Desafiando a la comunidad internacional, entre ellos a China -uno de sus más grandes aliados-, Corea del Norte llevó a cabo ayer su tercera prueba nuclear y amenazó de tener intención de realizar una cuarta. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió con carácter de urgencia el mismo martes para decidir cómo reaccionar y prestó especial atención a la posición de Beijing, al ser el más cercano a Pyongyang.
La explosión se produjo el martes a las 11:57 de la mañana (hora local) en la provincia de Hamgyong, 378 kilómetros al noreste de la capital y provocó un sismo de 5 grados en el área cercana a la detonación. La prueba nuclear, que viola tres resoluciones de la ONU, ocurrió después de semanas de amenazas verbales y beligerancia contra Estados Unidos.
Ayer se hizo público el túnel donde se había llevado a cabo la prueba, luego de que los técnicos y los trabajadores lo abandonaran. La confirmación del ensayo nuclear provino de un comunicado de la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte (KNCA).
"El experimento se llevó a cabo perfectamente en condiciones de máxima seguridad", subrayó KNCA, mientras explica que el objetivo del ensayo era "defender la seguridad del país y la soberanía en contra de la conducta agresiva de los Estados Unidos que han violado las prerrogativas legítimas de nuestra república".
La condena de los Estados Unidos y las Naciones Unidas fue inmediata. Para el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la prueba es una violación de las resoluciones contra Pyongyang, la última de ellas específicamente contra el lanzamiento de un misil de largo alcance y en la que los miembros del Consejo de Seguridad remarcaban su determinación de tomar medidas significativas en caso de cualquier otro ensayo nuclear o balístico.
Previamente a la prueba, los chinos ya habían dictado a los norcoreanos una fuerte advertencia pidiéndoles que no continuaran con el proyecto, a pesar de que era obvio que la detonación era inminente, aseguró la ONU. Luego de la prueba, China no tardó en exponer su rechazo e incluso llamó al embajador norcoreano a rendir cuentas.
Esto aliviana el terreno para eventuales medidas contra la producción nuclear norcoreana, pues China fue uno de los obstáculos en la ejecución de sanciones, tras las detonaciones de Pyongyang en diciembre pasado.
Uniéndose a la condena, Rusia exhortó a Corea del Norte a detener sus "actividades ilegales”. Por su parte, en la sede de la ONU, Japón y Corea del Sur buscan una respuesta coordinada, pero sin excluir la posibilidad de sanciones unilaterales.
El apoyo de China a la condena internacional por el lanzamiento de misiles, ha hecho que en Corea de Norte se le acuse de “haber abandonado sus principios”. Mientras tanto, en Beijing hay quienes se preguntan sobre la evolución de las relaciones con Pyongyang.
El diario Global Times señaló que “los intereses de los chinos no se pueden poner en riesgo por la conducta intempestiva de Corea del Norte”, más aún, en el clima actual de tensión en la región debido a la disputa territorial con Japón. El Global Times también ha llegado a suponer una reducción en la ayuda que ofrece China a Corea del Norte.
Según el Korea Times, Beijing podría estar inclinado a castigar a su rebelde aliado. Al tiempo que la imposición de más sanciones internacionales empujaría a Pyongyang a depender cada vez más de China. La prueba nuclear será también el primer reto para Park Geun-hye, la recién electa presidenta surcoreana, quien asumirá oficialmente el cargo en la Casa Azul el 25 de febrero.
Posibles cabezas nucleares de largo alcance
En las últimas semanas, Corea del Norte había indicado en Washington que seguiría impulsando las pruebas de misiles de largo alcance, como la que dirigió con éxito en diciembre. El régimen siempre ha definido tales pruebas como parte de un experimento científico con el propósito de lanzar un satélite a la órbita espacial.
El éxito de la explosión del martes se combina con información de que Corea del Norte ya usa un artefacto “miniaturizado” para detonar misiles, común entre las potencias nucleares. Esto aumenta los temores de que, al menos en teoría, Pyongyang es cada vez más capaz de montar una cabeza nuclear en un misil de largo alcance, dirigible a cualquier parte del mundo.
El análisis del último experimento norcoreano estima la potencia del dispositivo en 6,7 kilotones (kt), aunque otros datos llegan a cuantificar hasta 10 kilotones. Menos potente en comparación con las bombas lanzadas sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial (Hiroshima con 13 kt y Nagasaki con 22 kt), pero significativa en comparación con las pruebas ejecutadas anteriormente por Pyongyang con explosiones de 1 kt (2006)y de entre 2 a 4 kt (2009).
Otro dato importante es el uso de plutonio o uranio. Se estima que el régimen esté en posesión de una cantidad de plutonio capaz de fabricar entre cuatro y ocho cabezas nucleares, según lo revelado por el ex director del laboratorio de Los Alamos, Hacker Siegfried, y quien visitó la planta de Yongbyon (el principal emplazamiento nuclear de tipo bélico de Corea del Norte) en 2010. A su vez, investigaciones del corresponsal en Tokio del Washington Post, Chico Harlan, han sugerido la hipótesis de que se está trabajando con uranio enriquecido (elemental para la construcción de bombas atómicas).
Según la agencia de noticias surcoreana Yonhap, citando a los servicios de inteligencia de Seúl y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, y de acuerdo con las reacciones estadounidenses, Pyongyang también podría estar decidiendo llevar a cabo una prueba adicional. La hipótesis ya no queda sólo como una amenaza de Kim Jong-un.
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