El precio de alquiler en Beijing incrementa a un ritmo frenético. Como consecuencia, para muchas personas de escasos recursos que quieren salir adelante en la capital, vivir bajo tierra se ha convertido en una opción viable de alojamiento.
Wei Kuan es un joven de 27 años que pasó de ser un ladronzuelo a un vendedor de seguros. Si bien sus amigos viven en la superficie, él cree que el hecho de vivir bajo tierra lo convierte en un trabajador más eficiente. “Me va bien porque tengo miedo de ser pobre", le dijo a Aljazeera. "Muchos de mis colegas viven sobre el suelo, pero yo considero que vivir como ellos es demasiado cómodo. Un lugar como este hace que trabaje más duro”.
Wei hace parte de lo que en Beijing se conoce como ‘shuzu’, o "tribu de ratas". A diferencia de él, que hoy está ganando cerca de 4.800 dólares al mes, y dice estar ahorrando para poder comprar cosas más adelante, la mayoría de las personas que viven bajo tierra son jóvenes que no tienen los recursos económicos para pagar una renta en otro lugar, o no cuentan con un ‘hukou’, o permiso oficial de residencia.
Muchas universidades chinas entregan el diploma con la condición de que los alumnos hayan asegurado un trabajo. Como consecuencia, miles de estudiantes buscan oportunidades laborales en Beijing a como dé lugar. Esto significa que, con tal de obtener un trabajo de día, no importa donde se esté durmiendo de noche. Sin embargo, en los sótanos de Beijing también se pueden encontrar desde barrenderos y estilistas, hasta actores y recién casados. El alquiler de un apartamento oscila entre 40 y 50 dólares por mes, y en un espacio de 90 metros cuadrados se pueden ubicar hasta 10 personas.
Según reportes de CNN, Aljazeera y Vice, se estima que durante el mandato de Mao Zedong se construyeron más de 20.000 bunkers subterráneos en todo Beijing con el objetivo de proteger la ciudad contra un posible bombardeo soviético. Ambas naciones se encontraban en una disputa por la supremacía ideológica en el bloque Este y habían librado una sangrienta guerra fronteriza en el rio Amur en 1969. Según Aljazeera, alrededor de 300.000 personas fueron empleadas para su construcción.
En los años 80, cuando Deng Xioaping llegó al poder y la amenaza soviética terminó, los bunkers comenzaron a ser utilizados como vivienda. Incluso, la Oficina de la Defensa Civil determinó que dichos lugares debían ser comercializados. En entrevista con Aljazeera, un antiguo funcionario encargado del proyecto, recuerda en la década de los 80 Beijing tenía 800 hostales, supermercados y cines, todos bajo tierra.
En el 2010, el gobierno chino prohibió habitar los sótanos de los edificios. Sin embargo, debido a la poca regulación, existen estimaciones de que hoy en día hay alrededor de 1 millón de personas viviendo bajo tierra en la capital china, aunque el número no es del todo claro.
“Por supuesto, nadie prefiere vivir bajo tierra, pero hay una preferencia debido a la ubicación”, le dijo Annette Kim, profesora de Planeación Urbana de la Universidad de Beijing, a Aljazeera. Al vivir cerca de los principales anillos de la ciudad, los tiempos de desplazamiento hacia el trabajo se reducen notablemente.
Si bien es cierto que vivir en los refugios subterráneos puede ser una buena opción en términos de ubicación, el estigma de vivir bajo tierra en China es muy fuerte. Incluso, Annette Kim tiene reportes de migrantes cuyos familiares no saben que ellos hacen parte de la "tribu de ratas" de Beijing.
[Crédito foto: io9]
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