Después de un año en el que la política del hijo único fue fuertemente cuestionada, el gobierno chino finalmente comienza a hacer declaraciones públicas sobre una posible reevaluación de esta medida. El ex jefe de la Comisión de población nacional y planeación familiar, Zhang Weiqing, afirmó el miércoles al diario estatal China Daily que el gobierno elabora un plan de acción para liberalizar la medida con la que Pekín controla su crecimiento demográfico desde hace más de 30 años.
Como buena parte de los grandes cambios en China, la modificación sería gradual. El plan prevé permitir dos hijos a todas las familias chinas en 2015 y gradualmente eliminar la prohibición para 2020, como fue recomendado en un informe de la Fundación de Investigación de Desarrollo de China, tanque de pensamiento gubernamental, publicado el mes pasado.
Sin embargo hay sospechas frente a la verdadera intención gubernamental. Desde que fue promulgada, se había puesto como tiempo máximo de aplicación treinta años. Cuando se cumplió la fecha en 2010, las autoridades declararon que gracias a ella, se había evitado el nacimiento de 400 millones de personas y que por lo tanto, continuaría en vigor.
A pesar de la insistencia del gobierno en su supuesta eficacia, cada vez más son más claras las consecuencias negativas de la política. No sólo se ha hecho evidente el costo económico de la seguridad social de una población considerablemente más vieja, sino que la implementación de la medida ha dejado una huella psicológica y humana negativa.
Por un lado, se ha establecido como práctica común los abortos forzados y las esterilizaciones sin permiso para aquellas mujeres que esperan un segundo hijo sin permiso. Ese fue el caso, hace unos meses, de Feng Jianmei, una mujer que fue obligada a abortar a los siete meses de embarazo al no tener el dinero para pagar la multa de 40.000 yuanes (6.422 dólares) para tener su segundo hijo. La intervención provocó un debate nacional sobre la crueldad de la política.
Feng, madre de una niña de cinco años, se resistió y fue llevada a la fuerza al hospital. Su esposo y familia sólo la encontraron cuando la intervención había terminado y si no hubiera sido porque la foto de ella aún en el hospital se hizo viral en Internet, no se hubiera creado una discusión pública del asunto.
Muchas mujeres han denunciado abortos forzados incluso cuando concurrieron voluntariamente a los centros de planificación familiar a solicitar los permisos de segundos hijos. Al ocurrir en áreas rurales, muchos son llevados a cabo en condiciones insalubres.
Otras mujeres han denunciado que después del parto –incluso hasta del primer hijo- les han implantado un dispositivo intrauterino o son esterilizadas sin consentimiento.
Esto les ha generado un fuerte peso psicológico. El esposo de Feng afirmó que después del aborto, la mujer intentó suicidarse varias veces. Según el Centro para el control de las enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, el suicidio se ha convertido en la causa número uno de la muerte de mujeres jóvenes en China.
Y cuando las autoridades no ejercen una presión física directa sobre ellas, amenazan a sus familiares o se ven sujetas a escoger entre la seguridad económica de toda su familia o tener un nuevo hijo.
“Las familias que tienen un hijo “sin plan” –que significa no haber recibido el permiso- pueden enfrentar consecuencias severas. Los padres pueden perder su trabajo o su pensión” contó a LA NACION Kat Lewis, directora de comunicaciones de All Girls Allowed, una ONG basada en Estados Unidos que aboga contra la Política del hijo único en China y apoya a las familias que enfrentan las consecuencias negativas de la medida.
“Un esposo que intentó ayudar a su esposa fue fuertemente golpeado por oficiales. El gobierno demolió la casa de otra familia cuando tuvieron un hijo sin permiso. El año pasado, Ma Jihong murió cuando los oficiales la abdujeron y abortaron su hijo ya maduro” añadió.
Después del caso de Feng, el gobierno ordenó compensar a Feng y a otras mujeres que solicitaron reparaciones por la misma razón, y prohibió la práctica de abortos forzados.
Más hombres vs. mujeres abandonadas
Se calcula que en china hay 37 millones de hombres más que mujeres debido a los abortos selectivos, incluso a pesar de que desde 1994 está prohibido el uso de ultrasonidos para determinar el sexo de los fetos.
Los campesinos chinos tienden a preferir a los hombres porque serán quienes extiendan la familia y cuiden de los padres al llegar a la vejez. El promedio en China es de 120 hombres por 100 mujeres. Se calcula que de 6 embarazos femeninos, 1 es terminado por razones de sexo.
Otra práctica común ha sido el feminicidio, que consiste en el asesinato de las recién nacidas, o el abandono de bebés –especialmente mujeres- cuando las familias campesinas no logran tener un primogénito. Hay 17 millones de niños abandonados entre 0 y 17 años, según la UNESCO; la mayoría son mujeres.
Hoy en día hay pueblos enteros que están poblados principalmente por hombres, creando una desbalance familiar, pues no encuentran con quien casarse, y por lo tanto recurren a “comprar” esposas de ciudades vecinas o incluso de países como Laos o Cambodia.
El desbalance social también ha impactado a los hijos únicos cuando son mayores. Tradicionalmente, los hijos deben hacerse cargo de sus padres cuando entran a una edad mayor y muchos conviven bajo un mismo techo. Pero cuando dos hijos únicos contraen matrimonio, la subsistencia de tres familias –padres, suegros y familia propia- se convierte en una carga económica considerable. El fenómeno ha sido tal que en algunas provincias, como Heilongjiang, se ha implementado una modalidad de subsidio para padres de hijos únicos de 3.000 RMB (481 dólares) para cada uno.
Actualmente se permite tener dos hijos a las familias que son minorías, campesinas –en algunas provincias y cuando tienen una hija mujer- o cuando están formadas por dos hijos únicos. Pero con el crecimiento económico chino, muchas familias acomodadas prefieren pagar las multas. Si una pareja en China quiere tener un segundo hijo, deben esperar entre 4 a 6 años –dependiendo de la provincia- y pagar una suma asignada por las autoridades, que puede llegar a ser hasta 10 veces el ingreso mensual de la familia. En muchos casos la multa va acompañada de sanciones o de pérdidas de empleo, cuando son funcionarios públicos y no tienen tanto dinero.
Pero hay pueblos en las acaudaladas provincias de Guangdong y Zhejiang, compuesta principalmente de empresarios, en los que es común tener dos hijos. Al no tener cargos gubernamentales y ser la pujanza económica de China, las familias se dan el lujo de pagar elevadas sumas, como fue el caso de una familia en Rui’an que pagó 1.300.000 yuanes (204.000 dólares) a inicios de este año por su segundo hijo.
“China ha pagado un enorme costo político y social por esta política, pues ha resultado en un conflicto social, costos altos administrativos y ha llevado indirectamente a un desequilibrio de largo plazo en los géneros” escribe la agencia Xinhua, citando el reporte. La implementación de la política ha sido resaltada como una desigual, pues se salva quien tiene dinero. Y en miras de permitir una nueva fuente de desigualdad entre las clases económicas chinas, el gobierno posiblemente esté dispuesto a tomar cartas en el asunto.
En tanto, descifrando el discurso del presidente Hu Jintao en el reciente congreso del Partido Comunista, se cree que el gobierno está alineado en la decisión, pues es la primera vez que omite “mantener bajos los niveles de reproducción”. Esto significa que el Partido y el gobierno buscarán –gradualmente- mejorar la tasa de natalidad de China.
[Foto: www.tn.com.ar; infografía: www.diariodecuyo.com.ar]
Este artículo fue publicado en la primera plana del diario La Nación, Argentina
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