China aumenta su presencia en Irán tras el levantamiento de las sanciones

In by Andrea Pira

La automotriz estatal Chery expandirá su base productiva en el país, lo que constata a Beijing como el socio más importante de Teherán antes y después del acuerdo nuclear; preocupación geopolítica y avance de la nueva ruta de la seda
A finales de enero pasado el presidente de China, Xi Jinping, viajó a Teherán para reunirse con su par, Hassan Rouhani, y firmar 17 acuerdos bilaterales de comercio por un valor de 600.000 millones dólares, convirtiéndose en uno de los primeros y más eficaces países en aprovechar el reciente levantamiento de sanciones económicas que afectaban al país centroasiático.

Entre estos acuerdos los dos países anunciaron la expansión de la presencia de la automotriz Chery en Irán, donde ya lleva una década. Con una tirada anual de 60.000 autos, Chery es el tercer productor en el país, detrás de las estatales IKCO y SAIPA (que también tiene un acuerdo con la empresa china Brilliance), y espera ahora llevar ese número a 100.000 en los próximos tres años.

La industria automotriz iraní es uno de los sectores más importantes en la economía de ese país, superado sólo por la industria del petróleo y el gas. Representa un 10% del PBI, produce 982.337 autos de todo tipo al año y da empleo a 700.000 iraníes, según datos de la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA, por sus siglas en francés).

Tradicionalmente, los fabricantes de autos iraníes estuvieron influenciados por diseños y matrices europeos, en especial los producidos por las firmas francesas Peugeot y Citroën, con fuerte presencia en el país. Pero ahora es probable que el mercado abra aún más sus puertas a los autos chinos.

Tras el levantamiento el 16 de enero pasado de las sanciones económicas impuestas sobre Irán para limitar su desarrollo nuclear a fines pacíficos, se creó un gran interés en inversores de todo el mundo para entrar en el estancado pero potencialmente mercado iraní.

En este sentido, muchos empezaron a seguir la industria automotriz por su potencial de crecimiento, pero China pareció tomar la delantera con la expansión de los negocios de Chery, lo cual plantea también interrogantes por los efectos que pueda tener en la región.

La colaboración entre Beijing y Teherán no es nueva, sin embargo, y ya en un ensayo de Scott Harold y Alireza Nader de 2012 para la corporación RAND se advertía que la relación “está centrada en las necesidades energéticas de China y la abundancia de recursos de Irán, pero también en la venta de armas, la cooperación en defensa y en ejercer un equilibrio geoestratégico con los Estados Unidos”.

De hecho, China es el principal socio comercial de Irán y el mayor comprador de su petróleo, y tiene además un historial de apoyo político a Teherán; durante las negociaciones que concluyeron con el acuerdo nuclear, Beijing siempre apoyó la postura iraní, se opuso a las sanciones e incluso instó a que sus empresas que ya operaban en el país siguieran haciéndolo, a diferencia de muchas compañías europeas que se fueron bajo la presión de Estados Unidos.

Ahora hay quienes consideran que el crecimiento explosivo de la economía iraní, sumado a la llegada de equipamiento militar chino, podría aumentar la beligerancia de Teherán. “Irán se va a sentir fortalecido al saber que Estados Unidos ya no se opone a sus políticas”, señaló Joshua Landis, de la Universidad de Oklahoma, en un artículo reciente en la revista Newsweek. “Materialmente, tendrá más dinero para gastar en guerra”, agregó.

La nueva ruta de la seda

Sin embargo, la presencia de China en la región, aunque con implicancias geopolíticas, no parece ser beligerante. El megaproyecto “Una franja, una ruta”, presentado como la ruta de la seda del siglo XXI, es una iniciativa de China para mejorar la conectividad y la cooperación en los países de Eurasia que fue anunciado en 2013 por Xi Jinping.

Irán, en este esquema, es una pieza importante en Asia central para asegurar la viabilidad de esta gigantesca ruta de intercambio. Es dudoso, entonces, que esté en los intereses de Beijing apañar una Teherán combativa que contribuya a la inestabilidad de la región, y en ese espíritu parece haberse dado la visita de Xi Jinping a Arabia Saudita, enemiga histórica de Irán, apenas unos días antes de la reunión con Rouhani y que tuvo como tema central la guerra en Siria, Irak y Yemen.

[Crédito foto: gettyimages]
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