El cronista de esta nota se paseó en el mismo mes por los supermercados y comercios de Buenos Aires y Beijing, mirando precios. Más allá de las diferencias culturales, ¿cuánto cuesta vivir en cada una de estas ciudades?
Buenos Aires se convirtió en una de las ciudades más caras del mundo. Fue en los noventa cuando su moneda se equiparaba al dólar, con el famoso plan de convertibilidad que llevó al país a la mayor crisis económica de su historia, en 2001. Hoy, con la última devaluación argentina, se encuentra en el puesto 86 de ciudades más costosas del planeta. Beijing, por su parte, es la segunda ciudad más cara de Asia para extranjeros, según la consultora ECA. Un paseo por los establecimientos comerciales de ambas ciudades muestra que, al menos para el bolsillo, no es demasiado diferente estar en Buenos Aires o Beijing.
Comencemos por Argentina. En estos momento, a pesar de la acelerada inflación -o a causa de ella- se vive en el país un momento de consumismo casi desenfrenado: muchos dicen que si no gastan el dinero se les esfuma:
-Es que la plata no te rinde -, dice un taxista canoso, mientras cruza el microcentro porteño- No se puede ahorrar.
– ¿Y qué hace con la plata si no ahorra, invierte en algo?
– No, ¿en qué voy a invertir?
El taxista, después, se pierde en criticas al gobierno nacional. Dice que da pero que no da, o da como no debiera. Termina la conversación diciendo: – Con el programa de asignación universal, por hijo les dan mil pesos a los pobres. Yo tendría que hacer eso: tener seis chicos así me dan mil por cada uno y dejo de laburar, y listo.
– ¿Y por qué no lo hace?
– Es que uno es un pelotudo, ¿qué querés?
En Beijing los taxistas se cuidan de criticar al gobierno, pero también se quejan de los precios. Quejarse del clima y de los precios debe ser una costumbre universal.
Para esta comparación pondremos los precios en dólares, como referencia. En Argentina existen dos cotizaciones del dólar, uno oficial a 8,4, y otro paralelo a 14,15. Utilizaremos el dólar oficial.
Empecemos por el café. Mientras que en Argentina es una costumbre cotidiana en China aún es raro. Los bares para beberlo, conversar y leer el diario son parte de la costumbre porteña: dicen que después de París es la ciudad con más bares del mundo.
Los bares son en Buenos Aires lugares de una sociabilidad gris y cotidiana. En ellos se puede tomar un café con leche con media lunas por 35 pesos, aproximadamente 4,17 dólares -los precios varían mucho de acuerdo a los bares-. En China el café no es algo cotidiano sino es más bien casi un lujo. Un Café con leche de Starbucks cuesta 20 yuanes, 3,23 dólares.
Un plato en un restaurante promedio en Buenos Aires cuesta unos 70 pesos, 8,33 dólares, incluyendo pan y una bebida. En Beijing, un plato chino puede variar entre 15 y 45 yuanes, 2,50 a 7,30 dólares.
La carne vacuna es el elemento principal de la dieta argentina -el país fue por décadas el país con mayor consumo de carne vacuna del mundo- y existen diferentes tipos de cortes exclusivamente argentinos, por lo que es difícil hacer un paralelo con los precios chinos. Actualmente en Argentina está disminuyendo el consumo de carne notablemente. Es el caso contrario de China, que después de pasar décadas con un consumo muy bajo, ahora está aumentando a medida que su economía florece.
En Argentina un kilo de lomo cuesta unos 65 pesos, 7,74 dólares, mientras que en China cuesta 50 yuanes, 8.10 dólares.
En Argentina la carne de cerdo es cercana a los 50 pesos, 5,95 dólares. En China la carne de cerdo es especialmente valorada -de alguna manera ocupa el lugar de la carne vacuna en Argentina-. Tanto que el carácter que designa casa o familia (家) está compuesto por techo+cerdo: en la cultura tradicional china con un techo y un cerdo se tenía todo para constituir un hogar. El kilo de la carne de cerdo en China es de 30 yuanes, 5,00 dólares.
Pasando al rubro de entretenimientos, una entrada al cine cuesta en Buenos Aires unos 80 pesos, 9,52 dólares, mientras en Beijing 80 yuanes, 12,90 dólares. La tendencia también indica que los argentinos gastan cada vez menos en ir al cine, en tanto que para los chinos aumenta cada vez más el gasto en esta actividad.
China es hoy el segundo mercado para el cine del mundo. En 2013 los chinos gastaron en cine 21.700 millones de yuanes (3.600 millones de dólares), 48% más que en 2012. La tendencia es a aumentar estos indicadores.
Ahora, si un porteño que va al desea comprar zapatos de la tienda ZARA, deberá pagar alrededor de 300 pesos, o 35,70 dólares, mientras que si un chino elegante quiere calzar los mismos zapatos deberá pagar entre 100 y 300 yuanes, es decir entre 16,20 y 48,50 dólares.
Si al salir del cine el porteño quiere leer una novela en su casa, difícilmente la consiga nueva a menos de 200 pesos, 23,80 dólares. Si el pekinés tiene el mismo capricho que el porteño, a él le saldrá más barato: un libro impreso cuesta en Beijing entre 25-40 yuanes, menos de dos dólares.
Supongamos que para ir al cine el porteño decide bañarse y lavarse los dientes. El champú le costará unos 25 pesos, 2,98 dólares; el dentífrico 20 pesos, 2,38 dólares; y el cepillo 10 pesos, 1,19 dólares. Mientras el chino pagará por el champú 25 yuanes, 4,04 dólares; por el dentífrico 15 yuanes 2,42 dólares; y por el cepillo 5 yuanes, 0,81 dólares.
Como se ve, la mayoría de los precios no varían demasiado de una ciudad a otra. Pero mientras que en Argentina el salario mínimo está fijado por el gobierno nacional en 4.000 pesos (476,04 dólares), en China el salario mínimo está en 1.000 yuanes por mes, 163,04, según la Oficina Nacional de Estadísticas de China. El salario medio, según las mismas fuentes, está en 6.500 pesos en Argentina, o 773,57 dólares, y en China es de 2.500 yuanes, o 407,60 dólares.
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