Caminando sobre la muralla: Y después de China…. ¿Qué sigue?

In by Andrea Pira

Después de estar en China por año y medio, y de estar en un una maestría en donde el tema a estudiar es el chino mandarín, regresar a México no fue tarea sencilla. Por lo menos así lo vivió nuestro colaborador César Ocampo.
En el mundo de los estudios y escritos sobre China, es común encontrar información sobre cómo prepararse para ir a este gran país. Sin embargo, es muy poco, o casi nulo, lo que se narra sobre cómo regresar al país natal. Es por eso que en esta ocasión he decidido aportar un poco de mi experiencia personal en cuanto a cómo prepararse y qué esperar en casa después de haber vivido un determinado tiempo en la nación asiática.

Jetlag

El primero de los cambios, y casi inevitable, es el famoso jetlag o descompensación horaria, efecto de un desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona (que marca los periodos de sueño) y el nuevo horario que se establece al viajar largas distancias, a través de múltiples zonas horarias. El resultado de este jetlag varía en las personas, y por lo regular suele entrar en efecto a la hora de dormir, impidiendo conciliar el sueño o llevando a la persona a levantarse a horas irregulares.

Gente distinta

China y las demás naciones asiáticas se distinguen por tener una población esbelta, por lo que al regresar a un país de América Latina, como México, después de haber visto chinos delgados en las calles todos los días, uno se queda con la sensación de que la gente ha subido un poco de peso.

Costumbres inevitables

El primer choque cultural al que me enfrenté al regresar a México ocurrió en un restaurante cenando con amigos. Al momento de pagar la cuenta, me hicieron notar que aún me faltaba dinero, sin embargo, y de acuerdo a mis cálculos, la cantidad era exacta. Entonces, uno de ellos me comentó que aún no había aportado para la propina, y en ese instante me percaté de que ya no estaba en China y que, al contrario de las costumbres en Pekín, debía dejar unos pesos de más.

Por otro lado, al regresar a México, conocidos y amigos cercanos me hicieron notar que traía algunas costumbres de China que suelen ser un poco raras para los mexicanos, incluso pueden llegar a ser incomodas. Por ejemplo, escupía en la calle con mayor frecuencia, algo que causaba cierto disgusto.

Idioma

El tema del idioma es algo interesante, ya que a pesar de haber convivido a diario con mexicanos durante mi estancia en China, pude notar algunos cambios o deficiencias en mi español. Por ejemplo, cuando trataba de hablar con mis amigos y/o conocidos sobre las costumbres o comida china, me preguntaban si se me estaba olvidando el español. En ciertos temas, me costaba trabajo ordenar las ideas, incluso mi velocidad de pronunciación había disminuido notablemente.

Entre amigos, el desconocimiento de nuevas palabras coloquiales era obvio, lo cual dificultaba mi participación en las conversaciones que se entablaban; algunas veces, incluso, era motivo de burla.

Otra de las curiosidades idiomáticas, es el hecho de que inconscientemente se le salen a uno palabras en chino o inglés, expresiones de uso diario que se utilizan normalmente con los amigos o compañeros en China, pero que en un país de habla hispana resultan totalmente desconocidas.

A pesar de que regresar a mi país natal no fue cosa de gran dificultad, no se deben dejar de lado estos factores que, pese a no ser tan complicados, al final pueden obstaculizar el proceso de readaptación.

[Crédito foto: Curiosodato]

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