China 101: La ceremonia del té

In by Andrea Pira

Durante mucho tiempo, los chinos consideraron el té como una medicina. Solo desde el siglo VIII, la bebida se incorporó en las tertulias intelectuales y se le otorgó un carácter de pureza y armonía. En la filosofía oriental, la pequeña taza representa higiene, simpleza y moderación. Alguna vez Confucio, Lao Tze y Buda se encontraron ante un jarro de vinagre, símbolo de la vida. Cada uno, introdujo un dedo dentro del brebaje para probarlo. A Confucio le pareció ácido, Buda lo describió como amargo y Lao Tze aseguró que era dulce.

La imagen alegórica de la leyenda llamada ‘Los catadores de vinagre’ explica la orientación de cada una de las corrientes filosóficas y nos acerca al significado del té en Asia y, específicamente, en China.

El té es una de las ceremonias donde algunos conceptos del taoísmo tuvieron injerencia, concediendo simbolismos y modificando la práctica. Ésta, desde entonces, derivó de los ritos del taoísmo y el zenismo, de sus concepciones de la vida y el arte.

Si describiéramos la ceremonia del té, a partir de los siete pasos, sería: calentar el agua y envasarla en la tetera para que se aclimate. Posteriormente, colocar las hojas del té hasta aproximadamente un tercio de la capacidad de la tetera. Esperar a que las hojas se calienten y luego desechar el agua restante con el objetivo de limpiar las hojas de cualquier impureza. Enseguida añadir el agua hasta que la capacidad del recipiente esté completa. En este paso, la temperatura del agua es importante y debe depender del tipo del té que se utilice. Por ejemplo, para  tés como el negro y el Oolong que requieren más tiempo en remojo, la temperatura no arruina la receta como lo podría hacer con  té verde o blanco (que tan solo necesitan entre 2 a 3 minutos).  Finalmente, el té se sirve en las tazas y se mueve continuamente la tetera, de tal manera que todas tengan el mismo color, sabor y aroma.

El té y su connotación van más allá de una práctica mecánica y repetitiva. El té requiere una apreciación y no es posible reducirlo a una mera costumbre.

El significado de la infusión ha variado con el tiempo y específicamente con cada dinastía. De acuerdo con Kakuso Okakura, en su obra ‘El libro del té’, hoy el procedimiento es lo verdaderamente importante ya que está ligado al planteamiento taoísta de la inmortalidad a través del eterno cambio. Lo significativo no es el fin del acto sino el hecho de perfeccionar el acto. El té acompaña al cambio y se transforma en un medio de conocimiento.

Lo Tung, poeta durante la dinastía Tang escribió sobre el té: “Con la primera taza embellezco mis labios y garganta. Con la segunda me evado de la soledad, con la tercera le permito impregnar mis estériles intestinos donde no encuentra sino unos cinco mil tomos de antojadizos ideogramas. Con la cuarta comienzo levemente a transpirar todas las injusticias de la vida que pasarán por los poros. Al tomar la quinta taza la purificación será total; la sexta taza ¡ay! Ya no es posible tomar más”.

El té es un arte que valora la higiene, porque estimula la limpieza, además de la moderación, porque la ceremonia evidencia la afinidad con la simpleza, la contemplación y la espera.

Quizás es el té la única ceremonia en donde oriente y occidente han coincidido. Europa conoció mejor a oriente desde la época de los grandes viajes de descubrimiento y colonización. A pesar de que durante muchos años se ignoraron las filosofías, la ética y religión de las culturas asiáticas, se aceptó sin ningún problema a la famosa infusión. Fue así como el té se convirtió en un hábito por excelencia de la sociedad europea, no por nada, desde la primera mitad del siglo XVIII, Londres convirtió sus cafés en salones de té en donde los intelectuales “vaciaban sus teteras”.

Crédito foto [zi-chun.com/]

También puedes leer:

– China 101: Así descubrieron a los Guerreros de Terracota

– China 101: Quién fue la única emperatriz china

– China 101: La masacre de Nanjing