerte pero con suspensión a dos años, es decir que, si pasado ese tiempo el reo ha demostrado buen comportamiento, la pena puede conmutarse a cadena perpetua. Estos nacionales, sin embargo, aún esperan el dictamen judicial, pues ya se cumplieron los dos años.
Al menos 10 extranjeros han sido ejecutados en China desde 1997 por tráfico de drogas. Los dos casos más recientes fueron el de un japonés y dos coreanos que habían recibido la condena a muerte suspendida a dos años, pero que no les fue conmutada a cadena perpetua, como usualmente ocurre. El japonés, que fue encontrado culpable de tráfico de estimulantes, fue ejecutado el 25 de julio, y los coreanos, culpables de traficar 14,8 kilos de metanfetaminas desde Corea del Norte, fueron ejecutados el 6 de agosto, a pesar de las solicitudes de su gobierno.
Hasta el momento, no se han registrado en Pekín casos de colombianos detenidos en las redadas de la Policía, en una de las estrategias contra el consumo más radicales del mundo.
Artículo producido para El Tiempo, Colombia.
También puedes leer:
– Nuevos objetivos en la campaña anticorrupción de Xi Jinping
– Zhou Yongkang: la pieza más alta en la campaña anticorrupción de Xi Jinping
– Pena capital en China: "Matar a la gallina para asustar a los monos"
[Crédito foto: asianpopnews]