Todavía falta más de una semana para que cierre el mercado de transferencias de invierno en la Superliga china. Sin embargo, los principales clubes del país asiático ya han invertido cerca de 268 millones de euros en fichajes en lo que va del 2016, una cifra superior a la de cualquier otra liga de fútbol en el mundo.
Los primeros fichajes que dieron de qué hablar fueron los del brasilero Ramires, el marfileño Gervinho y el colombiano Fredy Guarín. Los clubes Jiangsu Suning, Hebei China Fortune y Shanghái Shenhua, respectivamente, pagaron un total de 59 millones de euros por estas figuras internacionales.
Luego llegó la noticia de que el Guangzhou Evergrande había pagado 42 millones de euros al Atlético de Madrid por Jackson Martínez, y cuando todos creían que el delantero colombiano había sido el fichaje más caro de la Superliga china, los titulares deportivos sorprendieron con el anuncio de que el Jiangsu Suning había adquirido al volante del Shakhtar Donetsk, Alex Teixeira, por 50 millones de euros. El último traspaso que ha hecho ruido fue el del argentino Ezequiel Lavezzi, que se desempeñaba como delantero en el PSG, al Hebei China Fortune.
Foto: Mirror
Lo interesante de la apuesta de China es que paga generosas cifras por jugadores que ya están cerca de “colgar los guayos”. De los deportistas mencionados, Teixeira es el más joven, con 26 años, y los otros tienen entre 28 y 30 años. A pesar de que el atacante argentino es el más viejo, será uno de los jugadores mejor pagados en el mundo.
“China tiene la capacidad económica y la ambición para construir la liga más fuerte del planeta”, publicó Semana, una de las revistas más prestigiosas de Colombia, en un artículo reciente titulado El dragón que podría cambiar el fútbol mundial. “Esta expansión modificaría la geopolítica del balón”.
A pesar de que China se enorgullece de haber inventado el futbol hace alrededor de 2.000 años, nunca ha sido una potencia futbolística, y actualmente ocupa el puesto 93 en el ranking mundial de la FIFA. Al contrario, los equipos de la Superliga han sido criticados por su bajo nivel competitivo, y el seleccionado nacional solo ha traído vergüenza para el deporte local.
Basta con recordar el pésimo desempeño en el mundial Corea-Japón 2002, donde recibieron goles en nueve ocasiones y no lograron vencer el arco rival ni una sola vez, o el ridículo que hicieron en 2013 durante un partido amistoso en casa contra la selección sub-23 de Tailandia, que goleó 5 a 1. Tras la humillación, la federación china de futbol pidió disculpas públicamente.
Sin embargo, para un país que obtuvo la mayor cantidad de oros durante las Olimpiadas del 2008, las disculpas parecen no ser suficientes, y el presidente Xi Jinping, quien asegura ser un fanático del fútbol, se ha comprometido a sacar adelante el deporte como parte del “sueño chino”. En 2011, cuando ocupaba el cargo de vicepresidente, manifestó que quería que China participara, fuera anfitrión y, finalmente, ganara un mundial.
En ese entonces ya se estaba hablando de grandes figuras en el futbol chino como Didier Drogba, quien jugó en el Shanghái Shenhua en 2012, o el paraguayo Lucas Barrios, que hizo parte del Guangzhou Evergrande antes de partir al Spartak Moscow en agosto de 2013.
“Sólo hay que ver los fichajes tan importantes que se están haciendo para saber que el campeonato chino va a crecer mucho en los próximos años”, dijo Rafa Jordá en 2012, cuando fue transferido del Levante al Guizhou Renhe, en entrevista con el portal Futbol Asiático. “Están llegando jugadores muy importantes de otras ligas”.
No obstante, las adquisiciones de futbolistas de talla mundial solo son una parte del plan de Xi por darle mayor relevancia al futbol y generar mayor competitividad dentro de la liga local. El año pasado, el Comité Central del Partido Comunista aprobó un plan de 50 puntos como respuesta a las ambiciones del mandatario chino. Algunas de las metas propuestas fueron la creación de 50.000 escuelas dentro de los próximos 10 años y hacer del futbol una actividad obligatoria para estudiantes de primaria y secundaria en las escuelas del país.
“Yo creo que poco a poco China va a lograr crear una base que le permita desarrollar jugadores a futuro”, dijo Armando Hernández, futbolista amateur y entrenador de chicos en Beijing. “Hoy en día, esa plataforma profesional todavía no existe, pero la infraestructura y los recursos sí los tienen”.
La Escuela de Futbol Evergrande de Guangzhou es uno de los mejores ejemplos de esta iniciativa. Con 167 hectáreas, 50 canchas de futbol, gimnasio, piscina olímpica, biblioteca y sala de computadores, es la academia futbolística más grande del mundo. Además, los 2.600 estudiantes están bajo la dirección de 150 entrenadores profesionales, 22 provenientes de las principales ligas españolas.
Foto: Sanghee Liu/Sydney Morning Herald
“El futuro del futbol chino esta aquí”, dijo Juan José Rodríguez Berraco, un joven entrenador español que llegó a Guangzhou desde el Atlético de Madrid, en entrevista con el Sydney Morning Herald. “En España, tener tantos estudiantes o contar con un campus de dimensiones semejantes es casi imposible”.
En los últimos años, también se ha visto un enorme interés por parte de los chinos en adquirir participaciones en equipos europeos. En noviembre del año pasado, Rastar Group, una empresa china con sede en Hong Kong, anunció que había acordado la compra del 45,1% del RCD Espanyol, y señaló que esperaba poder adquirir el 56% de las acciones en los próximos meses. El negocio está valorado entre 143 y 178 millones de euros.
Días atrás, la CEFC China Energy Company habría adquirido una participación mayoritaria en el Slavia Prague, uno de los clubes más antiguos de República Checa, y, a principios de 2015, el magnate Wang Jianlin, propietario de Dalian Wanda Group, compró 20% del Club Atlético de Madrid por 45 millones de euros.
Las ultimas maniobras de China, sin embargo, también han sido criticadas. Varios analistas han señalado que las millonarias inversiones obedecen más a intereses políticos que al amor por el deporte.
“Es lo que el presidente quiere”, le dijo Tony Rallis, agente encargado de la transferencia del australiano Trent Sainsbury al Jiangsu Suning, al Daily Mail. “¿Cómo se diferencia esto del gobierno chino instando a las grandes compañías a invertir en fincas australianas o países africanos? Para mí, es un ejemplo de debida diligencia y planeación adecuada”.
Por otro lado, muchos clubes europeos están en desacuerdo con que el dragón chino se “robe” a las superestrellas, dado que muchas veces las negociaciones se hacen directamente con el jugador y no entre clubes. Los jugadores son seducidos por los salarios astronómicos, y no hay inconvenientes para pagar las penalidades al equipo dueño de los derechos deportivos.
Este año, la Superliga China ha invertido 60% más en jugadores que en el mismo periodo del año pasado, y podrá fichar hasta el 26 de febrero, lo que significa que aún puede haber sorpresas antes de que comience el campeonato el 4 de marzo. Y no solo en términos de jugadores. El ex técnico del Chelsea, José Mourinho, fue fotografiado en Shanghái hace unos días junto a Jorge Mendes, su agente, y Zhang Dazhong, director ejecutivo de Alisports. ¿Será que Mou también morderá el anzuelo lanzado por el dragón asiático?
[Crédito foto: CNN]
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